Está por escribirse la historia política de la Venezuela del siglo XX y XIX, deslindada de la concepción positivista de la historia que impuso José Gil Fortoul, Laureano Vallenilla Lanz, J. M Arcaya y otros intelectuales.
Sigue pendiente el análisis crítico de los partidos, de derecha y de izquierda, y del papel de sus direcciones políticas.
Y todavía no se ha realizado un balance riguroso y sistemático de las alianzas o frentes electorales.
Después de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez y la llegada del General López Contreras a la Presidencia de la República en 1936 se inicia una serie de procesos electorales y surgen diversos frentes partidistas con la finalidad de participar en diferentes elecciones presidenciales: tales como las relacionadas como la transición López Contreras – Medina Angarita 1936-1945; el Trienio Adeco 1945-1948; el régimen de Delgado Chalbaud y Pérez Jiménez 1948-1958; el Puntofijismo 1958-1998 y el proceso Bolivariano, 1999-2020.
Todos los frentes partidistas dirigidos por las direcciones de AD y el PCV condujeron a derrotas políticas y también para el pueblo venezolano.
El frente más significativo y de aliento popular es la Junta Patriótica (1957-1958) para enfrentar a la dictadura de Pérez Jiménez; conformada por el PCV, AD, URD y COPEI, la Junta Patriótica se agota por la ausencia de un programa común y de una concepción democrática y popular del poder.
Los frentes partidistas victoriosos son los de la derecha (AD, COPEI y el Puntofijismo).
Todas las alianzas políticas-electorales fracasaron, en lo fundamental, durante el período 1958-1998,.
El Comandante Chávez y el chavismo, cambiaron la correlación de fuerzas políticas y electorales a favor de nuestro pueblo: ahí está el resultado concreto, la Revolución Bolivariana victoriosa.
Cualquier otro frente partidista-electoral que pretenda aparecer como salvador al margen del chavismo y el Presidente Maduro acosado por el asedio imperialista yanky y el COVID-19, será condenado la historia, más temprano que tarde.
Reflexionemos a profundidad, y no cometamos más errores de principio: las elecciones de la Asamblea Nacional de 06.12.2020 significa una batalla que nos exige marchar unidos: Como dijo el Comandante Chávez,
«Unidad, Lucha, Batalla y Victoria»
El egocentrismo, la pelea por posiciones institucionales y la figuración burocráticas no es el camino que nos señalan Guaicaipuro, Bolívar, Zamora y Chávez; que por cierto, nunca estuvieron en algún parlamento y dejan las huellas profundas de nuestra historia, con su liderazgo y su legado que hoy es asumido por la Revolución Bolivariana.
Las elecciones del 06 de diciembre es una batalla que debemos ganar en esta línea de combate contra el imperialismo yanky en decadencia histórica.
Reflexionemos a profundidad con la dialéctica y no con base del idealismo filosófico.
Manuel Gutiérrez en un escrito (octubre 1990), sobre el tema del materialismo dialéctico, nos señala lo importante de volver a Heráclito, Platón, Aristóteles, Hegel, Engels y Marx.
Nos dice Gutiérrez que «Platón en sus diálogos socráticos se refiere al método… de la pedagogía clásica para la transmisión de la enseñanza:
Dialogar;
Hacer preguntas;
Conversar,
Confrontar criterios e ideas;
Surgimiento de la verdad.
Platón definió la dialéctica cómo la disciplina que regula las relaciones entre las ideas y la definió como ciencia máxima o ciencia de los hombres libres
Esta concepción de dialéctica se limita al aspecto formal del choque entre ideas contrapuestas y conceptos antagónicos.
La dialéctica marxista significa una concepción del mundo y de la totalidad social como un todo histórico, multiforme y contradictorio, que es ajena a todo formalismo. Desde esa visión de una totalidad contradictoria, la verdad de una situación política depende del desarrollo de las contradicciones y de cómo resolver las contradicciones en el seno del pueblo. Ello es así, sobre todo cuando todavía no hemos derrotado al imperialismo y la patria vive peligrosamente.