La victoria electoral del Partido Socialista de Venezuela (PSUV) es incuestionable. Ganar el casi el 90 % de las gobernaciones y las dos terceras partes de las alcaldías en un panorama nacional afectado por un asedio permanente, un bloqueo y tensiones internas crecientes merece como mínimo un segundo Récord Guiness.
Igualmente incuestionable es el tesón, el tiempo y la paciencia invertidos por el presidente Nicolás Maduro y su equipo en insistir en celebrar las elecciones y en propiciar la participación de las oposiciones en las mismas. Participación que, sumada a la presencia de más de 300 veedores nacionales e internacionales, debería implicar la aceptación de las reglas del juego por ṕarte de quienes hasta ayer estaban dedicados a patear la mesa para quedarse con todas las fichas.
Y digo “debería” porque estoy convencida de que los países, las organizaciones políticas y los organismos internacionales subordinados a Estados Unidos van a seguir intentando salir de Maduro, del chavismo y de la “chusma” chavista. Tal como puede desprenderse de sus interpretaciones delirantes de los resultados electorales, de la aparición súbita de servicios saboteados y de sus ansias por convocar a un referéndum.
De allí que resulte más que acertado el llamado del Presidente Maduro al análisis de los escenarios local, regional y nacional y a la rectificación de lo necesario “…para hacer irreversible la revolución del siglo XXI, nuestra Revolución Bolivariana fundada por el comandante Chávez”
Con la idea de contribuir con el análisis, voy a destacar algunos elementos que, entre múltiples variables a considerar, vale la pena tomar en cuenta:
Los votos que le dieron el triunfo al PSUV no fueron todos votos duros o aprobatorios sino que incluyeron votos en contra de la posibilidad de que la oposición retome el poder y volvamos a la realidad pre Chávez. La suma de estos últimos y la abstención de un tercio de la militancia puede tornarse preocupante.
La brecha creciente entre el precio de la canasta básica y el salario mínimo vital (Pasqualina Curcio, Sobre la Incidencia Salarial 1/12/21). Imposible de salvar con bonos o con “rebusques” en el caso de adultos mayores.
La brecha también creciente entre “los pocos”, dueños y clientes de centros comerciales, hipermercados y bodegones vendedores de productos y de patrones de consumo importados, y “los muchos” indignados ante tanta inequidad
El deterioro de las condiciones de vida por el mal funcionamiento del transporte y demás servicios básicos. La incapacidad de los responsables de explicar las limitaciones que tienen para prestarlos adecuadamente y lo que están haciendo para mejorarlos.
El secretismo y la sordera del poder constituido ante propuestas y reclamos del poder constituyente al cual se deben y su resistencia a valorar adecuadamente las organizaciones y movimientos populares.
¡Adelante con las 3 R!