Hoy se cumplen sesenta años de la muerte de Frantz Fannon, un intelelectual de los grandes, de los que llegan a la grandeza porque ponen su talento, su honestidad y su compromiso al servicio de las mejores causas de la humanidad, o como el tituló su memorable trabajo _Los Condenados de la Tierra_ . Qué diferencia con los que eceptan subvenciones del imperio, sí, los que se alquilan para ser mercenarios contra sus propios pueblos, los asalariados de la Open Society de George Soros, o los que cobran por la nóminas de Eliot Abrams, o esos que pasan semanalmente por las embajadas de USA a recibir sobresitos de pagas por realizar trabajitos «intelectuales» en las redes detrás de un teclado, u otro trabajo sucio para sus amos -hay de todo-, esos bichitos son solo unas cucarachas al lado del gran Fannon, a esos pequeños seres al servicio del imperio la su grandeza es del tamaño de una green card, en cambio, los Fannon siguen creciendo en la misma proporción en que la humanidad avanza por el difícil camino de búsqueda hacia el horizonte de la esperanza.