Durante las últimas semanas, la agenda global ha presentado múltiples encuentros que demuestran las contradicciones y posiciones de las naciones en este importante escenario internacional.
El Foro Económico Mundial (Davos), la 68º Reunión del Club de Bilderberg, la Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio, la Unión Económica Euroasiática, la cumbre extraordinaria de la Unión Africana y, en pleno desarrollo, la Cumbre de las Américas.
Elementos esenciales de las relaciones internacionales han estado bajo los cristales de las naciones del mundo, los principios y derechos, el reconocimiento, autodeterminación, soberanía, hoy se debaten en el marco de grandes temas y organizaciones:
El reordenamiento geopolítico, los desafíos de la OTAN, su rol y reorganización, China y Rusia en el nuevo orden internacional, la reconfiguración del indo-pacífico, cambios en el sistema financiero internacional, la inflación, crisis alimentaria, la seguridad y sostenibilidad energética, el conflicto ruso-ucraniano, la salud global en el marco de grandes virus y pandemias, el comercio desglobalización, sanciones y regionalización de actores.
La complejidad de este entorno global, genera incertidumbre ante las acciones que diseñan, evalúan e implementan aquellos que luchan por mantener la hegemonía y aquellos que impulsan un nuevo equilibrio de poder.
Hoy más que nunca la diversidad de actores y organizaciones deben aprender a coexistir y la carta de la ONU es un instrumento rector para las relaciones internacionales. La diplomacia, la negociación y mediación, se mantienen vigentes. La diplomacia de paz y la diplomacia bolivariana poseen las bases de las relaciones en el marco del respeto, autodeterminación, resistencia y reconstrucción de un mundo plural y multicéntrico.