La pandemia y el conflicto en Ucrania no solo han rasgado el velo que cubría la existencia de una crisis de hegemonía, sino que la han profundizado hasta niveles que permite, ahora, tener condiciones reales que amenazan con resquebrajar, definitivamente, el orden mundial del imperialismo estadounidense. El vertiginoso ascenso de China y la creciente multipolaridad relativa frente al declive de Estados Unidos (EE.UU.) -como potencia hegemónica-, son piezas claves de las dinámicas que determinan la actual recomposición del poder a escala global.
En medio de esta crisis llegó 2023, pero los juegos pirotécnicos del nuevo año no pudieron acallar el crujir de los cimientos del orden occidental, un orden conformado sobre los resultados de la Segunda Guerra Mundial, pero que hoy convulsiona de la peor manera, debido a las enconadas disputas en varios puntos del planeta. Son síntomas del parto del nuevo orden mundial multipolar.
No es cualquier cosa, el orden mundial, globalista unipolar, padece actualmente de graves dolencias: el conflicto bélico en Ucrania (provocado por occidente desde 2014 con la intención de debilitar a Rusia, pero con resultados que no calculó), el lanzamiento de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), el avance de los BRICS (bloque integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y la vigorosa expansión de la Organización para la Cooperación de Shanghái (OCS) liderada por China y Rusia.
¿Qué se derrumba? Sin duda, una dictadura. Con la desintegración de la Unión Soviética y la mayor parte del mundo socialista (1989-1991) se desplegó a sus anchas el neoliberalismo, la llamada globalización, el Consenso de Washington, e impuso la dictadura de los intereses del capital financiero global, instauró, de hecho, una estructura de poder transnacional para administrar ese orden.
Con EE.UU., erigido en policía mundial, se montó todo un andamiaje de institucionalidad globalista. Organizaciones multilaterales creadas en posguerra, bajo el control de EE.UU., como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio (OMC), etc., impusieron un conjunto de normas globales, e incluso establecieron tribunales internacionales para minimizar o eliminar las soberanías de los Estados nacionales.
Venezuela al defender su soberanía e independencia ha sido víctima de esa dictadura, por eso, también, lucha por un orden mundial más justo y democrático.
09-01-23
