Al presentar el nuevo misil Oreshnik, Putin se preocupó de destacar que se trata de un arma nueva, cuyo origen no es soviético. Como los mejores magos, “Putin se ha sacado un conejo de la chistera”, decía una web estadounidense, y no hay nada mejor que probar el invento sobre la marcha.
Pero el jueves no todo fueron novedades. Había viejas cuentas que saldar y Putin aprovechó la ocasión para recordar que Estados Unidos había cometido un error al desmarcarse unilateralmente el Tratado INF en 2019.
Como expusimos ayer, el antecedente del Oreshnik es el RS-26 con un alcance más corto y una ojiva con seis (en lugar de los cuatro anteriores) cargas de reentrada independientes.
Si nos remontamos aún más en el tiempo, el Oreshnik pertenece a la misma categoría que los SS-20 que desencadenaron la crisis de los euromisiles en 1977 al mismo tiempo que Zbigniew Brzezinski publicaba su libro “El Gran Tablero”, en el que sostenía que Rusia era débil, su ejército estaba anclado en los tiempos soviéticos y no tenía más remedio que someterse a la OTAN.
Desde entonces en los medios estadounidenses circula el concepto de “guerra fácil”, que se ha extendido a otros países, además de Rusia, como Irán, por poner un ejemplo. Una guerra es “fácil” porque hay una parte mucho más fuerte que la otra; está más y mejor armada y hoy esas armas son -principalmente- los misiles. De ahí que durante la Guerra Fría los misiles fueran el núcleo de las negociaciones de desarme.
A su vez aquellas negociaciones dieron lugar a la clasificación oficial de los misiles para reducirlos o eliminarlos, como expusimos ayer en otra entrada. Sin embargo, como se observa cada día en Ucrania, hoy la tecnología militar ha cambiado los teatros de operaciones.
El Oreshnik es la mejor demostración de ello, y no sólo por su invulnerabilidad, sino porque lo mismo se puede lanzar sobre Ucrania que sobre Reino Unido, sin que haya manera de saber de antemano el tipo de carga que lleva.
La presentación en sociedad del nuevo misil la hizo Putin en persona para que no haya ningún género de dudas de que se trata de un aviso para navegantes. Al hablar de su “alcance Medio”, Putin recordaba -a quienes tienen un poco de memoria- que el Oreshnik es el nuevo SS-20 de los tiempos soviéticos que obligó a Estados Unidos a firmar el Tratado INF.
El desmantelamiento de la URSS hizo creer a Estados Unidos que había “guerras fáciles” y se desmarcaron del Tratado INF. Sólo faltaba que Rusia hiciera lo propio, como cabía esperar, y se trata sólo de un ensayo de prueba edn condiciones reales de guerra, recordó Putin. “La cuestión de un mayor despliegue de misiles de corto y mediano alcance se resolverá basándose en las acciones de Estados Unidos y sus estados satélites”, añadió.
Algún ingenuo le preguntaría a Putin: ¿a qué se refiere cuando habla de los “estados satélites” de Estados Unidos? A buen entendedor…
La propia naturaleza del misil le permite a Putin darse un lujo apoteósico: cuando lo disparemos “pediremos a la población civil, así como a los ciudadanos de países amigos, que abandonen las zonas peligrosas con antelación. Lo haremos por razones humanitarias. Lo haremos públicamente, abiertamente, sin correr el riesgo de contramedidas por parte del adversario, que también recibirá esa información. ¿Por qué podemos hacer esto? Porque hasta la fecha no existe ninguna contramedida contra esta arma”
24 de noviembre de 2024