"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

El coronavirus más allá del coronavirus

“Dejar hacer… dejar morir”

 

A diferencia de otras pandemias de la globalización, la del COVID-19 se produce en un tiempo de eventos límite, que están concatenados…  Paradójicamente el capitalismo y su pandemia globalizada, infecta sus propias rutas comerciales, sus mercados, sus instituciones. Inviabiliza el ‘necesario’ movimiento expansivo del capital. El nivel de contradicción es máximo…va más allá del propio Coronavirus. Ahora si, ¿fin de la globalización?

…colapsan sistemas de salud de las más “desarrolladas” economías del mundo…se paraliza buena parte del comercio internacional y doméstico… Los efectos interconectados se han traducido en el desplome del valor de las monedas, la caída de la demanda de petróleo… y de los precios; o el derrumbe de las bolsas de valores  (Dow Jones registró a mediados de marzo la segunda peor caída de su historia).

…necesitamos tratar de interpretar qué expresa esta pandemia, más allá de ella misma; qué significado tiene en este preciso tiempo geopolítico; qué nos dice del particular mundo que hoy enfrentamos.

…estamos ante las pandemias de la globalización neoliberal, que han venido incrementándose y sucediéndose desde las décadas de los 80-90s… A decir del que fuera Subdirector General de la OMS para Seguridad Sanitaria, Keiji Fukuda, al sortear estas pandemias, “sentimos que hemos esquivado una bala”…

…la emergencia de estas pandemias…no tiene nada de ‘desastre natural’ o de un ‘hecho fortuito…sonresultado del avance neoliberal de mercantilización de la vida y ocupación de nuevas fronteras eco-sistémicas de las últimas décadas… Este sistemático avance degradante y depredador del capital… sobre las fronteras de la vida, sobre los límites del planeta, pero también sobre los sistemas e instituciones de asistencia social, ha venido agravando no sólo la incidencia y rasgos de fenómenos globales, sino también la situación de insostenibilidad del sistema globalizado actual…

…Los años 2019-2020 nos están mostrando con mucha más claridad esto…Y estos umbrales no son sólo ecológicos. Todo el sistema, que articula sintéticamente las dimensiones económica, cultural, social y política, con las redes y tejidos de la vida ecológica, se estremece desde muy adentro, desde lo más profundo. Por eso la pandemia del COVID-19 aparece como un detonante fundamental de una próxima y muy probable recesión económica global… pero también con la crisis sistémica desarrollada desde la década de los 70s del siglo XX, e incluso con la crisis de la civilización moderno-occidental.

¿Tiene entonces el COVID-19 y la pandemia que ha desatado, algo de particular, algo de diferente en relación a las anteriores pandemias globalizadas? Sí….Su potencial masividad satura todo: satura los sistemas e instituciones médicas, satura la política y los medios de comunicación, satura la percepción de amenaza y muerte, satura la movilidad y la interacción social, satura al Estado y al poder.

…desborda lo que el propio sistema de poder y privilegios puede controlar. Deja al desnudo los simulacros del poder. Paradójicamente el capitalismo, con su dinámica devoradora, extractiva y mercantilizadora, infecta sus propias rutas comerciales, sus mercados, sus instituciones. Inviabiliza el necesario movimiento expansivo del capital. El nivel de contradicción es también el máximo.

…Parece quedar claro que se ha abierto una puerta que nos dice que ya las cosas no serán como antes. Y esto también parece revelarnos que, del mismo modo, transitamos hacia una nueva gestión y organización del sistema. Ahora sí, ¿fin de la globalización?

La saturación máxima que provoca la pandemia del COVID-19 ha generado diferentes respuestas de los Estados, cada una con resultados diferentes (pensemos en los casos de China, Corea, Italia o España)….

Esto claramente allana el camino para la consolidación de lógicas de una situación extraordinaria o de emergencia, que permite poner en suspenso la democracia y sirve de pilares a la normalización y permanencia de regímenes de excepción. Es la bio-política en su máxima expresión, que ya venía precedida de normativas de emergencia y nuevas doctrinas de seguridad nacional, formas de militarización de la sociedad y los territorios, generalizadas al conjunto de la población en nombre de la ‘lucha contra el terrorismo’, el narcotráfico y el crimen organiza… estas lógicas están también en consonancia con el auge de las extremas derechas…que desde patrones racistas y nacionalistas, pueden adjudicar la situación a ‘infecciones extranjeras’, una política migratoria permisiva y la necesidad de economías autárquicas (de nuevo, ¿otro factor para decirle adiós a la globalización?

¿Qué alternativas existen a este formato de gobernanza biopolítica, en este contexto pandémico? …¿nos dirigimos hacia un capitalismo administrado como un ‘cdesastre’ permanente? ¿Cómo podría funcionar la democracia… en un régimen como ese?

…la política de estrictas medidas de cuarentena es absolutamente contraria a la necesidad de movilidad y dinamismo que tienen los mercados… es una necesidad pero a la vez es un suicidio económico para el capitalismo. Los gobiernos del mundo se debaten entre la debacle epidemiológica y la económica. Y aquí cabe resaltar la que hasta hace unos días fuese la política del Gobierno británico liderada por Boris Johnson, ante la pandemia de COVID-19: una especie de bio-liberalismo, ‘dejar hacer, dejar morir’. Sir Patrick Vallance, Jefe de los asesores científicos del gobierno, anunciaba para la cadena Sky News el pasado 13 de marzo, que había que lograr la “inmunidad del rebaño” dejando que el 60% de la población británica se contagiara con el COVID-19, sin colocar mayores restricciones sociales a la movilidad y la actividad. Esto supondría que unos 40 millones de personas deberían como mínimo contagiarse a lo largo del tiempo para lograr dicho objetivo, estimando el Gobierno que al menos el 1% moriría (unas 400.000 personas).

… Para este bio-liberalismo, lo que se revela es una lógica socio-darwinista de abandono a la muerte (‘a su suerte’) de una parte de la sociedad (seguramente, la parte más anciana y enferma).

…Difícilmente la parálisis y el confinamiento puedan disolver los descontentos sociales que han emergido y emergen como síntoma de la decadencia de este sistema imperante. Esto lo saben los grandes administradores de esta bio-política de la emergencia. Por eso, el Gobierno de Johnson también retrocede en su política de la “inmunidad del rebaño”; por eso el Presidente francés Emmanuel Macron, un neoliberal, ante la pandemia gira en su discurso y plantea que la salud pública es un bien precioso que debe estar fuera de las leyes del mercado; por eso otros gobiernos retroceden en políticas de recortes a las clases trabajadoras.

…nada está garantizado, nadie puede ya garantizar el control de la situación. El sistema capitalista se estremece en su propia constitución. Nunca en su historia el capitalismo había tenido tantas grietas.

¿Qué hacemos nosotros?

La centralidad, ante los desafíos… parece estar en una política de lo común, del cuidado, de la reproducción de la vida, ante este capitalismo que se va quedando al desnudo…

Pero fuera de ese espacio particular, en el espacio de la arena política, siguen prevaleciendo los tiempos del capital, de la pandemia, de la biopolítica de la emergencia, del cambio climático. Este sigue siendo el espacio colectivo del descontento, de las luchas, de las demandas sociales, de la transformación… Mientras que cuidamos de la vida… hay que seguir exigiendo, demandando cosas como una radical redistribución de las riquezas existentes para que se dirijan a la asistencia universal en la salud pública; la suspensión del cobro de la deuda externa de los países del Sur Global, suspensión de los impuestos a los más pobres y recuperarlos de los sectores más ricos; socializar los conocimientos científicos; respetar a la naturaleza y detener el avance de la mercantilización y las últimas fronteras de vida en el planeta…

Hay que convertir la emergencia global en la emergencia de otro sistema que tribute a la vida y a los pueblos. Si el colapso sistémico nos va llevando a escenarios impensables, hay que, como lo reivindicara un famoso lema del mayo del 68, ser realistas y pedir lo imposible. Otro mundo diferente a este, ahora.

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