EEUU ha vendido ante el mundo una imagen de democracia, a través de una campaña de marketing presentándose como defensor de los derechos universales de hombres, Estados y Naciones. En realidad actúa y hace el papel; de policía, fiscal y juez, con la potestad de poner y quitar gobernantes, si se subordinan o no a sus intereses y caprichos. Viola e incumple acuerdos y tratados internacionales, cuando considera que afecta a sus ganancias.
El asesinato del afrodecendiente George Floyd por cuatro policías en Minneapolis, ha desatado la furia de los estadounidenses, en varios de los Estados que conforman la “Unión”, reclamando derechos para las minorías; afro estadounidenses, latinas, blancos pobres y contra la discriminación, xenofobias, segregación y exclusión. Desembocando en enfrentamientos con las fuerzas policiales; quemas de instituciones estadales, pérdidas económicas, desenmascarando la hipocresía imperial y la falsedad de una sociedad en decadencia, negadora de lo más elemental, en particular el derecho a la vida.
Un especulador inmobiliario, apostador dueño de casinos y director de espectáculos, es el Presidente de los EEUU y dirige a la nación otrora dominante del mundo, después de la segunda guerra mundial y los acuerdos de Bretton Woods. Donald Trump gobierna avasallando todo tipo de legalidad nacional e internacional, doble faz de un mismo proceso; atropella a legisladores, fiscales, jueces, alcaldes, gobernadores, presidentes. Es la autoridad Omnipotente; un sátrapa, déspota que pretende imponer una dictadura universal, eliminando cualquier contrapeso a los dictámenes e intereses imperiales.
El poder mundial, la nueva geopolítica mundo se está moviendo, los EEUU; las grandes corporaciones financieras, mediáticas, la industria armamentista y el negocio de la droga, pretenden que la Casa Blanca continué dirigiendo los destinos de la humanidad. Ya no puede, está perdiendo la guerra con la multilateralidad.
El imperio amenaza y agrede a China, Corea del Norte, Rusia, Siria, Irán, Afganistán, Irak, Libia, Yemen, Cuba, Venezuela, Nicaragua e incluso a la UE, se pelea con la ONU; la salida de EEUU de la Organización Mundial de la Salud el pasado viernes 29 de mayo, a raíz de la pandemia originada por el COVID-19, lo confirma. Su política internacional es rechazada por la inmensa mayoría de las naciones, se está quedando en solitario solo lo acompañan incondicionalmente Israel, el clan de Lima y Almagro.
Aunque parezca una paradoja, el presidente que le conviene al imperialismo EEUU, en las actuales condiciones de crisis estructural del capitalismo, para intentar prolongar la agonía y mantener la hegemonía mundial; es Trump quien resume y concentra las características de la clase social que lo sostiene: fascista, xenófobo, segregacionista, racista, intolerante, violador, mitómano, irrespetuoso y guerrerista.
Trump surge en un momento de globalización del capitalismo, en su etapa tardía y de agotamiento, trae consigo la contradicción Imperio Nación Humanidad, como el enfrentamiento principal y la Capital Trabajo la fundamental. Ambas contradicciones deben ser manejadas a favor de las naciones y de los pueblos.
La humanidad tiene salida resolviendo estas contradicciones y ha presenciado la desaparición de muchos imperios; que cuando inician sus decadencias, su declinación es indetenible; Trump es la carta de las corporaciones mediáticas, financieras, la industria militar y el negocio de la droga, que lo hicieron presidente; su papel intentar detener el hundimiento del mundo unipolar y unicéntrico, hace notar su desesperación, no están dispuestos aceptar la nueva geopolítica mundial en proceso de gestación.
El COVID 19, desnudó un sistema social, incompetente para atender los problemas de su población; con el 31% de los contagios de la totalidad de los contagiados en el mundo, así como el 28% de los muertos en el mismo orden, a pesar que solo representan el 4% de los pobladores del planeta, según el Banco Mundial. Mientras el imperialismo norteamericano, el capital transnacional se resista a perder su dominio mundial, las guerras de todo tipo contra la población humana continuarán gestándose y desarrollándose, la humanidad estará sometida al peligro de extinción. Debemos detenerlo, el imperio no desaparecerá por sí solo, continuará resistiéndose, necesita un empujón de la presión de pueblos y naciones hasta la victoria final.
Al cerrar éste artículo, en el territorio estadounidense, se desarrolla una confrontación entre las “minorías”, convertidas en mayoría en las calles y el Status Quo; que hace estremecer y tambalear el dominio de la “supremacía blanca,” de las grandes corporaciones de todo tipo, de la burguesía internacional. Las movilizaciones por la justicia y la paz, se desarrollan en al menos en doscientos ciudades de la “unión.”
La inexistencia de un sistema de salud pública, la violación de los derechos civiles; constituye junto con la disposición del pueblo norteamericano, condiciones para una transformación de esa sociedad, que reafirma el titulo de este escrito. Algo huele mal, muy mal, pero bien, muy bien en los EEUU
“No puedes separar la paz de la libertad, porque nadie puede estar en paz, a no ser que tenga su libertad…”
Malcom X
I CAN’T BREATHE