La revisión del capítulo dedicado a nuestro país incluido en último libro escrito por John Bolton ex asesor de seguridad del presidente estadounidense me ha llevado a preguntarme ¿Es una obra personal o convenida?
No lo sé, pero me resulta bastante extraño que un asesor de seguridad de esa importancia y calaña decida exponer públicamente las intrigas palaciegas. Una cosa son las confesiones de un funcionario engañado, John Perkins el “sicario financiero”, y otra la difusión de las intimidades del equipo de gobierno narradas o fabuladas por un asesor tan cercano a un presidente planetario como lo es, por ahora, el presidente Trump.
Sea lo que sea, vale sopesar cuán factible es:
Que las agencias encargadas de la seguridad del gigante norteño estén tan mal informadas sobre Venezuela, país vecino con las reservas petroleras más importantes del mundo que según Trump “es realmente parte de los Estados Unidos”.
Que el retiro de los funcionarios de la Embajada cuya mayoría “era personal de seguridad y no diplomático” dejó a EEUU sin ojos ni oídos en nuestro país.
Que el bastante peculiar Presidente de un poderoso imperio enfrascado en una lucha sin cuartel por conservar su hegemonía mundial cuente con un equipo tan inútil y lleno de contradicciones.
Si a nosotros nos cuesta comernos eso, más le debe costar a un lector ajeno a nuestro país creer:
Que las múltiples, permanentes y crecientes agresiones del Gobierno y el poder económico de EEUU contra Cuba, Nicaragua y Venezuela se deben al grave peligro que representan esas tres pequeñas naciones para la seguridad de la súper potencia estadounidense.
Que el “dictador” Maduro sin recursos, con un apoyo militar dudoso (según Bolton), sin Pueblo (90% en contra, según Guaidó citado por Bolton) y sin reconocimiento internacional (según la oposición)- haya logrado enfrentar exitosamente el sabotaje permanente, el saqueo, el bloqueo y los intentos de magnicidio de EEUU.
Que un régimen tan “opresor” no haya respondido a las provocaciones de los golpistas con las medidas represivas esperadas.
Que luego de haber facilitado la caída de los gobiernos progresistas de Suramérica, Trump no haya participado en la “desintegración” de las industrias petrolera y eléctrica, ni haya aupado la autoproclamación de G.
Que el único interés que tiene Trump en Venezuela sea asegurar el control del negocio petrolero y que el saqueo los demás recursos pertenecientes a todos los venezolanos sea solo una medida de presión.
Por supuesto, en un escrito sin talento y con tan mala leche no podían faltar intrigas confusas sobre distintos personajes, acordes con la implacable campaña mediática desatada contra nosotros.