Recuerdo como si hubiera sido hoy, un programa radial que en horas de la noche, escuchaba religiosamente mi padre todos los días. Era el inicio de los años 60, entre los años 60 y 62. La emisora se llamaba “La voz de América”, y el programa, no recuerdo su nombre, todas las noches narraba un nuevo relato, satanizando lo que acontecía en la mayor de las Antillas, nuestra heroica Cuba. Para ese entonces Cuba aún no se había declarado Socialista, por lo tanto, los hechos de Playa Girón no se habían producido. Ellos vendrían después, y, desde entonces, no ha cesado el asedio, boicot, actos de terrorismo y el bloqueo económico, financiero y comercial, que dura hasta hoy, pese al rechazo de todos las naciones que integran la ONU, excepto el propio Estados Unidos e Israel. Desde entonces, a Cuba NO LA HAN DEJADO SER .
Antes que en Cuba, ya se había producido el derrocamiento de Jacobo Arbenz en 1954, en Guatemala, con abierta participación de la CIA y el Pentágono estadounidense. Es muy larga la lista de invasiones e intervenciones, todas ellas dejando tras de sí miles de muertes, en Latinoamérica y el mundo. En todas ellas el denominador común, ser países con gobiernos no sumisos a los designios del gobierno norteamericano. La sola presunción de ser socialista o alguna manifestación de soberanía o nacionalismo, eran y son causa suficiente para tales actos violatorios del Derecho Internacional. En América Latina, ha sido la expresión del Monroísmo, ya denunciado en su momento por la mente visionaria de nuestro Libertador. Jao Goulart, Juan Bosch, Torrijos, Salvador Allende y, más recientemente Evo Morales en Bolivia, son sólo algunas de las expresiones derivadas del hecho de que EE.UU, desde hace 200 años nos considere su “patio trasero”. A todo lo largo del presente siglo, a nosotros, en Venezuela, nos ha tocado vivir esta situación, a través de una guerra multifacética que ha tenido las más inimaginables expresiones. TAMPOCO NOS HAN DEJADO SER
Con lo dicho, no estamos descubriendo el agua tibia. Traemos esto a colación, por la necesidad de hacer algunas reflexiones. No ha sido sólo Estados Unidos el protagonista de estas prácticas, aunque sí, su más destacado exponente. Incluso como ha podido ser visto, no sólo se trata de países “débiles” en lo económico, sino inclusive potencias como China y Rusia han sido objeto de sus bloqueos, desmanes y abusos. E incluso aunque a algunos haya sorprendido, también sus aliados circunstanciales y/o estratégicos, han sido víctimas de sus presiones, chantajes y pillerías.
Pero, lo importante de todo esto, en mi opinión, está en el hecho de que en toda la historia de la humanidad los pueblos no han sido libres en escoger la forma de gobierno que ellos han querido darse. De diversas formas los “poderosos” del momento han impuesto lo que a ellos ha convenido. En algunos casos sin mediar formalismo algunos y en otros, haciendo ver que eso es lo que más conviene a quienes oprimen. La historia de los imperios, desde el Imperio Acadio, por allá en la antigua Mesopotamia , hace más de 5000 años, hasta el decadente imperio norteamericano de hoy, ha sido la subyugación arbitraria y violenta de una nación opresora en detrimento de una mayoría diseminada, en ciudades-estados, colonias, provincias o, más modernamente, en países o estados-nación.
El mapa de Europa no es hoy, lo que era desde el siglo XIX hacia atrás. El botín de guerra se repartía, entre otras maneras, por el ilegal despojo de territorios, a veces, de naciones enteras. Eso es historia, con distorsiones a conveniencia, que desde entonces, la vienen escribiendo los “vencedores”. Otro imperio, nunca tenido como tal, esgrimiendo una cruz mil veces traicionada, también formaba parte del reparto. Del botín me refiero. Un tratado, el de Tordesillas, determinó el reparto del “nuevo mundo” entre España y Portugal, con la bendición y anuencia de la sacrosanta iglesia apostólica y romana. El papa Alejandro IV, por allá en 1494, fue quién bendijo entonces, el reparto, naturalmente, pues, a su “religiosa” y económica conveniencia. Ha sido ese “derecho divino” y, a veces no tan divino, el que pareciera hacer ver como natural el “tutelaje” de una nación poderosa, sobre otro grupo de naciones que no lo son. Ese “derecho” fue esgrimido en su momento por Roma, Bizancio, España, Portugal, Inglaterra, Francia, Holanda, y, todos aquellos que han obstentado la “privilegiada” condición de imperio. No estoy seguro que haya sido un privilegio en sí.
Desde 1945, al término de la Segunda Guerra, la hegemonía en el sistema mundo capitalista ha sido ejercida por los Estados Unidos de Norteamérica. Esto ya era parcialmente así desde terminada I guerra Europea, mal llamada Guerra mundial. Triunfó en ese entonces, la primera Revolución Socialista que registra la historia de la humanidad. Esos Diez Días que Estremecieron al Mundo, a decir de John Reed, dieron advenimiento a la Revolución Bolchevique, la llamada Revolución de Octubre.
Así como, en esos programas de la “ Voz de América”, se satanizaba a la heroica Cuba, aún no declarada socialista, también a la URSS se le sometió desde su nacimiento a una campaña de descrédito y aislamiento internacional. La prematura muerte de Lenin en 1925, cuando la experiencia socialista apenas tenía 8 años de haberse emprendido y las luchas internas por el control del partido determinaron un relativo estancamiento en la construcción del socialismo en ese vasto territorio integrado por la confluencia de varias “nacionalidades” de un desigual desarrollo económico y con expresiones culturales distintas. Pese a esas dificultades la URSS tuvo innegables avances en su desarrollo económico y social, como ningún país lo estuvo en tan corto periodo de tiempo. El solo hecho de haber disputado a los EE.UU la lucha espacial, por la “conquista” de la luna, son una muestra de sus avances científicos, independientemente de que es discutible la pertinencia de esos exhorbitantes gastos en esas misiones espaciales. Hubo errores y desviaciones en la conducción burocrática de ese proceso, pero sobreponerse al constante asedio y aislamiento de todo el mundo capitalista occidental, no fue tarea nada fácil. La cuota de sacrificios y muertes que tuvieron que pagar los pueblos que integraban la URSS, en el desarrollo de la segunda guerra “mundial”, no la pagó y vivió ningún país europeo de los directamente involucrados en ese conflicto bélico. Esas circunstancias son muchas veces ignoradas a la hora de analizar la experiencia de la URSS. Muy ligera y superficialmente se concluye que lo de la URRS fue el fracaso histórico del socialismo, como alternativa a la barbarie del capitalismo. Algunos atrevidamente, como Fukuyama, se atrevieron a hablar del “Fin de la Historia”. En mi opinión, a la URSS, muy a pesar del poderío que logró alcanzar, TAMPOCO LA DEJARON SER.
Sería largo detallar las experiencias que en el mundo han sido truncadas a nombre de valores de democracia, justicia, libertad, justicia e igualdad, enarbolados hipócritamente por la burguesía y sus variopintos representantes, desde mucho antes del triunfo de la Revolución Francesa en 1789. Esas hermosas experiencias, no todas ellas han sido socialistas, e incluso algunas ni siquiera lo han pretendido ser. Como ya dije no se han alineado con los intereses imperiales. Han resultado incómodos a sus planes y designios. Centenares de miles de muertes, destrucción de pueblos enteros, devastación de patrimonios culturales y joyas históricas de la humanidad han sido el resultado de esas “gestas por la libertad y la democracia”.
Por ello, y por muchas otras cosas, me pregunto y les pregunto: ¿QUÉ HUBIERA PASADO, SI NOS HUBIERAN DEJADO SER?. No pretendo aquí darle respuesta a esa compleja y difícil interrogante. Es más, no creo que alguien pudiera darla sin caer en el plano de las conjeturas y especulaciones. Lo que sí se podría es desmontar algunas “verdades”, o por lo menos intentarlo, que son un obstáculo en el camino de la búsqueda permanente de un mundo, que algunos pensamos, que es posible alcanzar. Sí, militamos o nos contamos entre quienes están convencidos que OTRO MUNDO ES POSIBLE.
En nuestra Latinoamérica Rebelde, otra cosa fuera SI NOS HUBIERAN DEJADO SER. Otra historia sería si las experiencias de Guatemala, Brasil, Cuba, Chile, Nicaragua, Bolivia, República Dominicana, Venezuela y la de América latina toda, no hubiesen sido truncadas por la injerencia de la CIA y la violenta invasión de marines norteamericanos. Igual podemos decir de la humanidad toda.
Pero lo que sí es necesario tener presente que cada una de nuestras experiencias tienen que nutrirse, no de experiencias que algunos idealizan e interpretan fuera de todo contexto histórico, sino de nuestras realidades amerindias como acertadamente lo pensaron esos visionarios que fueron Bolívar, Marti, José Carlos Mariategui, Simón Rodríguez y otros tantos de nuestra América mestiza.
La historia siempre será un referente importante, pero cómo las realidades son cambiantes, también la historia que estamos escribiendo y la que escribirán las generaciones futuras serán muy nuestras, muy autóctonas, como acertadamente decía Mariategui: “NI CALCO NI COPIA, SINO CREACIÓN HEROICA”. Que sería también decir con palabras de Simón Rodríguez: “O INVENTAMOS O ERRAMOS”.
Siempre quedarán cosas por decir y cosas que agregar y profundizar. Pero la idea central que animaron estas líneas, es la convicción que como insistentemente decía Chávez y cómo han sostenido pensadores revolucionarios de otras épocas: el socialismo es un proceso dialéctico de construcción permanente. La primera verdad a tener presente es que no hay ninguna verdad preestablecida. No hay recetas o dogmas, como algunos pretenden, que algo debe ser así o debió haber sido de determinada manera. Y esto es particularmente cierto, cuando hay factores externos que permanentemente nos obligan a redefinir rutas y caminos. Y ello no significa en modo alguno que tengamos que renunciar a principios y objetivos. Significa sí, que el camino hacia la consecución de cualquier objetivo que nos planteemos, será tortuoso y accidentado, nunca será una línea recta. Significa también que la distancia más corta entre dos puntos, a diferencia de lo que establece la geometría, no siempre es una línea recta. En la lucha social y política el camino a transitar precisa, la más de las veces, de poner los pies sobre la tierra, y redefinir las rutas previamente trazadas. Implica a veces, el detenerse e incluso, momentáneamente retroceder. Cómo escribió Lenin en 1904: “Un paso adelante, dos pasos atrás”.
Nuestra experiencia por lo inédita y las características propias de inmensas riquezas naturales y excepcional importancia geopolítica, ha estado sometida como se sabe, a todos los ataques conocidos y por conocer. Otra historia estuviéramos contando si NOS HUBIERAN DEJADO SER. Imagínense, por un solo momento si no hubiéramos pasado por los aciagos momentos del golpe y paro petrolero del 2002 y 2003. Ubíquense en los años 2007 y 2008, dónde veníamos con un sostenido crecimiento económico, además acompañado de políticas de justicia social indiscutibles, pese a los acontecimientos ya señalados. Para los que muy frecuentemente añoran de las “bondades” del puntofijismo, hay que recordarles que teníamos en el 2008 uno de los salarios más altos de Latinoamérica, equivalente entonces a 286 dólares. Es recordatorio también valido, para quienes de este lado de la acera, piden hoy, la igualación del salario a la canasta básica. Éramos en suma, un país próspero con justicia social. Y todo esto sucedía en un clima donde los períodos de inestabilidad política, siempre estuvieron a la orden del día. Pero no somos ingenuos, lo acontecido entonces y el recrudecimiento posterior del asedio y los ataque, obedece a una lógica de estrategia imperialista, donde no pueden permitir que seamos exitosos. Las palabras de Elliot Abrams ante la cámara de representantes, son más que elocuentes: “Nosotros que somos los campeones de la democracia en el mundo, siempre hemos probado que el socialismo ha sido un fracaso en todos los lugares donde ha tratado de imponerse, y por lo tanto no podemos permitir que en Venezuela eso sea la excepción”. Ahí está un halcón cantando, tan claro como un gallo. Es esa y no otra, la “amenaza inusual y extraordinaria” a la que se refiere el Decreto de Obama y refrendado luego por Trump.
Debe estar claro, entonces, en donde estamos parados y el camino a transitar. Nos han pretendido rendir y doblegar, restringiendo cada vez más las necesidades primarias de nuestro pueblo. Hasta ahora no han podido, ni podrán, pero no hay dudas que seguirán intentándolo. La guerra multiforme a que hemos estado sometidos y los intentos de derrocar el gobierno del Presidente Maduro, no cesarán. El “tigre de papel” está herido y eso lo hace más peligroso. El cachorro de La Casa Blanca tiene cuesta arriba la posibilidad de ser reelecto, por eso cualquier acción desesperada podría intentar. Sus títeres del patio están sensiblemente disminuidos y cada vez más divididos, pero eso no los hace inofensivos. Por el contrario, desesperadamente continúan apropiándose de nuestros recursos.
Seguir profundizando las victorias políticas e ir definiendo y desarrollando iniciativas sostenibles en lo económico son hoy las tareas fundamentales. Distraernos en pequeñeces y cosas intrascendentes atentan contra la posibilidad de ser exitosos. Debemos cerrar filas en torno a la dirección político militar y al Comandante en Jefe, Presidente Nicolás Maduro. Las diferencias y contradicciones en las filas patriotas, que sin dudas las hay, deben ocupar un lugar secundario. No es hora de los desalientos y en estar sembrando desconcierto y dudas. Por el contrario, es hora de abonar la confianza y el optimismo. Digamos como Ernesto “Che” Guevara: “El presente es de lucha, el futuro es nuestro”