“Buenas tardes Miraflores… conversaciones han llegado a un impase punto otra parte se adhiere a discutir única parte validez del Laudo, afirmándose en su posición conocida de que el Laudo y fijo únicamente la frontera punto todas las propuestas venezolanas han sido rechazadas.” informó un telegrama de la Embajada de Venezuela enviado desde Londres el 10 de diciembre de 1965, han transcurrido 55 años y estamos en lo mismo.
En 1966, antes de que Guyana se liberara del dominio británico, Venezuela firmó con Gran Bretaña el Acuerdo de Ginebra y comienza una historia de negociaciones y letargos en un tiempo en que la diplomacia venezolana puntofijista estuvo de espaldas a esa frontera, bajo la excusa de no estropear el Acuerdo de Ginebra. Desde entonces y hasta hoy Guyana ha desarrollado todo un plan de penetración, política, diplomática, ideológica, policial y militar sobre el Esequibo que ha reforzado su representación “soberana” en ese territorio, mientras que de nuestro lado, todo ha sido enunciativo, salvo uno que otro evento aislado como lo ocurrido en la isla Anacoco en la zona fronteriza sur en 1966.
Ignacio Iribarren Borges Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela durante el gobierno de Raúl Leoni, presentó al Consejo de Ministros unas líneas estratégicas para un plan ofensivo de posicionamiento venezolano en el territorio, el mismo contemplaba entre otros aspectos: 1. Presionar económica, diplomática y militarmente a Gran Bretaña y Guyana Británica, 2.-Robustecer la presencia venezolana en la actual frontera fijada por el mal llamado Laudo de 1899, 3.- Captar el apoyo y respaldo de la población de Guayana Esequiba a favor de su anexión a Venezuela.” Poco o nada de eso se cumplió.
Luego de la firma del Acuerdo de Ginebra sucedió el evento conflictivo de la Isla Anacoco cuando militares venezolanos tomaron posesión de este territorio, a ello vino la nota de protesta de Forbers Burhman, primer ministro de Guyana, lo que a su vez provocó una respuesta de Iribarren Borges: “…el Gobierno de Venezuela rechaza la referida protesta, por cuanto la Isla de Anacoco es territorio venezolano en su integridad y la República de Venezuela siempre ha estado en posesión de ella.” En el medio diplomático venezolano se manejó la discreta idea que el mencionado Acuerdo de Ginebra nunca llevaría a algún fin favorable a Venezuela, por ello las acciones de Anacoco. Al llegar Rafael Caldera a la presidencia se congelaron las “negociaciones”, mientras que Guyana acordó con Brasil la construcción de una carretera al borde de la zona de reclamación entre Boa Vista y Lettem al suroeste de Guayana Esequiba por un monto de 15 millones de dólares y de allí un tramo carretero que recorre toda la costa noroeste del rio Esequibo hasta la región Cuyuní-Mazaruni en territorio que se supone es reclamado por Venezuela. Ya entre 1965-1966, los Estados Unidos comprometieron $ 18 millones en ayuda a Guyana, pero también Alemania y Holanda, incluso China financiaron proyectos de desarrollo bajo el interés de explotar zonas mineras. Así se inició un plan de colonización que ha sido consolidado a lo largo de más de 50 años.
Durante muchos años el gobierno de Estados Unidos observó con “neutralidad capciosa” el asunto limítrofe entre Guyana y Venezuela, al tacto de la situación política interna cuando a principios de los 70 un gobierno de corte socialista en Guyana bajo el liderazgo progresistas de Cheddy Jagan, “amenazaba” al norte que “obliga a los Estados Unidos a no arriesgar su fuerte inversión en Venezuela al acudir activamente a la asistencia de Guyana. La preocupación por sus credenciales en el Tercer Mundo ha llevado al GOG(Guyana) en ocasiones a apoyar posturas muy críticas con los Estados Unidos. Ha establecido relaciones diplomáticas y comerciales con la RPC (China) , de quienes ha aceptado un programa sustancial de ayuda, ha reconocido la Cuba de Castro y se está desarrollando. comercia con él, y lo más probable es que pronto establezca vínculos similares con Alemania Oriental.” Aquello era inaceptable para EEUU.
Privaron en los 70 los acuerdos en el orden diplomático y Venezuela estaba en vísperas de elegir a Carlos Andrés Pérez quien retomó el asunto con Guyana y su propuesta de financiar la construcción de una represa hidroeléctrica gigantesca en la zona del Alto Mazaruni, el Banco Mundial le prestaría los recursos a Venezuela, pero Guyana tendría que buscar los suyos aparte. El proyecto hidroeléctrico todavía está en papeles, porque el Banco Mundial retiró su apoyo y aunque los gobiernos de Guyana han continuado con la idea en secreto, ha habido durante estos años una fuerte resistencia indígena para la construcción del mismo, toda vez que acabaría con poblados que habitan esa región alta del rio Mazaruni en el centro selvático de la zona en reclamación.
En términos de la reclamación territorial pareciera que todo ha estado a favor de Guyana, su consecuente plan de colonización iniciado con fuerza desde 1966 a contrapelo del Acuerdo de Ginebra, la política exterior de Venezuela de Caldera I (1969) a Caldera II (1998) fueron nulas, al final del tiempo Puntofijista se habló de una negociación para la cooperación ecológica y sostenimiento del medio ambiente, se planearon iniciativas empresariales turísticas, comerciales, agrícolas y petroleras; que el gobierno de Guayana anotaba como “buenas ideas”, luego las proyectaban y realizaban unilateralmente y ¿el Acuerdo de Ginebra? Bien gracias de nada.
Luego en tiempos de Chávez, ante las constantes amenazas del gobierno de los Estados Unidos contra Venezuela, la estrategia bolivariana perfiló una táctica de no confrontación para no entrar en el juego de “amenaza inusual” y retomar el Acuerdo de Ginebra otra vez, mientras tanto el gobierno de Guyana negociaba con la Exxón Mobil el mar territorial venezolano, hasta hoy cuando suenan las alarmas de nuevo y otra vez vamos al combate diplomático.
La verdad es que el estado de Guyana colonizó y se posicionó del territorio Esequibo, se ha concretado en el imaginario de sus habitantes un sentido nacional guyanés, hasta su himno refiere a la zona del Roraima, aquellos ganaderos de Rupununi vencidos por la inasistencia del gobierno de Guyana que pidieron apoyo a Venezuela en 1969 para anexarse desaparecieron; quedan los pueblos indígenas de Pomerón, Moruca, Mazaruni, Camarang, y muchos otros del vasto Cuyuni hasta bien al norte con el océano atlántico que continúan desasistidos.
Las tretas que ahora un gobierno tramposo, electo en marzo de 2020 con las argucias de la eliminación flagrante de más de 100 mil votos contrarios, reconocido públicamente por el propio Director Electoral (CEO) Keith Lowenfield quien : “defendió…su decisión de invalidar los votos de más de 115,000 ciudadanos que fueron emitidos en las urnas del 2 de marzo al decir que ha actuado legalmente, lo que la oposición principal dijo más tarde que era «simplemente una mentira». La presidenta del Caricom la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, se preguntó: “por qué motivos y por qué forma de mandato ejecutivo, el Director de Elecciones determina que debe invalidar un voto, mucho menos de 115 000 votos cuando los votos ya fueron certificados como válidos por los funcionarios de la Comisión de Elecciones de Guyana en presencia de los partidos políticos”.
Ardides que también son aplicados en la diplomacia falaz contra Venezuela en la Corte Penal Internacional por el gobierno del “presidente” fraudulento David Granger que no solo actúa de manera irresponsable al descartar el gesto histórico de buena voluntad de Venezuela que redundaría en un mutuo acuerdo de desarrollo para esa región, sino que se ha puesto de rodillas a los intereses del gobierno de Estados Unidos con total entrega a las transnacionales en una tablero geopolítico de presión contra Venezuela orquestado por el gobierno norteamericano.
No estamos en 1899, ni en 1902 ni en 1966, estamos ante la dignidad y la justicia que asiste a Venezuela a defenderse de la agresión financiera y económica del gobierno de Estados Unidos, de su oro robado por el Banco de Inglaterra, agredida por el paramilitarismo y el narcotráfico apoyado por el gobierno de Colombia y ahora por la vulgar manipulación procesal de la Corte Penal Internacional avalada por las potencias que otrora intentaron invadir nuestro territorio. Es hora de la contraofensiva en todas las instancias.