"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

El silencio de Trump

La cárcel e internet son  fuentes de un habla en constante mutación. Llámelo léxico, jerga, argot o calé. El amor, en cambio, cultiva el   primoroso lugar común.  Los novios  originales alumbran frases como: “interpreta mi silencio”. El pran es más directo: “Háblame”. Es lo que pide la derecha ante el silencio de Trump sobre la oposición venezolana en la Convención Republicana. Habló de todo menos de Guaidó, ni de la “transición”, ni  del G4, ni de Vente. Los analistas no entienden ese silencio, ese “yo ni te ignoro”, aunque más claro, ni un pataruco.    Ya en Tocorón lo habrían precisado: “Háblame”.  ¿Háblame? El  autoproclamado debería preguntar a las mises cómo las trataba y luego  las sacudía el magnate del Miss Universo. Ni más ni menos. Pregúntale a Alicia.

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