El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, dio una entrevista en exclusiva a Sputnik en la que abordó varios temas de la agenda internacional, como las elecciones en EEUU, las relaciones entre Moscú y Washington, el caso Navalni y el arreglo sirio. Sputnik publica la versión completa de la entrevista en español.
— En el estudio del centro de prensa de la agencia internacional Rossiya Segodnya hoy están mis colegas, la editora jefa de Sputnik Francia, Xenia Yemeliánova, la redactora de Sputnik Árabe, Kristina Malik, y yo, Denís Bolotski, represento a Sputnik International. Tenemos en línea al ministro de Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov. Buenos días, señor Lavrov.
— Buenos días. Gracias por invitarme.
— Me gustaría comenzar nuestra conversación con el tema de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. Una pregunta sobre las presidenciales en EEUU que se celebrarán en menos de dos meses. La élite norteamericana, independientemente de su afiliación partidaria, a menudo habla del papel excepcional de su país como el líder global absoluto.
¿Qué tan fuerte es la influencia de esta agenda interna sobre la política exterior de EEUU en las relaciones con sus aliados y sus socios e incluso en las relaciones con Rusia? ¿Cómo, desde su punto de vista, este excepcionalismo norteamericano influye sobre los procesos internacionales?
— En general, todos ya han hecho sus conclusiones. Me refiero a las personas que siguen el transcurso de la lucha política dentro de Estados Unidos de manera minuciosa y profesional. La lucha política interna siempre ha sido el motivo de las posiciones que han adoptado tanto los republicanos como los demócratas. Lo que vemos ahora no es una excepción. Lo más importante es acumular la máxima cantidad posible de argumentos para vencer a sus competidores en los campos mediáticos, de la retórica y la polémica.
La verdad es que, en las últimas semanas o quizá en los últimos meses, nos desbancó la República Popular China, que hoy ocupa un lugar privilegiado en la lista de los enemigos de EEUU, que tratan de hacer todo lo posible para que en Estados Unidos sucedan procesos catastróficos. En gran medida, en los últimos años ya nos hemos acostumbrado a esto.
Esto no comenzó durante la Administración actual, sino durante la Administración Obama. Precisamente él declaró, incluso de manera abierta, que la gestión política rusa deliberadamente persigue una política encaminada a estropear las relaciones entre Moscú y Washington. Él declaró que Rusia interfirió en las presidenciales de 2016 y bajo este pretexto introdujo sanciones sin precedentes, incluidas la apropiación de propiedad rusa en Estados Unidos, la expulsión de decenas de nuestros diplomáticos junto a sus familias y muchas otras cosas.
La idea del excepcionalismo norteamericano es una idea que comparten tanto los republicanos como los demócratas y, creo, todos los demás movimientos políticos en Estados Unidos. ¿Qué más hay que decir?
Ya hemos comentado en reiteradas ocasiones que los intentos de presentarse como los dueños del destino de toda la humanidad, de presentarse sin pecados y que lo entienden todo mejor que los demás, estos intentos ya han tenido lugar en el pasado y no han resultado en nada bueno.
Por eso reiteramos nuestro enfoque hacia cualquier proceso político en cualquier país: se trata de un asunto interno de Estados Unidos. Es lamentable que en sus asuntos políticos ellos utilicen una gran cantidad de retórica que no refleja la situación real en el escenario internacional.
Es triste que, para ganar la mayor cantidad de puntos en esa carrera presidencial, sin ninguna duda o vergüenza, con o sin razón, se introducen sanciones ilegales contra quienes digan cualquier cosa que contradiga la línea general de los representantes de Estados Unidos.
Se trata de un instinto de sanciones que se formuló en gran medida en la Administración actual, pero, repito, Obama también recurría a estas activamente. Lamentablemente, esto se hace contagioso incluso en el continente europeo. La Unión Europea recurre al garrote de sanciones cada vez más a menudo.
Por eso la conclusión es muy simple: sin duda vamos a trabajar con cualquier Gobierno que sea elegido en cualquier país, esto también se refiere a Estados Unidos. Pero vamos a discutir los temas que interesen a los estadounidenses solo sobre la base de la igualdad, el beneficio mutuo, en busca del equilibrio de intereses. Es insensato e inútil hablar con nosotros en un lenguaje de ultimátums. Si alguien no lo ha entendido, son unos políticos inútiles.
— Señor Lavrov, usted ha mencionado la presión de las sanciones y en muchos casos no aparece en los círculos políticos, sino que se lanza a través de los medios de comunicación. En EEUU, en el Reino Unido, en Europa esto sucede bastante a menudo.
La prensa estadounidense acusó a Rusia de haber conspirado con los talibanes contra los militares estadounidenses en Afganistán. Desde el Ministerio de Exteriores del Reino Unido se aseveró que Rusia, con toda probabilidad, interfirió en las parlamentarias en 2019. Los países de la Unión Europea esta semana discuten el nuevo lote de sanciones contra Rusia a causa de las presuntas violaciones de derechos humanos.
¿Hay posibilidades de que este enfoque, esta política de demonización de Moscú cambie o al contrario se intensifique? ¿Qué cree usted?
— Hasta ahora no hemos visto indicios de que esta política vaya a cambiar. Lamentablemente, solo incrementa el afán por introducir más sanciones. Los ejemplos recientes son: quieren castigarnos por lo que está sucediendo en Bielorrusia, quieren castigarnos también por el incidente con Navalni, si bien se niegan a cumplir con sus obligaciones según el Convenio Europeo de Asistencia Mutua en Materia Penal y no responder a las solicitudes oficiales de la Fiscalía General de Rusia.
Los pretextos son absolutamente descabellados. Alemania nos dice: «no podemos decirles nada, vayan a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas», hemos ido allí en reiteradas ocasiones y allí nos dicen: «vayan a Berlín». En el idioma ruso tenemos un dicho: «Iván señala a Piotr y Piotr señala a Iván». Y más o menos de esta manera nuestros socios occidentales, si me permiten decirlo, reaccionan a nuestros enfoques legales.
Bueno y declaran a los cuatro vientos que han confirmado el envenenamiento, que nadie pudo haberlo hecho salvo Rusia, «admítanlo». Así fue en el caso Skripal. Estoy seguro de que, si hubiese sido la situación actual con el caso Navalni, habrían inventado algo más.
Todo está encaminado en la etapa actual a socavar lo más fuerte posible las relaciones entre Rusia y la Unión Europea. En la Unión Europea hay países que lo entienden, pero allí sigue en vigor el principio de consenso, así llamada solidaridad. Los países que conforman la minoría rusófoba agresiva abusan de este principio flagrantemente.
Ahora la Unión Europea discute, como yo entendí al conocer la descripción del informe del presidente de la Comisión Europea, la posibilidad de tomar las decisiones no por el consenso, sino por votación. Esto será interesante porque entonces veremos quién se muestra a favor de abusar del derecho internacional y quién sigue una política seria, ponderada y bien equilibrada, una política basada en el pragmatismo y el realismo.
Pero, seguramente, las cosas que han mencionado sobre las acusaciones de haber establecido relaciones con los talibanes para incitarlos a realizar operaciones especiales contra los militares estadounidenses por recompensas: los talibanes luchan por sus intereses y por sus ideas. Sospechar que nosotros podemos llevar a cabo estas cosas, esas cosas criminales, creo que esto está por debajo de la dignidad de los funcionarios estadounidenses.
A propósito, el Pentágono tuvo que desmentir estas aseveraciones al no encontrar ninguna confirmación a esta ficción. Los propios talibanes declararon que esta es una mentira total. En esta época de redes sociales, en esta época en la que se lanzan noticias falsas, solo basta introducir una invención y luego nadie leerá que la desmienten.
Se da el golpe, si me permiten decirlo, causan sensación, esto es precisamente lo que buscan los autores de estas noticias. Por eso dijimos a los estadounidenses y a los ingleses en reiteradas ocasiones: si tienen alguna queja de nosotros, recurramos al diálogo diplomático sobre la base de hechos.
La mayoría de estas quejas tienen que ver con el ciberespacio, nos acusan prácticamente de hackeo, de que hemos penetrado todos los sistemas posibles de soporte vital de nuestros socios occidentales.
Por eso ofrecimos reanudar el diálogo sobre la ciberseguridad, la seguridad informativa internacional en todos sus ámbitos y declaramos que vamos a considerar las preocupaciones mutuas. Tenemos registrados bastantes casos que permiten sospechar la injerencia por parte de sitios web extranjeros, de hackers occidentales contra nuestros sitios web cruciales.
Y tenemos un rechazo categórico y ¿saben a qué excusa recurrieron? «Nos invitan a celebrar un diálogo sobre la ciberseguridad, es decir, sobre el ámbito que ustedes usan para injerir en nuestros asuntos internos». Ya está. Esto se parece a la situación con Navalni. Los argumentos son los mismos: «¿acaso no nos creen?».
Cuando Rex Tillerson fue secretario de Estado en alguna ocasión él declaró de manera oficial y abierta que tenían pruebas irrefutables de la injerencia rusa en las elecciones estadounidenses. Me aseguré de preguntarle: «Si tienen pruebas irrefutables, ¿quizá pueda compartirlas? Nosotros mismos estaremos muy interesados en llegar al fondo de este caso. Cuando nos acusan sin razón, esto no está dentro de nuestros intereses».
¿Saben qué me dijo? Me dijo: «Serguéi, no voy a compartir nada con usted. Sus servicios especiales, que lo organizan todo, lo saben todo perfectamente. Diríjase a ellos, ellos deben contarle todo». Así fue el diálogo sobre un tema que se ha convertido casi en el tema principal en las relaciones entre nuestros países.
Por eso estamos convencidos de que un día habrá que responder a preguntas concretas, habrá que presentar hechos en esta situación y en la situación con Navalni y en la situación con el envenenamiento en Salisbury.
A propósito, en cuanto a Salisbury, hace dos años cuando este tema empezó a desarrollarse y cuando nos etiquetaron como el único fabricante de Novichok, presentamos hechos bien argumentados que se encuentran en acceso libre y, según ellos, varios países occidentales desarrollaron sustancias de la familia del Novichok e incluso fueron patentados en Estados Unidos. Se trata de decenas de patentes para el uso militar de sustancias de este grupo.
Entre los países donde se realizaban trabajos de este tipo mencionamos a Suecia. Hace dos años nos dijeron: «No se atrevan a mencionarnos en este contexto, nunca nos ocuparemos de trabajos vinculados con el Novichok». Ahora, como saben, uno de los dos países al que los alemanes se dirigieron con la solicitud de confirmar sus conclusiones fue Suecia, además de Francia.
Y ellos declararon que sí, confirman que las conclusiones del laboratorio de la Bundeswehr de que era Novichok, son correctas.
Pero si hace dos años Suecia carecía de la competencia para saber si se trataba o no de Novichok y después de dos años pasaron a tener esta competencia, entonces algo sucedió. Si pasó algo que permitió a Suecia comprender el Novichok, entonces quizá hay que considerarlo como una posible grave violación de la Convención sobre Armas Químicas.
Para finalizar mi respuesta, voy a decir que estamos preparados para hablar con todos, pero solo que no nos obliguen a justificarnos sin presentar cualquier hecho sobre la base de preocupaciones concretas y bien formuladas. Siempre estaremos preparados para una conversación profesional.
— Señor Lavrov, además de las diferencias que aparecen entre nosotros y nuestros socios occidentales sobre las noticias de la actualidad surgen temas de interpretación de la historia con los que no estamos de acuerdo. En el momento actual las manifestaciones que han tenido lugar en EEUU causaron eventos más radicales: de hecho, comenzó la revisión de la historia estadounidense y una parte considerable de la historia y la cultura mundial.
Profanan monumentos y cambian las descripciones de ciertos eventos. Incluso ha habido intentos de revisar la historia de la Segunda Guerra Mundial y el papel de la Unión Soviética en ella. ¿Qué cree usted: qué consecuencias para Estados Unidos tendrán los intentos de revisar su historia y cuáles serían las consecuencias a nivel global?
— Tiene razón. Nos preocupa mucho lo que está sucediendo en este ámbito, en el ámbito de la historia mundial, el de la historia de Europa. Se observa, francamente, una agresión histórica que está encaminada a la revisión de las bases modernas del derecho internacional que se han establecido después de la Segunda Guerra Mundial en forma de las Naciones Unidas, los principios de su Carta. Intentan socavar precisamente estas bases.
Sobre todo, se usa una argumentación que en esencia es un intento de igualar la Unión Soviética con la Alemania nazi, los agresores y quienes vencieron a los agresores, quienes vencieron a quienes trataron de esclavizar a Europa y hacer esclavos a la mayoría de los pueblos de nuestro continente.
Nos ofenden cuando dicen directamente que la Unión Soviética es más culpable de haber desencadenado la Segunda Guerra Mundial que la Alemania nazi. Al mismo tiempo, tratan de hacernos olvidar cómo comenzó todo en 1938, cómo los países occidentales llevaban a cabo una política de apaciguamiento de Hitler, sobre todo, Francia y el Reino Unido.
No hay que hablar mucho sobre este tema, muchas cosas ya se han dicho; en forma resumida el famoso artículo del presidente Vladímir Putin seguramente contiene todos nuestros argumentos clave y basándose en los documentos muestra de manera convincente la insensatez y el carácter contraproducente y destructivo de los intentos de socavar los resultados de la Segunda Guerra Mundial.
Por cierto, nos apoya la mayoría absoluta de la comunidad internacional. Anualmente presentamos una resolución sobre la inaceptabilidad de la heroización del nazismo. Solo dos países votaron en contra: EEUU y Ucrania y toda la Unión Europea se abstuvo.
Se abstiene porque, como nos explican los países de Europa, sobre todo, los países bálticos exigen no apoyar esta resolución. Pero, como dicen, quien se pica es porque ajos come: en esta resolución no hay referencia personal a ningún país, ningún Gobierno. Simplemente toda la comunidad internacional llama a no permitir los intentos de heroización del nazismo, no permitir la lucha contra los monumentos.
Pero resulta que los países que exigen que la UE no apoye esta resolución absoluta, evidente y directamente, que no tiene ningún trasfondo, sienten que no pueden poner su firma bajo estos principios. Y en realidad, es así: vemos las marchas de los antiguos miembros de las Waffen-SS, vemos la destrucción de monumentos. Sobre todo, nuestros vecinos polacos hacen estas cosas de manera activa, hubo procesos semejantes en Chequia. Es inaceptable.
Y, por cierto, además de socavar los resultados de la Segunda Guerra Mundial que están consagrados en la Carta de las Naciones Unidas, esto también viola los acuerdos bilaterales que tenemos con estos países y otros países sobre la protección de cementerios militares, el cuidado de los cementerios militares y los monumentos erigidos en memoria de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, en memoria de los héroes que liberaron los países.
Vamos a seguir con este trabajo y creo que hay que prestar atención a lo siguiente: quienes están en contra de nuestra línea de lucha contra la heroización del nazismo invocan los derechos humanos. Dicen que la libertad de pensamiento, la libertad de expresión que existen en EEUU y otros países occidentales no deben ser sujetos a la censura. Si esta libertad de pensamiento y de expresión está limitada por la inadmisibilidad de heroización del nazismo, esto va a violar sus legislaciones respectivas.
Pero seamos honestos, lo que estamos viendo ahora en Estados Unidos probablemente tenga algo que ver con lo que decimos sobre la inadmisibilidad de revisar los resultados de la Segunda Guerra Mundial. Evidentemente hay racismo desenfrenado en EEUU y hay fuerzas políticas que están tratando de incitar esos sentimientos racistas y usarlos para sus propios intereses políticos. Podemos observar esto casi a diario.
También mencionó otras cuestiones históricas que son afectadas por las políticas del momento. Bajo la mano dura de los estadounidenses que quieren destruir su propia historia y destruyen los monumentos a los confederados porque ellos fueron dueños de esclavos también cayó el monumento al primer gobernador de Alaska, Baránov, que se encontraba en la ciudad de Sitka, en Alaska, y que siempre fue respetado por la población local y por los que visitaban Alaska.
Es cierto que nos enteramos de que el gobernador de Alaska y las autoridades de Sitka declararon que el monumento no será destruido, sino que será reubicado dignamente, como nos aseguraron, a un museo histórico.
Y si esto sucede como se nos promete, creo que vamos a apreciar esta actitud de las autoridades de Sitka hacia nuestra historia en común. Y esperamos que la instalación del monumento a Baránov en el museo histórico favorecerá a la organización de una exposición adicional especial que contará la historia de la América rusa.
— Tengo algunas preguntas sobre la agenda francesa y africana. Empecemos por Francia. Emmanuel Macron ya lleva tres años en el poder y su primera invitación oficial dirigida a otro jefe de Estado fue dirigida a Vladímir Putin con el fin de mejorar las relaciones ruso-francesas. ¿Podría decir qué cambios reales se han producido desde entonces a nivel diplomático en el trabajo con Francia? ¿Y puede aclarar si la reunión de París del 16 de septiembre se pospuso debido a Alexéi Navalni? Hasta donde yo sé, se suponía que ayer iba a tener lugar una reunión en París, que no tuvo lugar.
— Ayer no. Tenía que celebrarse unos días antes, pero eso no cambia las cosas.
En primer lugar, Francia es uno de nuestros principales socios en la arena internacional. Hace mucho tiempo que hemos caracterizado nuestra relación como una asociación estratégica. Y uno de los primeros pasos en política exterior del presidente Macron, inmediatamente después de su elección, fue invitar al presidente de Rusia.
Como resultado de esta visita, que tuvo lugar en mayo de 2017 en Versalles, los líderes de ambos Estados confirmaron la intención y disposición de ambos países de profundizar nuestra asociación, incluso en el campo de la cooperación bilateral y en el campo de las relaciones internacionales, tanto a nivel regional como global.
Fruto de esa cumbre en Versalles se conformó el Foro de Diálogos de Sociedades Civiles, el Diálogo de Trianon, que sigue funcionando con bastante éxito, aunque, por motivos de restricciones por el coronavirus, ahora es imposible realizar eventos presenciales.
Desde entonces, se han producido más visitas del presidente Macron a Rusia y del presidente Putin a Francia. La última reunión, que tuvo lugar en agosto pasado, fue durante la visita del presidente Putin y las conversaciones con el presidente Macron en Fort de Brégançon. Allí tuvo lugar una conversación muy productiva, confidencial y profunda sobre la necesidad de relaciones estratégicas, destinadas a considerar los principales problemas del mundo moderno, principalmente, por supuesto, en Europa y en el área euroatlántica, con el fin de fortalecer la seguridad.
Los presidentes acordaron entonces crear mecanismos de interacción tanto a través de los Ministerios de Relaciones Exteriores como de los Ministerios de Defensa. Se retomó el formato 2+2, que se creó hace mucho tiempo, pero hubo una pausa en su funcionamiento. En septiembre del año pasado se celebró en Moscú una reunión ordinaria del formato 2+2.
Además de estos dos ministerios, se decidió discutir temas de estabilidad estratégica a través de los asesores en política exterior de los dos presidentes. Con su consentimiento —con el consentimiento del presidente Putin y del presidente Macron— se han formado más de 10 grupos de trabajo en diversas áreas relacionadas con la cooperación en el campo de la estabilidad estratégica, el control de armas, la no proliferación de armas de destrucción masiva y otros temas.
En general, la mayoría de estos mecanismos están funcionando y tienen como objetivo que nosotros, junto con nuestros colegas franceses, propongamos iniciativas que vayan dirigidas a estabilizar las relaciones en Europa, a normalizar la anormal situación actual cuando se profundizan las líneas divisorias, cuando la OTAN incrementa su infraestructura militar en el territorio de los nuevos miembros, que viola el Acta Fundacional Rusia-OTAN, firmada en los años 90 y considerada la base de nuestra relación.
Existen muchas tendencias alarmantes y una de sus manifestaciones es la retirada de Estados Unidos del Tratado INF y la intención declarada a nivel oficial de desplegar misiles no solo en Asia, sino, aparentemente, también en Europa. Esos sistemas antimisiles que se han desplegado en Rumanía y que ahora se despliegan en Polonia bien pueden usarse no solo para lanzar antimisiles, no solo con fines defensivos, sino también con fines ofensivos, porque las mismas instalaciones se pueden usar para lanzar misiles de crucero, algo que había sido prohibido por el Tratado INF. Pero ahora no hay tratado y los estadounidenses tienen las manos libres.
Hace casi un año —pronto celebraremos el aniversario de este mensaje— el presidente Putin hizo un llamamiento a todos los mandatarios de los países europeos, EEUU, Canadá y varios otros Estados, debido a que los estadounidenses destruyeron el Tratado INF. Él propuso no intensificar la carrera armamentista, sino declarar una moratoria mutua y voluntaria sobre las mismas armas de ataque que estaban prohibidas por el Tratado INF. Ninguno de los líderes respondió específicamente a esta propuesta, excepto el presidente Macron. Y lo apreciamos.
Esto enfatizó que el mandatario francés está sinceramente interesado en aprovechar cualquier oportunidad de diálogo con Rusia. Y sin ese diálogo no se puede garantizar la seguridad en Europa, algo que todos reconocen cada vez más abiertamente.
Por lo tanto, realmente teníamos planificadas reuniones en el formato 2+2, pero por razones que, probablemente, solo podemos suponer —al menos los colegas franceses dijeron que necesitan revisar ligeramente el calendario de nuestras reuniones— otro encuentro ministerial de los ministros de Defensa y Asuntos Exteriores se pospuso para una fecha posterior. No hablaré de los motivos, pero, al parecer, el ambiente general actual, el tono general que ahora se está levantando en la UE hacia Rusia, por supuesto, afecta el calendario de nuestros contactos. Sin embargo, recientemente se llevaron a cabo consultas sobre una serie de cuestiones importantes: tanto sobre la lucha contra el terrorismo como cuestiones de ciberseguridad. Todo esto en el marco de los planes aprobados por los presidentes Putin y Macron.
— Como señaló recientemente el representante permanente de Rusia ante la OSCE, Alexandr Lukashévich, la situación con la agencia Sputnik en Francia no ha mejorado en absoluto. Nuestros periodistas todavía no pueden asistir a conferencias de prensa ni a ningún otro evento en el Palacio del Elíseo. Me gustaría saber qué formas de resolver esta situación se están considerando y si este problema se ha debatido con la parte francesa.
— Por supuesto, se ha debatido este problema. Consideramos inaceptable que tanto los corresponsales de Sputnik como los de RT sean discriminados abiertamente en Francia y, en lo que respecta a Sputnik, en los países bálticos, hecho que también es bien conocido.
El hecho de que en los últimos años, desde 2017, ni RT ni Sputnik hayan sido acreditados en el Palacio del Elíseo es, por supuesto, lamentable. Pero es aún más sorprendente que, a pesar de todo su compromiso con la libertad, la igualdad y la fraternidad —y aparentemente también la sororidad—, nuestros colegas franceses declaran que no anularán su decisión. No se emitirá la acreditación, porque RT y Sputnik «no son medios, sino una herramienta de propaganda«.
Creo que no es necesario comentar lo absurdo y ridículo que son este tipo de etiquetas, porque RT y Sputnik son muy populares. La audiencia está creciendo en un número creciente de países, he visto las estadísticas. Solo puedo suponer que esta es otra manifestación de los temores ante la competencia por aquellos que hasta hace poco dominaban el mercado mundial de la información. Planteamos estas preguntas no solo ante los franceses, exigiendo que dejen de discriminar a los medios de comunicación que están registrados en Rusia.
Nos presentan el argumento de que existe una financiación gubernamental, pero esto es cierto también para muchos medios de comunicación que se consideran faros de la democracia. Tanto Radio Liberty como la BBC dependen de la financiación estatal, pero por alguna razón no se están tomando medidas restrictivas en su contra. Incluso en internet, donde la censura ahora se introduce abiertamente y Google, YouTube y Facebook están tomando decisiones, claramente bajo presión de las autoridades estadounidenses que discriminan a los medios rusos en cuanto a la posibilidad de publicar sus materiales en estos recursos.
Planteamos estas preguntas, como dije, no solo en encuentros bilaterales. Las planteamos en la OSCE, donde hay un representante especial para la libertad de los medios; las planteamos en la Unesco, que está llamada a apoyar el periodismo libre y la libertad de expresión; planteamos estas preguntas en el Consejo de Europa. Curiosamente, en los años 90, en el cruce de los 80 y los 90 del siglo pasado, cuando atravesamos el proceso de la perestroika y cuando se estaba formando una nueva realidad política, cuando Rusia se abría al mundo, como era costumbre decir, dentro de la OSCE nuestros socios occidentales eran más activos al promover el libre acceso a cualquier información, tanto basada en fuentes internas como provenientes del exterior. Esto claramente tenía la intención de reforzar la tendencia a revelar la sociedad soviética al mundo exterior, etc.
Entonces, ahora, cuando recordamos estas decisiones y exigimos que se respete el acceso a la información, incluso en Francia, en relación con Sputnik y RT, nuestros socios occidentales ya se sienten avergonzados de volver a confirmar las mismas decisiones que se tomaron por iniciativa suya hace 30 años. La doble moral y la hipocresía son, lamentablemente, las palabras que deben caracterizar su posición.
La próxima cumbre ministerial de la OSCE debe realizarse en diciembre de este año, estos temas no desaparecerán de la agenda y nuestros colegas occidentales tendrán mucho que responder.
— Una pregunta sobre la agenda africana. En la cumbre de Sochi se firmaron más de 90 contratos de cooperación con países africanos. Me gustaría saber ¿a qué ritmo Rusia está volviendo ahora al cumplimiento de los acuerdos firmados después de la pandemia y cuáles de estos proyectos son prioritarios y en qué países africanos?
— Después de la cumbre que tuvo lugar en octubre del año pasado en Sochi y fue un éxito evidente de nuestra política exterior, como todos los invitados africanos decían directamente, no hicimos ninguna pausa. La pandemia cambió las formas de comunicación, pero seguimos trabajando, como suele decirse, a distancia. Esto también es posible en la política exterior y la diplomacia.
El presidente Putin habló por teléfono en varias ocasiones con líderes africanos, con los presidentes de Sudáfrica, Congo, Etiopía. También hubo videoconferencias entre los ministros de Exteriores de Rusia y el trío africano: el anterior, el actual y el futuro presidentes de la Unión Africana, son Sudáfrica, Egipto y la República Democrática del Congo.
En nuestro Ministerio se ha creado una secretaría especial, Foro Rusia-África. Tomamos la decisión de crear dicho foro en Sochi. Esta secretaría ya cuenta con personal.
Nos reunimos ayer con el jefe de una de las organizaciones subregionales del continente africano, IGAD, donde el exministro de Exteriores de Etiopía es el secretario general y discutimos planes concretos de cooperación entre Rusia y la IGAD. Tenemos este tipo de planes tanto con la Comunidad de África Austral como con la Comunidad de África Occidental, con todas las organizaciones subregionales, junto con la propia Unión Africana, que es una estructura panafricana.
Y los planes de trabajo cubren consultas sobre temas que son relevantes en el continente africano. Se trata tanto de la resolución de conflictos, como de la realización de eventos conjuntos en el campo de cultura, educación y, por supuesto, del desarrollo de nuestra cooperación económica, del apoyo a través de cancillerías, de las actividades de las empresas de Rusia en África y sus socios en el continente africano. Tenemos muchos planes y este trabajo es muy apreciado por nuestros colegas africanos.
Por cierto, con respecto a la pandemia, decenas de países africanos han recibido nuestra ayuda para resolver los problemas con suministros de sistemas de diagnóstico, equipos de protección personal, medicamentos, y esta cooperación continúa.
Los países africanos, por cierto, junto con los países asiáticos y latinoamericanos, expresan su interés en establecer la producción de nuestra vacuna Sputnik V en su territorio y ahora nuestras respectivas autoridades, que se ocupan de estos asuntos, eligen posibles candidatos para establecer dicha producción, porque está claro que la vacuna será necesaria en grandes cantidades.
Tenemos una muy buena experiencia en el territorio de Guinea, Sierra Leona. Cuando padecían de ébola, nuestros médicos establecieron un hospital móvil y comenzaron la producción de una vacuna contra esa fiebre en Guinea. Y de muchas maneras, la experiencia de combatir la fiebre del ébola ayudó a nuestros especialistas a crear rápidamente una vacuna contra el coronavirus al usar la plataforma que se creó entonces para combatir el ébola.
Así que, en mi opinión, tenemos muy buenos planes. Por cierto, hemos acordado aumentar el número de becas que ofrecemos a los países africanos. En cuanto a la cooperación económica, recientemente, hace unas semanas, creamos la Asociación para la cooperación económica de la Federación de Rusia con los países africanos.
Entonces, tan pronto como se levanten las restricciones relacionadas con la cuarentena, estoy seguro de que todos estos planes se implementarán de manera aún más activa. Mientras tanto, trabajamos principalmente mediante videoconferencias.
— Señor Lavrov, le agradezco sus respuestas y le paso la palabra. Gracias, señor Lavrov. Hablamos sobre la situación en EEUU, sobre la situación en Europa, y nos gustaría abordar los temas del mundo árabe. Me gustaría pasarle la palabra a la redactora de Sputnik Arabic Kristina Malik.
Buenos días, señor Lavrov. No puedo comenzar sin una pregunta sobre Siria. ¿Cómo evaluaría el Plan César estadounidense que golpeó no solo a Siria, sino también a los socios más cercanos de Damasco? ¿Cuáles son las nuevas soluciones que se pueden tomar para mejorar la situación humanitaria en el país dada las difíciles circunstancias económicas?
— Este plan, como usted dijo, lo llaman Ley César. Presupone, en gran medida, la introducción de sanciones, que les gustaría ver como un instrumento sofocante contra la cúpula política de la República Árabe Siria. En realidad, estas sanciones, al igual que los lotes de sanciones anteriores —hubo bastantes de ellos tanto por parte de EEUU como de la UE y otros aliados de Washington— afectaron en primer lugar, por supuesto, a la gente común, a los ciudadanos de la República Árabe Siria.
Ayer mismo en Nueva York, el Consejo de Seguridad discutió cómo se desarrolla la situación humanitaria en Siria y nuestros colegas occidentales, como solemos decir, defendieron muy apasionada y pretenciosamente la idea de que ellos tienen razón al declarar que las sanciones solo buscan limitar las acciones y las capacidades de los funcionarios y los representantes, como ellos dicen, del régimen, y que la gente común no sufre porque las sanciones prevén excepciones humanitarias para los suministros de medicamentos, alimentos y otros artículos de primera necesidad.
Todo esto es falso porque ninguno de dichos artículos no se suministran a Siria desde aquellos países que han declarado que las sanciones son excepciones supuestamente existentes; quizá salvo algunos lotes muy pequeños. Siria comercia principalmente con la Federación de Rusia, Irán, la República Popular China y algunos países árabes y el número de países que comprenden la necesidad de superar la situación anormal actual y restablecer relaciones con la República Árabe Siria aumenta.
Cada vez más países, incluidos los países del golfo, deciden reabrir sus embajadas en la República Árabe Siria, y cada vez más países se dan cuenta de que ya se está volviendo absolutamente inaceptable desde el punto de vista de derechos humanos continuar con estas asfixiantes sanciones. Introdujeron sanciones de manera unilateral, son ilegítimas.
Y justo ayer o anteayer, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, volvió a hacer el llamamiento, que ya había hecho hace seis meses, a los países que introdujeron sanciones unilaterales contra países en vías de desarrollo para suspender estas sanciones al menos durante el período de lucha contra la pandemia. Occidente permanece sordo a estos llamamientos, aunque la mayoría absoluta de los Estados miembros de la ONU apoyó estos llamamientos. Trabajaremos para conseguir una mayor condena de esta práctica.
La ONU adopta resoluciones especiales que declaran ilegítimas e ilegales las sanciones unilaterales y se confirma que solo deben respetarse las sanciones del Consejo de Seguridad: este es el único instrumento legal basado en el derecho internacional.
En general, en cuanto al arreglo sirio, por supuesto, estamos trabajando activamente en el marco del formato de Astaná con nuestros socios turcos e iraníes. Recientemente visitamos Damasco junto con el vice primer ministro ruso, Yuri Borisov. El presidente Asad y sus ministros nos confirmaron su compromiso con la implementación de los acuerdos que se alcanzaron entre el Gobierno y la oposición bajo la supervisión del trío de Astaná.
En Ginebra, el Comité Constitucional reanudó su trabajo; se reunió su comisión editorial. Las partes comienzan a acordar enfoques sobre el futuro de Siria, lo que permitirá luego comenzar a trabajar en la reforma constitucional. Bueno, en el terreno, el espacio controlado por los terroristas se está reduciendo gradualmente, en primer lugar, esto se refiere a la zona de desescalada en Idlib.
Los acuerdos ruso-turcos, incluidos aquellos sobre la necesidad de separar a los opositores normales, abiertos al diálogo con el Gobierno, de los terroristas reconocidos como tales por el Consejo de Seguridad, se están implementando gradualmente, aunque no tan rápido como quisiéramos. Pero nuestros colegas turcos están comprometidos con ellos y cooperamos activamente con ellos.
Nos preocupa la situación en la orilla este del Éufrates, donde las tropas estadounidenses que están estacionadas allí ilegalmente, evidentemente fomentan las tendencias separatistas de los kurdos. Desgraciadamente, incitan a los kurdos a enfrentarse contra el Gobierno e impiden el deseo natural de los kurdos de iniciar un diálogo con el Gobierno.
Y, por supuesto, esto es motivo de preocupación, tanto en términos de integridad territorial de la República Árabe Siria como en términos de la explosividad que estas acciones estadounidenses crean en torno al problema kurdo. Como saben, es relevante no solo para Siria, sino también para Irak, Irán y, por supuesto, Turquía y en esta región es un juego peligroso.
Los estadounidenses como de costumbre toman este tipo de acciones para crear caos y esperan que sea manejable. Están lejos y en realidad no les importa mucho, pero las consecuencias para la región pueden ser catastróficas si promueven aquí estas tendencias separatistas.
Y recientemente se dieron a conocer las decisiones de esta agrupación estadounidense ilegítima desplegada en el este de Siria, que, junto con los líderes kurdos, firmaron un acuerdo que permite a una empresa petrolera estadounidense extraer hidrocarburos en el territorio del Estado sirio soberano. Es una flagrante violación de todos los principios existentes del derecho internacional.
Así que los problemas en la República Árabe Siria no son pocos, hay bastantes. No obstante, la situación se ha estabilizado significativamente en comparación con lo que había hace unos años y las actividades del formato Astaná, nuestras iniciativas que hemos implementado, jugaron, por supuesto, un papel decisivo en este proceso.
Ahora la agenda incluye la solución de graves problemas humanitarios y la restauración de la economía que fue destruida por la guerra. En estas áreas, mantenemos activamente el diálogo con otros países, incluidos la República Popular China, Irán, la India y los Estados árabes.
Consideramos importante involucrar a las organizaciones y sistemas de la ONU en actividades que tendrán como objetivo movilizar la asistencia humanitaria a la República Árabe Siria como un paso prioritario y en la siguiente etapa de movilización la asistencia internacional para restaurar la economía y la infraestructura que fue destruida por la guerra. Hay mucho trabajo, pero al menos tenemos claro en qué dirección debemos avanzar.
— No podemos dejar de preguntar sobre la cooperación con los países del golfo Pérsico. ¿Cuáles son las perspectivas de cooperación internacional entre Rusia y los países del golfo Pérsico en este momento? ¿Hay países prioritarios para nosotros en esta región? ¿Rusia está considerando la posibilidad de una mediación para resolver la crisis de Catar que se viene desarrollando desde hace cuatro años?
— En cuanto al golfo Pérsico, probablemente no iré contra la verdad si digo que de todos los países que tienen relaciones con las naciones de la región fuimos los primeros que ofrecimos comenzar a elaborar un plan a largo plazo para su desarrollo estable, normal y de buena vecindad de esta zona. Ya en los años 90 propusimos un concepto para garantizar la seguridad y la cooperación en la zona del golfo Pérsico. Desde entonces el concepto se ha actualizado varias veces, incluida una versión que circuló el año pasado. Incluso mantuvimos una discusión sobre este concepto en septiembre del año pasado con la participación de científicos, la comunidad de expertos de Rusia y los países del golfo Pérsico, los países árabes e Irán.
El concepto, de hecho, propone aprovechar la experiencia de las reuniones sobre seguridad y cooperación en Europa, cuando durante el apogeo de la Guerra Fría existían relaciones incómodas entre la Unión Soviética, el Pacto de Varsovia y el bloque occidental de la OTAN, y, sin embargo, la conciencia de la necesidad de convivencia alentó a todos los países de la región euroatlántica —Europa, Estados Unidos y Canadá— a reunirse y desarrollar normas de comportamiento basadas en la confianza. Allí se establecieron medidas especiales para fomentar la confianza y transparencia y los mecanismos que se establecieron en el marco de esta reunión permitieron resolver todas las cuestiones que surgieron de un lado u otro.
Propusimos establecer los mismos principios como base para la interacción y así garantizar la seguridad en el golfo Pérsico. Lo presentamos al Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, que incluye 6 monarquías de Oriente Medio, como saben, y lo presentamos a nuestros colegas iraníes. Varios miembros del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo expresaron su disposición de debatirlo. Algunos de los miembros de esta organización se han tomado el tiempo de estudiar más. Continuamos con el diálogo y las discusiones que se realizaron a nivel de la comunidad científica, por supuesto, ayudan a promover estas iniciativas.
El problema es que en los últimos años, como saben, la actual Administración de EEUU viene demonizando a Irán. Irán ha sido además declarado como el principal problema de toda esta región y otras regiones del mundo, donde Irán ha sido de una forma u otra acusado de interferir en los asuntos internos de los respectivos países; y los estadounidenses están tratando de reconfigurar todo el diálogo sobre los problemas de Oriente Medio y África del Norte en una vía antiraní.
En primer lugar, eso es poco prometedor, porque los problemas se pueden resolver de manera estable y confiable solo a través de acuerdos entre todos los participantes. Toda la lógica de la actual política estadounidense se basa en el hecho de que Irán debe centrar todos los esfuerzos para contener y castigar. Y que solo un cambio de régimen permitirá, finalmente, respirar libremente a toda la región. Esto es un callejón sin salida.
Las sanciones con las que están tratando de ahogar a Irán nunca han funcionado y no funcionarán ahora. Irán ha expresado más de una vez su disposición para el diálogo y esta disposición permanece. Un diálogo que no puede basarse en esos ultimátums que periódicamente presenta la parte estadounidense. Estaremos dispuestos a ayudar en el inicio de dicho diálogo.
Nosotros, junto con los países europeos, con la República Popular China, defendemos el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) para la solución del problema nuclear iraní, que fue aprobado en 2015 por el Consejo de Seguridad de la ONU y que los estadounidenses ahora están destruyendo, nuevamente guiados exclusivamente por su línea de demonizar a Irán en todo.
La polémica en el Consejo de Seguridad de la ONU continúa. 13 países de 15 se han manifestado categóricamente en contra de los intentos de destruir el PAIC y culpar a Irán de todo lo que sucede.
Ha mencionado los desacuerdos dentro del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, cuando hace algún tiempo varios países de esta organización y nuestros colegas de la República Árabe de Egipto entraron en conflicto con Catar. Estamos listos para ofrecer nuestros servicios de mediación en cualquier tema de conflicto, si todas las partes nos lo solicitan. Hasta ahora, no hemos recibido este tipo de solicitudes. Mantenemos buenas relaciones con todos los países sin excepción, incluidos todos los miembros del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo.
Sé que la Administración estadounidense está tratando de reconciliar a países antagonistas y está tratando de persuadir a Arabia Saudí y sus socios más cercanos para que construya puentes y firme la paz con Catar. Deseamos éxito a cualquier esfuerzo encaminado a unir países, no a separarlos y a crear líneas divisorias. Estaremos dispuestos a ayudar si, repito una vez más, nos lo solicitan y hay interés de todas las partes involucradas.
— La Embajada rusa en Libia reanudó su trabajo hace apenas unas semanas, ¿puede, de alguna manera, convertirse en una plataforma para el diálogo entre el Ejército Nacional Libio y el Gobierno de Acuerdo Nacional?
— Nuestra Embajada sigue funcionando desde Túnez. A Trípoli regresará, espero pronto, tan pronto como se garantice allí algún nivel básico de seguridad. Allí se encuentran varias Embajadas que aún funcionan, pero la seguridad es muy, muy frágil.
En cuanto a la mediación entre el Ejército Nacional Libio y el Gobierno de Unidad Nacional como protagonistas principales en Libia, nuestra Embajada, por supuesto, mantiene contactos con todas las partes. Pero la cuestión es mucho más complicada y Moscú también participa activamente en la construcción de puentes entre las partes beligerantes.
Desde nuestro Ministerio y el Ministerio de Defensa estamos tratando de promover pasos prácticos para acordar soluciones de compromiso que ayuden a resolver la crisis libia. Pero el trabajo no es fácil.
Permítanme recordarles que todos los problemas que vive Libia comenzaron en 2011, cuando la OTAN, en contradicción con el Consejo de Seguridad de la ONU, en flagrante violación de sus resoluciones, llevó a cabo una agresión militar directa en Libia para derrocar al régimen de Muamar Gadafi, quien fue brutalmente asesinado bajo los vítores, como recordarán, de la entonces secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, que se mostró en vivo con cierto orgullo. Fue espeluznante.
Desde entonces, nosotros, todos los vecinos de Libia, aquellos que queremos restaurar Libia como el Estado que fue destruido por miembros de la OTAN, hemos estado tratando de establecer algún tipo de proceso internacional. Hubo muchos intentos: hubo conferencias en París, Palermo, Abu Dabi, los acuerdos de Sjirat de 2015, muchas cosas. Y durante un largo período de tiempo, la mayoría de los jugadores externos han buscado interactuar con una sola fuerza política, por la que parecían apostar.
Abandonamos este enfoque desde el principio y, dados nuestros contactos existentes y lazos históricos, comenzamos a trabajar con todas las fuerzas políticas de Libia sin excepción, ya sea Trípoli, donde se encuentran el Consejo Presidencial y el Gobierno de Unidad Nacional, ya sea Tobruk, donde se encuentra el Parlamento, la Cámara de Representantes. Todos los líderes de las partes han visitado la Federación de Rusia muchas veces. También hicimos esfuerzos para organizar reuniones personales entre el comandante del Ejército Nacional Libio, [Jalifa] Haftar, y el jefe del Gobierno de Unidad Nacional, [Fayez] Sarraj, estuvieron en Moscú a principios de este año en vísperas de la conferencia de Berlín. Y en gran parte gracias a estos esfuerzos, que hicimos junto con nuestros colegas turcos, de Egipto y Emiratos Árabes Unidos, pudimos preparar propuestas que aseguraron en gran medida el éxito de la Conferencia de Berlín, que nuestros colegas alemanes habían estado preparando durante varios meses y durante la cual se adoptó una importante declaración que posteriormente fue aprobada en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Lamentablemente, en esa etapa se prestó poca atención a asegurar que las ideas desarrolladas por la comunidad internacional fueran aprobadas por las propias partes libias. Algunos de nuestros socios partieron del hecho de que tan pronto como la comunidad internacional, representada por el Consejo de Seguridad, por la Conferencia de Berlín, tome algunas decisiones, lo único que queda es persuadir a las partes en Libia para que estén de acuerdo.
Ahora bien, la práctica demuestra que teníamos razón cuando advertimos contra ese enfoque, porque todo se basaba en el hecho de que estos acuerdos, que se adoptaron en Berlín, no fueron plenamente elaborados por las propias partes libias. De hecho, Berlín ha creado una buena base, pero ahora tenemos que ultimar los detalles. Y aquí vemos cambios positivos: el presidente del Parlamento de Tobruk, el señor Salah, junto con el presidente del Gobierno de Unidad Nacional, Sarraj, se mostraron a favor de un alto al fuego, por una tregua estable y por la reanudación del trabajo, que fue interrumpido en el formato 5+5 —es decir, el formato para resolver problemas militares—, y por reanudar las negociaciones sobre asuntos económicos, principalmente sobre la necesidad de una solución justa a los problemas de explotación de los recursos naturales de Libia.
El señor Salah presentó una iniciativa muy importante sobre la necesidad de tener en cuenta los intereses no solo de las regiones de Tripolitania y Cirenaica, sino también de Fezán, la parte sur de Libia, que a menudo no se ha mencionado en los debates anteriores.
Así que ya hay ideas sobre la mesa que ya han sido probadas y aprobadas en los contactos entre las partes. El encuentro que se convocó en Marruecos entre las partes libias tuvo buenas repercusiones y ahora, junto con nuestros colegas, seguimos contribuyendo a estos esfuerzos comunes.
Hace unos días, se llevaron a cabo consultas con nuestros colegas turcos en Ankara. Continuamos con este trabajo. Nos comunicamos tanto con Egipto como con Marruecos; hablé por teléfono con mis compañeros ministros de Relaciones Exteriores de Marruecos y la República Árabe de Egipto. Recientemente hablé con el ministro de Relaciones Exteriores italiano, quien, por razones obvias, también está muy interesado en ayudar a un arreglo libio.
Creo que ahora ha surgido un resultado muy prometedor, intentaremos apoyar activamente este proceso y contribuir al arreglo.
Consideramos muy importante interrumpir lo antes posible la pausa que ha durado más de seis meses con el nombramiento de un representante especial del Secretario General de la ONU para un arreglo libio. El exrepresentante dimitió en febrero y hasta ahora Antonio Guterres no puede, por algún motivo, decidir sobre el nombramiento de su sucesor. Hay razones para creer que algunos países occidentales están tratando de promover a sus candidatos, pero nuestra posición es muy simple: es necesario que la figura del representante del secretario de Estado para Libia sea coordinado con la Unión Africana. Esto es obvio: Libia es un miembro activo de la Unión Africana que tiene un gran interés en ayudar a resolver este problema. Les he explicado la situación actual con cierto detalle. Hay motivos para un optimismo cauteloso.