El aplastante triunfo democrático de Luis Arce en Bolivia, no solo marca el regreso del progresismo instaurado por Evo Morales, sino un fuerte repudio latinoamericano y caribeño contra el Secretario General de la OEA, Luis Almagro por su favoritismo hacia el imperialismo estadounidense, artífices del desconocimiento del triunfo de Evo Morales en las pasadas elecciones, obligándolo a renunciar al poder, cual vil manera de arponear a los demás gobiernos progresistas de la región.
Grandes verdades para la comunidad internacional se develan con el rescate de la democracia participativa y protagónica en Bolivia, marcando en primer lugar la pérdida de legitimidad de la OEA y fundamentalmente la de su Secretario General Luis Almagro quien queda señalado como principal factor conflictivo y desarticulador del Sistema Interamericano de paz y buena vecindad entre pueblos hermanos y en segundo lugar la necesidad de reforzar los demás esquemas interamericanos regionales como la UNASUR y la CELAC, que circunstancialmente habían sido desarticulados por los gobiernos neoliberales pro imperialistas.
No hay duda que a partir de la actuación de Luis Almagro en su condición de Secretario General de la OEA, fue que se adentraron los elementos que hoy ponen de manifiesto la ilegitimidad de su rol, por apoyar el surgimiento de una conflagración entre gobiernos vecinos, y pretender alinear a los gobiernos progresistas de la región al sistema político económico del imperio estadounidense, acciones que estaban fuera de su genuina función de garantizar la unidad en beneficio de todos los miembros del organismo regional.
Este personaje, atendiendo instrucciones del imperialismo estadounidense, propicio la creación del Grupo de Lima para que actuara contra el gobierno progresista de Venezuela, se trasladó hasta la frontera colombo-venezolana a incitar una confrontación bélica, violatoria de toda normativa del Derecho Internacional Público, impulsó a los gobiernos derechistas de Duque, Macrí y Bolsonaro para que desarticularan la UNASUR e invisibilizaran la CELAC, al tiempo que atacaba los gobiernos progresistas de Nicaragua, Cuba, Dominica y el de Bolivia donde gestó la renuncia forzada del Presidente Evo Morales, quien había ganado las elecciones para un próximo periodo presidencial, además Almagro apoyo el golpe de Estado por parte de la derecha boliviana, con lo cual se ocasiono grandes masacres en la población, cuyos hechos forzaran a que el este personaje sea puesto ante los órganos jurisdiccionales para que determinen su real responsabilidad penal más allá de la actuación política irresponsable por la cual está siendo señalado.
Luego del triunfo del progresismo en Bolivia, el Grupo de Puebla quien juega un importante rol dentro de la comunidad latinoamericana al estar conformado por expresidentes y líderes intelectuales de la región, planteo la posible y necesaria renuncia del Secretario General de la OEA Luis Almagro, como acción inminente para recomponer el sistema interamericano, de cuya opinión parece ser también el propio presidente electo boliviano Luis Arce.
En este contexto latinoamericano de fragilidad de la OEA manejada al antojo de Luis Almagro, es necesario que la Diplomacia de los Pueblos o Diplomacia Ciudadana se active junto a esos Grupos Políticos regionales y gobiernos progresistas para lograr no solo la salida de Luis Almagro de la OEA, sino concientizar a la población en general del daño que estos personajes apátridas representan para la ciudadanía.
En este contexto, es necesario cerrar filas con el gobierno de México, que también ha manifestado su inconformidad de como el Secretario General de la OEA llevo el tema de las elecciones en Bolivia y como intento inmiscuirse en Dominica, además de sus flagrantes participaciones en derrocar el gobierno venezolano y en debilitar el gobierno de Nicaragua, por lo cual ante una negativa del señor Almagro en abandonar voluntariamente la Secretaria General de la OEA, por no estar sometida su elección a una participación realmente democrática que pudiera revocar su mandato, los países, gobiernos y pueblo en general deberían “Seguid el ejemplo que Caracas dio”, planteándose una separación voluntaria de la OEA como lo hizo el gobierno venezolano, según lo establecen los estatutos de la propia organización, pero en el caso del Presidente Luis Arce, como un espaldarazo a su pueblo resultaría de gran valía su inminente separación de ese organismo regional, pues las evidencias del daño que se le causo a su pueblo son realmente desastrosas.
La solidaridad de otros gobiernos en la región en plantear esa separación voluntaria es necesaria, no puede haber momentos para dudar, además se debe considerar la manifestación popular cono presión desde pueblos latinoamericanos y caribeños e incluso en Venezuela y Cuba que ya no están dentro del organismo interamericano, que la Diplomacia ciudadana, representada por los movimientos sociales y la Paradiplomacia representada por los gobiernos locales, provinciales y municipales, hagan su manifestación de voluntad en contra de las acciones injerencistas y dañinas que se han venido realizando desde la OEA.
El momento es ahora en pro de fortalecer los organismos regionales como la CELAC, y rescatar UNASUR creada en tiempos estelares del progresismo, del raciocinio e incluso para la derecha con sentimiento patrio, cuando se avizoraba el quiebre de la OEA, organismo que ha perdido legitimidad ante las realidades mundiales y regionales donde la diplomacia va más allá de lo continental que se empeña en preservar la OEA, alineándose al muy estilo de la Doctrina Monroe, para controlar y dominar el continente americano por parte del imperialismo estadounidense como lo predijo nuestro Libertador Simón Bolívar al mencionar con mucha veracidad que los Estados Unidos parecía destinado por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad.