Son muchas las interpretaciones y lecturas que pueden hacerse de los resultados electorales, así como la variedad de impactos que estos resultados tienen. Es, por lo tanto de mucha dificultad abordar en un artículo las múltiples implicaciones que de este evento se derivan. Queremos, pues, adelantar que intentaremos abordar en que medida los resultados se corresponden con las aspiraciones de los principales partidos y coaliciones que se disputaban los curules de esta nueva Asamblea Nacional, y en función de esos resultados, cuál debería ser, en mi opinión, el papel de estos actores ante la nueva realidad política que se presenta en el país, a partir del 5 de enero del Año Bicentenario de Carabobo.
En primer término hay que señalar que los resultados en las proporciones que se dieron, sorprendieron a todos. Veamos.
En el orden cuantitativo, aunque todos sabíamos, dadas las circunstancias, que el nivel de participación iba a ser bajo, algunos aspirábamos que se ubicara alrededor del 40%. Al final la participación estuvo ligeramente por arriba del 30%. Esto es necesario evaluarlo con mucha objetividad por parte de los actores políticos de izquierda y de derecha.
La victoria del Gran Polo Patriótico fue aplastante. Haber obtenido 37 de los 48 diputados de la lista nacional (77%) y haber ganado las 87 circunscripciones y listas regionales, hablan por sí solo de la apabullante victoria de las filas revolucionarias sobre sus contrincantes de derecha y la disidencia de izquierda. Ya ha sido oficialmente confirmada la configuración de la nueva AN: 253 diputados para el GPP, 17 para la oposición de derecha y 1 para el PCV, quedando por asignar los 3 diputados indígenas.
No creo objetivamente que la magnitud de la victoria esperada por la dirigencia del GPP, estuviese en esas proporciones. Administrar con mucha humildad el logro obtenido debe ser la tónica predominante. Ello traerá beneficios, tanto para las filas revolucionarias, como para la patria toda. Ya nos detendremos líneas abajo en este aspecto, dado que el aspecto cuantitativo de los resultados, tiene una interpretación integral en el orden político que no debe ser ignorada.
Las dos principales alianzas de la oposición de derecha obtuvieron unos resultados (17 diputados) que con toda seguridad está muy lejos de sus aspiraciones. Esto debe ser evaluado con mucha serenidad y objetividad. Por lo menos quien esto escribe, no ha tenido información que alguno de sus voceros haya invocado fraude, como ha sido la costumbre cada vez que pierden. Si esto es definitivamente así (la aceptación de los resultados) , es un avance importante en el juego político democrático. Nunca los derrotados admiten con todas sus implicaciones el revés. Siempre públicamente se apela a justificaciones que en el fondo, ni a ellos mismos convencen, y que, naturalmente, muy pocos le creen.
Habría muchas consideraciones que hacer de los resultados obtenidos por estos sectores de la derecha. En mi opinión, la más importante de todas ellas es que su juego ambivalente de jugar a la “democracia” y a los atajos violentos, les ha pasado una nueva factura entre sus seguidores. Algunos de sus líderes han expresado, palabras más palabras menos, que iniciarán “un laborioso proceso de acumulación y recuperación de fuerzas”. De verdad, eso deberían hacer y no dejarse seducir por el ala opositora violenta, en los planes de “corto plazo” diseñados y financiados desde la Casa Blanca. De allí vienen, y ha sido esa práctica la que los ha llevado a resultados como los del reciente fracaso del 6D. Está por verse la sinceridad de su “ruptura” con sus antiguos compañeros de ruta. Nadie hubiese podido imaginar que 5 años después de la incuestionable victoria del 2015, la oposición venezolana tuviese hoy los resultados obtenidos el pasado domingo 6 de diciembre.
La derrota de los que he calificado como la disidencia de izquierda, ha sido de marca mayor. En anteriores artículos sostenía que “HABÍAN HECHO MAL SUS CÁLCULOS”. A nadie “con los pies puestos sobre la tierra” debería sorprender esos resultados. Se cosecha lo que se siembra. Aspirar recoger “frutos” de siembras ajenas, por lo general conduce a desencantos de aspiraciones insatisfechas. En “capitalizar” el descontento de la militancia chavista, y, en particular, del PSUV estuvo centrada su escasa propaganda y consignas. En esa errónea política y alentados por los criticadores de oficio, aquellos que “suponen que todo lo saben”, basaron sus aspiraciones en unos resultados que los convertiría en los “contralores” del proceso bolivariano. Dijera el poeta Andrés Eloy: “fueron vapores de la fantasía”. La autocrítica que reiteradamente, y a veces con razón, piden a otros, hoy debieran hacerla suya. Ojalá que así sea.
Allí están, pues, los resultados. Hacer ahora una serena y objetiva lectura de ellos es la tarea que cada uno debe hacer por separado, y determinar los pasos a seguir, primera y principalmente en función de la angustiosa situación que vive nuestro pueblo, haya votado por cualquiera de las opciones o simplemente no haya ido a votar.
Así como los resultados y la composición de la nueva Asamblea Nacional son una realidad tangible, también lo es que las medidas de bloqueo continúan, el ataque a nuestra moneda no cesa, y el poder adquisitivo de los salarios se deteriora cada día, ante el incesante aumento de los bienes y servicios , sean estos de primera, segunda o tercera necesidad. ES ESTO LO QUE MÁS PREOCUPA A NUESTRO PUEBLO, Y LO QUE DEBERÍA OCUPAR LA ATENCIÓN DE TODOS.
Algunos se han dedicado ya, a centrar su atención en la alta abstención. Probablemente sin quererlo destacan lo que la canalla nacional e internacional quiere se vea. Nuevamente se ponen de espaldas a la realidad. Discuten y analizan lo que no es prioritario y urgente para el pueblo.
La abstención tiene sus connotaciones políticas y sociológicas, pero en esencia su explicación obedece a realidades coyunturales que no pueden extrapolarse de manera mecánica, como algunos de manera interesada suelen hacer. No es lo mismo motivarse a participar en elecciones con necesidades primarias relativamente satisfechas que hacerlo en medio de una angustiosa cotidianidad donde esas mismas necesidades, reclaman de “malabarismos” de la población para su parcial e incompleta satisfacción. Eso, los enemigos de la patria lo saben muy bien y por ello acuden a mecanismos de distinta naturaleza en periodos electorales para hacer nuestra vida más difícil.
No ha habido nunca una elección igual a otra. Por ello es cuando menos una ligereza, comparar niveles de participación anteriores o de abstención con los que hoy hemos tenido. También lo es, como algunos lo esgrimen en sus “argumentos”, comparar manifestaciones de júbilo o su ausencia por resultados obtenidos, a las observadas en situaciones anteriores, más aún en una situación de pandemia como la que vivimos.
En mi opinión, no se trata de cerrar los ojos ante verdades que merecen nuestra atención. Se trata de poner en primer plano lo prioritario y urgente. En un artículo anterior ( ¿Para qué recuperar y rescatar la Asamblea Nacional? ), señalaba que hay tareas que a mi entender, pueden ser abordadas por los distintos partidos o tendencias que alcanzaron representación en la nueva AN. Ellas son: 1) Rescate de la institucionalidad de la AN. 2) La lucha contra la Corrupción y la Impunidad. 3) La lucha contra el Bloqueo y la Recuperación Económica del país. Puntualizaba en ese sentido que: “Debería, pues, alrededor de esos puntos, y algún otro que pudiera estimarse de urgente atención, establecerse un GRAN ACUERDO NACIONAL PARLAMENTARIO, suscrito públicamente por todas las fracciones o grupos parlamentarios que se integrarán a partir del próximo 5 de enero.”
No tengo dudas que de esas 3 tareas, no señaladas con prioridad alguna, y cualquier otra que pudiera formar parte de ese GRAN ACUERDO NACIONAL PARLAMENTARIO, la referida a la “Lucha contra el Bloqueo y por la Recuperación Económica del país”, debe ocupar la primacía de nuestros esfuerzos. Creo que nadie duda que esa es una tarea de primer orden. También estoy convencido que alrededor de ella deben sumarse el mayor número de voluntades posible, independientemente de la posición ideológica.
Para salir del atolladero económico en que está sumida la patria y que afecta en modo sumo a toda su población, con mayor fuerza a los sectores más vulnerables económicamente, es necesario dejar a un lado las posiciones dogmáticas y fantasiosas. Aprobada como fue la Ley antibloqueo, el gobierno nacional con Nicolás Maduro al frente, debe hacer uso de ella sin caer en chantaje alguno. Apreciamos que el ejecutivo ha adelantado, como debe ser, conversaciones con inversionistas nacionales y extranjeros. Tendrá, pues, ahora de importantísimo aliado a un Poder Legislativo que fue durante el quinquenio por finalizar, una cabeza de playa para todo tipo de tropelías y agresiones a la Patria de Bolívar.
Finalizo, por ahora, haciendo votos porque cada quien haga lo necesario en la trinchera que le corresponda. Quedaron cosas por decir, como siempre pasa. Debería privar en las filas revolucionarias y patrióticas la mayor amplitud y tolerancia con quienes piensen distinto, incluida la oposición de derecha que hará vida en la nueva AN. Queda sobreentendido, pero hay que decirlo, que el Chavismo, no importa la posición no coincidente que haya tenido y tendrá, debe abordar sus diferencias en el marco del principio maoísta UNIDAD-CRITICA-UNIDAD. Amaneció, estamos viendo, nos toca ahora trabajar unidos por la Recuperación de la Patria de Bolívar y Chávez.