"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Personas y cosas sin fundamento

En el léxico perijanero, en el lenguaje coloquial del ámbito rural y pueblerino del Zulia, las generaciones actuales hemos heredado de nuestros padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y “chornos”, una palabra de uso diverso, la cual utilizamos en el ámbito familiar, laboral, social, económico y hasta político. Veamos algunos usos de la palabra “fundamento”:

“En esa casa nadie tiene fundamento”. Es decir, no hay orden, constitución, sentido de hogar, responsabilidades familiares, entre otras cosas.

“En esa matera no hay fundamento”. Quiere decir que está desarreglada, el ganado está “revuelto”, desacomodada, improductiva.

“Es una persona sin fundamento”. Señalando que alguien es insensato, irracional, indisciplinado, sin criterios ni razonamientos.

“Ese muchacho no tiene fundamento”. Decimos con esto que hace una cosa hoy, otra mañana, va sin rumbo fijo, sin estrategia. Si tiene poca edad, no tiene conducción, orientación y ejemplo.

“Fue un discurso sin fundamento”. Juzgamos así al demagogo, a quien se expresó sin argumentos, sin conocimiento de la realidad.

“Fue una jugada sin fundamento”. En el dominó, la carta que se pone al azar, con despropósito, conservadoramente, o “por ponerla” simplemente.

“Eso que vos decís, no tiene fundamento”. De esta manera atacamos a quien no tiene capacidad argumental, fuerza probatoria, basamento en su defensa.

“Ese cura o ese médico no tiene fundamento”. Cuando cuestionamos su desempeño, comportamiento y coherencia.

“Augusto Morales era un hombre con fundamento”. Ponderando así su sabiduría, personalidad, constancia y ejemplo.

“Empezó a contraer deudas sin fundamento”. Sin necesidad, sin capacidad de pago, irresponsablemente.

“Quería hacer cobres, sin fundamento”. Aquel ambicioso, especulador, pródigo y botarate, sin merecimiento.

«Exigimos la convocatoria en Venezuela a unas elecciones libres» es una exigencia gringa que carece de «fundamento».

¡Cuántos valores y principios guardaba, y guarda aún esta sencilla palabra!

Con razón, me dejó pensando el “Tigre” Joseíto Martínez cuando me dijo un día: “La gente de antes podíamos ser brutos, pero teníamos fundamento”.

 

¡ORGULLOSAMENTE MONTUNO!

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