El poder mundial depredador ha decido apropiarse de Venezuela, retaguardia estratégica de recursos y posición geográfica privilegiada. Todo el plan aplicado por los liberales globalistas, mafiosos y traidores contra el país, converge en subsumirnos a través de la guerra económica, bloqueo y termitas criollas. La aceleración de la destrucción de la República comenzó durante la enfermedad del comandante Chávez en 2012, luego Cadivi, Bandes, Bancoex, Cencoex, la centrífuga de los recursos esfumados.
El impacto del fracking en la merma del ingreso ha servido para justificar un cambio de modelo, achacándole a la renta petrolera desgracias actuales y futuras. Según la lógica perversa, es necesario destruir Pdvsa. Presenciamos el regreso del capital vengativo. La ineludible consecuencia: aniquilamiento del chavismo y su energía política. Intentarán rendirnos, aturdirnos, desmovilizar y desmoralizar, ofrecernos migajas a cambio de modificar leyes y la Constitución antiliberal para entregarles los recursos.
Subalternos al orden mundial, perderemos soberanía y cualquier peso geopolítico. Esa máquina de demolición seguirá destruyendo la singularidad de la nación y así homogeneizarnos al tamaño de la economía regional que las corporaciones y los bankster nos tienen asignado.
Nuestra estrategia de ataque resulta en usar nuestro poder de dominio, que les resulte caro atacarnos. Desarrollar dassein propio, como escudo protector, recordando dos hitos fundacionales: 1777, Capitanía General de Venezuela, territorio y 5 de julio de 1811, acta de nacimiento de la nación, fechas que marcan nuestra independencia republicana. Hoy está en peligro de ser tragada por el liberalismo y la cábala del capital antinatural, antihumano anti comunidad/nación enfrentado a la multipolaridad.
Chávez empeñó sus esfuerzos en poner a nuestra patria a jugar en el tablero mundial, nuestro dilema hoy: ser actores o fichas. Tenemos la llave mágica para convertirnos en actores: monetizar los recursos naturales y dominio que sobre ellos tenemos. No permitamos que nos usen como fichas descartables, somos puercoespín y bachaco, que les duela atacarnos y tomar lo que es nuestro por derecho: somos o no somos.