"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Lo que Iberoamérica tiene que aprender de la estrategia de Seguridad Nacional rusa

MSIa Informa, 30 de julio de 2021.-La siguiente es el editorial del informativo mensual, Pagina Iberoamericana Vol. 18 No. 7

Mucho tiene que aprender Iberoamérica de la recién conocida “Estrategia de Seguridad Nacional” de la Federación Rusa, en particular porque los peligrosos ataques que el continente viene sufriendo contra sus raíces culturales y espirituales se asemejan a los que la Federación Rusa padece contra sus valores nacionales. El documento nos es de gran valor pues contribuye con elementos esenciales para ayudar a la imperiosa reorganización del mundo hoy día. Para Iberoamérica su contribución mayor solo puede apreciarse en la perspectiva de pensar en la totalidad del continente para que podamos aspirar al lugar protagónico de gran potencia mundial capaz de superar el atraso económico, científico, tecnológico y de bienestar general digno para nuestra población. El documento ruso dice lo siguiente:

“Los tradicionales valores espirituales, morales e histórico-culturales rusos se encuentran bajo el ataque activo de Estados Unidos y de sus aliados, así como de corporaciones transnacionales, de organizaciones no gubernamentales extranjeras, de organizaciones extremistas y terroristas. Ellos ejercen un efecto informativo y psicológico en las conciencias individuales, de grupos y públicas, por la diseminación de actitudes sociales y morales que contradicen las tradiciones, creencias y convicciones de los pueblos de la Federación Rusa… Los intentos de falsificación de la historia rusa y mundial, que distorsionan la verdad histórica y destruyen la memoria histórica, que incitan conflictos interétnicos e interconfesionales y debilitan a la ciudadanía, han aumentado”.

En Iberoamérica se viene propalando, a través de grupos ambientalistas e indigenistas, una visión actualizada contra el descubrimiento y la evangelización promovida por grupos oligarcas casi todos congregados en el Consejo Mundial de Iglesias (CMI). Esta organización, involucrada en una estrategia de guerra cultural contra los estados nacionales soberanos, principalmente de los países en desarrollo, promueve la derogación de la intitulada Doctrina del Descubrimiento en referencia a las bulas papales del siglo XV que confirieron el derecho de conquista a España y Portugal. Si esto continúa prosperando toda la base jurídica que dio origen a nuestros estados nacionales estaría en cuestionamiento y abriría el camino a nuevas divisiones territoriales basadas en demandas étnicas o raciales para destruir nuestra memoria histórica. Esta es el fundamento del autodenominado etnonacionalismo. Ahí está el porqué de la destrucción de estatuas y monumentos simultáneamente en diversos países del continente. Atacando la espléndida identidad cultural y espiritual de nuestro continente nos condena irremediablemente a un nuevo colonialismo post moderno, donde las antiguas potencias coloniales son sustituidas por los centros de poder oligarca que financian al CMI y a las redes de organizaciones no gubernamentales, militantes de una guerra hibrida permanente contra los Estados nacionales.

En este contexto es positiva la propuesta del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador de sustituir la Organización de los Estados Americanos (OEA), hoy claramente alineados a los intereses de los Estados Unidos, “por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie” y que respete, además de la soberanía, “nuestra realidad y nuestras identidades” semejante, según él, a la Unión Europea. López Obrador anuncio su propuesta en un discurso pronunciado el sábado 24 de julio, durante un acto conmemorativo del natalicio del Libertador Simón Bolívar. La visión del presidente mexicano no excluye de esta nueva organización a los Estados Unidos y considera necesariamente su reconstrucción económica industrial para garantizar un equilibrio global frente al avance económico de China, reconociendo que es de interés de las naciones iberoamericanas y sus poblaciones migrantes, el desarrollo de la nación del norte.

En esto tenemos que alertar que casi todos los esfuerzos de integración continental han aceptado una visión histórica que impide la consecución del propósito integrador. No es el modelo de la Unión Europea el que nos sirve, como tampoco la buscada extensión de los acuerdos de libre comercio de América del Norte (NAFTA) hacia el resto del entero continente (ALCA). A diferencia de las naciones europeas, nuestras naciones emergieron de la desintegración de lo que era una unidad cultural y espiritual iberoamericana. Lo que corresponde ahora es interrumpir ese proceso y de fomentar lo que realmente nos puede unificar, como pretendía el propio Simón Bolívar. Pretender una integración arremetiendo contra el proceso civilizatorio de los tres siglos que antecedieron las independencias nacionales, apoyadas abiertamente por la oligarquía británica y el Iluminismo francés, es perder la oportunidad que la crisis global presente nos brinda para cambiar de verdad el destino de nuestras naciones.

Somos un solo pueblo dividido por procesos e ideologías impuestos por un sistema oligárquico que perdura sobre ellas. Esperamos que este momento grandioso encuentre los hombres a su altura, que defiendan para Iberoamérica su “soberanía fundamental”, cultural y espiritual de la que hablaba el papa San Juan Pablo II.

 

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