Manuel María Piar, héroe de nuestra revolución independentista, libertador de Guayana, curazoleño, guerrero de mar y tierra como lo denomina el cronista de Ciudad Bolívar, Américo Fernández, nació en el 1774 en un barrio pobre de Curazao, llamado La Otra Banda, su padre Fernando Piar, fue un marino mercante, canario y su madre María Isabel Gómez, comadrona, mulata curazoleña. A los 10 años de edad, Piar y su familia fijan residencia en la Guaira, su madre a través de su oficio, conoció a la familia de José María España, y se hizo colaboradora de la causa independentista y republicana, conocida como la conspiración de Manuel Gual y José María España. A través de su madre, Piar se relacionó con esa lucha, convirtiéndose en un joven revolucionario y a los 23 años, por la persecución a los involucrados en dicha conspiración, regresan a Curazao, donde Piar se casó con María Martha Boom. Marinero como su padre conoció varias islas del Caribe y se involucró en la revolución de Haití.
En el 1810 regresa a Caracas, para incorporarse a la causa patriota, como alférez de fragata, en la marina, a las órdenes de Miranda, allí comienza su carrera militar en las filas de la independencia de Venezuela. Después de la caída de la Primera República se refugia en Trinidad y regresa al país en 1813, con la invasión organizada por Santiago Mariño, la cual se conoce como la expedición de Chacachacare, que ingresa y triunfa por el oriente del País, mientras por el occidente lo hace Simón Bolívar con la Campaña Admirable desde Cúcuta y quien llego primero a Caracas, donde el pueblo y el Municipio lo reconocen y agradecen, dándole el título de “Libertador”, allí nace la rivalidad de Mariño con Bolívar, de la que participan otros héroes orientales como Francisco Bermúdez y Manuel Piar .
Piar cultivo laureles de gran guerrero, “ joven- dice de él quien le conoció bien- de regular estatura y aire marcial, afortunado a la par que valiente, impetuoso para concebir, y como el rayo para obrar; terco en sus opiniones, altivo e impulsivo hasta lo locura, apaciguabase fácilmente, llegando a veces hasta pedir perdón al subalterno que había ofendido”. (Indalecio Liévano Aguirre, Bolívar- Tomo 1- p. 111) Al parecer, tuvo un carácter dado a no aceptar ser mandado por otro, lo que le ganó dificultades con varios generales, líderes de la independencia.
Con las trágicas derrotas de la causa patriotas en los años, 1814 y 1815 se refugió en Haití y regreso con Bolívar y Mariño, en el 1816, en la primera expedición de los Cayos. En Enero de 1817, con el apoyo del jefe patriota Manuel Cedeño que operaba en Guayana desde mayo del 1815, abrió, la Campaña de Guayana, logrando el 11 de Abril un resonante triunfo en la batalla de San Félix que significo, después de dos años de grandes dificultades, otorgar al bando patriota una base de operaciones con muchas ventajas que sumada a la experiencia militar acumulada, a los recursos militares logrados por el Libertador en Haití y la flota de barcos de Luis Brión, se tuvo, un territorio seguro y con importantes recursos, para el restablecimiento de la República.
Entre finales del 1814 y mediados del 1816, la República andaba errantes, entre Nueva Granada y el Caribe, personificada en la emigración de sus próceres después de la perdida de la 2da República. A partir de la liberación de Guayana, Angostura (hoy Ciudad Bolívar) se convierte en la capital, los emigrados van regresando, se abre el comercio con el exterior, se contratan militares extranjeros, se compran uniformes y pertrechos militares, se hizo posible el Congreso de Angostura, para formar gobierno, y el Libertador puso en marcha sus estrategias de liberación no solo de Venezuela sino del Continente, la cual inicio, marchando desde Angostura a liberar a Nueva Granada, y al regreso, fundar a Colombia la Grande.
Lamentablemente para la causa Independentista, este insigne guerrero y patriota se perdió en medio de las pasiones de la guerra, entre ellas, las disputas por el liderazgo del proceso revolucionario, y la subyacente lucha de razas que estimulo la monarquía española, aprovechando el natural resentimiento de pardos, indios y negros contra la clase blanca criolla (Mantuanos) y el propio discurso patriota de igualdad y justicia social.
Su vida culminará fusilado, en Angostura, el 16 de octubre de 1817, condenado por un tribunal militar formado por sus compañeros de armas, por insubordinación, conspiración, sedición y deserción, a causa de los hechos que llevo a cabo por su descontento cuando Bolívar toma el mando en Guayana.
Su trágico final ha suscitado mucha polémica entre los que consideraron que se hizo un juicio justo y los que no, estos últimos se empeñan en negar que Piar, después de renunciar al ejército, argumentando estar enfermo, intento estimular la guerra de colores contra los mantuanos, como la llamaban entonces, cuyos horrores fueron vividos en el 1814, el año terrible!. A partir de allí, para los defensores de Piar, el juicio fue manipulado, deslizando dudas sobre la integridad moral de quienes tuvieron la difícil responsabilidad de juzgar a Piar, en especial, del Libertador Simón Bolívar, quien siempre cuido con celo la práctica de la justicia, a la cual considero la reina de las virtudes.
«…la Justicia es la reina de las virtudes republicanas y con ella se sostiene la igualdad y la libertad que son la columna de este edificio» (Bolívar-Discurso de Angostura)
Los enemigos de Bolívar, ayer y los detractores de hoy, han utilizado ese triste episodio de la guerra de independencia para generar intrigas contra él, queriendo presentarlo como un mantuano racista y envidioso, también encontramos personalidades que no se pueden calificar de detractores del Libertador pero que, al apasionarse por el héroe, tuercen argumentos, que terminan siendo útil a ellos.
Para Bolívar, “la muerte del General Piar fue entonces de necesidad política y salvadora del país, porque sin ella iba a empezar la guerra de los hombres de color contra los blancos, el exterminio de todos ellos y por consiguiente el triunfo de los españoles” (Luis Perú Delacroix, Diario de Bucaramanga, José Agustín Catalá, editor, editorial Centauro p 105 ).
Opiniones de la historiadora, Hildelisa Cabello, indican, que la prolongación de la polémica sobre el juicio a Piar, ha impedido que la historiografía haya dado a la Campaña de Guayana, y al mismo héroe, el lugar que corresponde en la historia, en cuanto a su magnífico aporte a la independencia de Venezuela y por ende a la América.
Para resolver esa deuda histórica con Guayana, el gobierno Bolivariano, ha decidido cumplir con un anhelo sentido en la región, que es llevar a Manuel Piar al Panteón Nacional, reivindicación demorada entre otras razones por las infructuosas búsquedas de sus restos pero que ahora se hará con restos simbólicos, como se ha realizado en otros casos.
La trayectoria de Manuel Piar como guerrero y revolucionario, no tiene discusión y sus aportes como el triunfo en la batalla de San Félix, el 11 de abril de 1817, que sentó las bases para la liberación de Guayana, reafirman, sus méritos para estar en el altar de patria, sin que ello signifique menoscabar la grandeza del Libertador de América y padre de la Patria, Simón Bolívar.
María Zambrano/Movimiento Cultural Bolívar Insurgente, Red de Historia Guayana.
Bibliografía.
Indalecio Liévano Aguirre: Bolívar
Carlos Fagúndez y Carmen Marcano de Fagúndez: Bolívar, año tras año-1783-1830 Américo Fernández, Manuel Piar, Guerrero de Mar y Tierra
Hildelisa Cabello: El Papel Protagónico de Guayana en la Independencia Suramericana 1817-1821,
Manuel Alfredo Rodríguez: La Ciudad de la Guayana del Rey,
Simón Bolívar, Obras Completa: Tomos I y VI ( cartas y proclamas)