Emprender la tarea de reforestar un área de terreno que haya perdido el bosque original por efectos de la tala, quema, por extensión de potreros, crecimiento urbano, o cuando una enfermedad o plaga acaba con una arboleda, comienza por construir, mantener y desarrollar un semillero.
Eso lo saben los ingenieros forestales y los montunos sensatos que no dependían del azar forestando como sea. Los «madereros» no. Éstos se dedicaron a «sacar madera» a diestra y siniestra sin pensar en su reposición y aseguramiento futuro, es decir, de manera sustentable. Matereros y granjeros zulianos y de todo el país se han evitado fracasos al haber aprendido hoy que es «primero el semillero».
Los horticultores urbanos y rurales empiezan «primero el semillero» seleccionando el contenedor que puede ser de material plástico, un guacal, un caucho viejo o en el suelo. Lo riegan diariamente, lo protegen de las iguanas, eliminan terrones y piedras y evitan el excesivo sol. El manejo adecuado y constante generará un crecimiento rápido y seguro de la planta hasta el momento de su transplante. El semillero o germinador es el espacio donde las plántulas dan sus primeros pasos, así como la escuela, el entretenimiento, los juegos y todo relacionamiento social infantil y adolescente prepara al futuro adulto.
Niños y niñas aún en la vieja escuela; entretenidos por la moda y el consumo; alienados y sustraídos culturalmente; poseídos por la tecnología virtual o digital; manejados por interesados; colonizados desde temprano y carentes de orientación familiar, serán plantas torcidas, prematuramente envejecidas e improductivas. Hoy nos atormentan porque no tuvieron semillero o éste no fue primero.
ORGULLOSAMENTE MONTUNO