“Tumbar a Chávez es algo así como tragarse un crisol de aluminio o una barra de esas candentes de acero de las que producen en SIDOR, a nosotros no nos tumbará nadie porque Dios anda con nosotros”. Hugo Chávez, 10 de agosto de 2002.
En 2002 los venezolanos de nuevo vimos como actúa el fascismo, la élite más apátrida del país pretendió destruir la industria petrolera, en un segundo intento de golpe de Estado en menos de un año que, aunque no pudo consumarse, causó graves consecuencias a la población y a la economía.
Luego del fracaso del golpe en abril de ese año, el presidente Hugo Chávez pidió trabajar por la reconciliación con sus adversarios y estableció mesas de diálogo con la oposición, el nuevo presidente de FEDECÁMARAS, Carlos Fernández saludó con entusiasmo la creación de una oficina de la llamada Misión Tripartita Internacional, compuesta por la Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el Centro Carter. Dicha misión cuidaría los acuerdos a que la oposición intentaba llegar con el gobierno para salir de lo que ellos definían como una crisis de gobernabilidad.
Sin embargo, el 2 de diciembre de ese año FEDECÁMARAS llamó a un paro por 24 horas para que Chávez abandonara la presidencia. A ésta se le sumó la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y la nómina mayor de Petróleos de Venezuela (PDVSA). No era normal, no fue convocado por los trabajadores sino por las cúpulas empresariales, el argumento dado ese día a las 6 de la mañana, en rueda de prensa nacional, era que la CTV, el gremio empresarial y la Coordinadora Democrática, que reunió a los partidos de oposición, organizaciones como SÚMATE y medios de comunicación privados de prensa, radio y televisión, apoyando a esta protesta laboral para “encontrar una salida democrática a la crisis en el país”.
Para tener clara la razón del golpe, revisamos la explicación del profesor Francisco Mieres, doctor en Ciencias Económicas, jubilado de la Facultad de Economía de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y creador del Centro de Estudios de la OPEP adjunto al Ministerio de Energía y Minas, quien planteó que “para la oposición el problema no era la democracia ni el comunismo ni las nuevas relaciones económicas con Cuba. El problema era precisamente petróleo y el gran cerebro de la locura desatada por la oposición venezolana era el gobierno de Estados Unidos (EEUU)”.
“El golpe petrolero se convirtió en una verdadera democracia en manos de su Pueblo, con una Constitución Bolivariana que garantiza la propiedad pública del petróleo de Venezuela y lucha por la distribución de la riqueza para todos los venezolanos”, así lo afirmó el filósofo y comunicólogo Fernando Buen Abad Domínguez, quien además comentó que “las reservas petroleras de Venezuela no dejarán de ser apreciadas por el imperialismo ni por los intereses capitalistas que intentan permanentemente desestabilizar y derrocar el gobierno del pueblo revolucionario”.
Durante los días subsiguientes, los canales de televisión y radio del país comenzaron a trasmitir la noticia de la paralización de un tanquero de PDV Marina, Pilín León en el canal de navegación del Lago de Maracaibo. El tanquero permaneció fondeado, bajo el control de la tripulación opositora durante 17 días y se convirtió en la expresión más clara del compromiso de muchos gerentes, empleados y trabajadores de la anterior PDVSA con una operación que se convirtió en una acto de sabotaje.
Por lo tanto, los sucesos del Pilín León demostraron que la estrategia se centraba en lograr la paralización del sector petrolero nacional. A estos les siguió la tripulación de otros 12 tanqueros de PDV Marina y el personal de distintas áreas con capacidad real para perturbar seriamente el funcionamiento de la principal industria nacional.
A medida que transcurrían los días, los golpistas estaban convencidos de poder cambiar el Gobierno, vimos como Carlos Ortega, presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), declaró el 14 de diciembre de 2002 al diario El Nacional un discurso de confrontación dirigido al presidente Chávez: “Si le queda algo de sensatez y cordura renuncie ya (…) Estamos firmes, duros y decididos a llegar hasta el final (…) Hemos sido muy cuidadosos y actuando con mucha prudencia para no colocar a la población venezolana como carne de cañón (…) Hemos calculado muy bien nuestros pasos para evitar que los elementos violentos del gobierno fascista de Hugo Chávez Frías atenten contra la integridad del Pueblo”.
Afectaciones producidas por el paro
Dentro de las más importantes, enumeramos las siguientes reseñadas por el portal web de PDVSA en un artículo titulado “Sabotaje Petrolero: llamado clasista a la destrucción del país”, publicado en octubre de 2019:
- La disminución del abastecimiento a la planta de combustible del Aeropuerto Internacional de Maiquetía, con perjuicio para el funcionamiento de líneas aéreas nacionales e internacionales.
- Suspensión del suministro de combustible desde las Plantas de Carenero, Guatire y Catia La Mar.
- El cierre del 90% de las estaciones de servicio en los estados Aragua, Guárico, Apure y Carabobo.
- Paralización total de la actividad en las Plantas de Yagua y de Barquisimeto, ésta última surtidora de los estados Yaracuy, Lara y Cojedes.
- Suspensión de la Planta Guaraguao, con perjuicio para los estados Anzoátegui, Nueva Esparta y parte de Sucre.
- Suspensión de la Planta Maturín, con cierre de las estaciones de servicio de los estados Monagas, Delta Amacuro y Sucre.
- Suspensión de la Planta de San Tomé, con lesión a la actividad de transporte de alimentos y productos industriales de la región.
- Mínimo despacho de las Plantas de Puerto Ordaz y Ciudad Bolívar, de la Planta de Bajo Grande surtidora de la costa oriental del Lago de Maracaibo, de la Planta de San Lorenzo, que operó en un 50%, con perjuicio para el suministro de los estados Zulia, Trujillo y parte de Lara y Falcón.
- Suspensión total de actividades de la Planta El Vigía, con afectación de los estados Mérida, Táchira y Apure.
- La presencia de 11 buques pertenecientes a armadores internacionales fondeados frente a diferentes puertos petroleros del país, lo cual no sólo paraliza el suministro de combustible al mercado interno, sino la venta de crudos y productos para la exportación.
- La negativa de seis buques tanqueros de terceros a atracar en muelles de PDVSA por considerar que no existe personal calificado en dichas instalaciones.
- Disminución de la producción total de crudo en un 68%, tendiendo dicho porcentaje a descender aún más debido a la detención de la producción, a las restricciones de almacenamiento, a la paralización de 29 unidades de compresión en el Lago de Maracaibo y al detenimiento de las actividades del Terminal Lacustre de La Salina por abandono del personal.
- Paralización total en algunos casos y funcionamiento parcial de las refinerías El Palito, Puerto La Cruz y Paraguaná, así como en las petroquímicas ubicadas en El Tablazo, Morón y Jose, además de casos de personal con hasta 48 horas de trabajo continuo.
Sin embargo, el paro se fue debilitando con el paso de los días, el 21 de diciembre de 2002 el gobierno bolivariano logró recuperar el buque tanquero Pilín León y conducirlo a puerto seguro por el canal de navegación del Lago de Maracaibo y por debajo del puente Rafael Urdaneta. Días después fue puesto a trabajar llevando crudo a las refinerías. Era el primer paso para retomar el control de PDVSA y el inicio del fin del paro.
A partir de ahí, con el apoyo de empleados que no se unieron al paro y simpatizantes que se reunieron en los alrededores de refinerías y llenaderos, se inició la operatividad de la industria. Además, los empresarios comenzaron a abrir sus negocios y locales comerciales, hicieron caso omiso a las federaciones que los agrupaban y adoptaron medidas que le permitieron afrontar la crisis creada por el paro. Otras empresas y comercios no soportaron la crisis y cerraron sus puertas, dejando a miles de empleados en las calles.
Apoyo mediático
El periodista y analista Roberto Hernández Montoya, afirmó que “no menos de cuatro canales de televisión, para no hablar de radio y prensa, se encadenaron durante 24 horas en diciembre de 2002 y enero de 2003, en ese lapso transmiten 17 mil 600 anuncios publicitarios contra el gobierno, dedicando toda su programación, sin un segundo de tregua, a denigrar del gobierno mediante el amarillismo político, divulgando todo rumor que infundiese terror”. Estas declaraciones aparecieron en la revista Memoria de Venezuela de diciembre 2010.
Los spots televisivos buscaban instaurar un ambiente de desesperación. Vimos difundir cada 10 minutos en los canales de televisión privados durante el sabotaje petrolero, propagandas con este contenido: “Señor presidente: Hoy el pueblo tiene hambre, tiene hambre porque no hay comida, no hay comida porque no hay transporte, no hay transporte porque no hay gasolina, no hay gasolina porque hay crisis petrolera, hay crisis porque usted no escucha», bajo la firma de la Coordinadora Democrática.
No obstante, se atrevieron a involucrar a menores de edad con contenido político que hoy en día viola la LOPNA, como éste: “Querido Niño Jesús, no te voy a pedir ningún juguete estas navidades. Como tú sabes, mi papá es un aviador militar. Mi papá dice que los militares solo se entrenan para defender a la gente y a nuestro país. No permitas que ellos hagan otra cosa, que a mí no me gustaría ni a los demás niños tampoco. Le quiero pedir a todos los niños que tienen papás militares, que les digan a sus papás que protejan y defiendan a la gente de nuestro país, porque hay muchas cosas malas que a nosotros los niños nos tienen preocupados y a nuestros padres muy angustiados. Para que así, todos unidos, podamos celebrar una linda Navidad. Con la bendición, Christian. Se me olvidaba, si quieres puedes traerme un uniforme de aviador militar”, suscrito por Fuerza Integradora, Asociación Civil.
Debido a estas estrategias, muchas personas se enfermaron, se fue creando un ambiente de psicosis colectiva y se mantuvo esa situación de terror durante la paralización del país. El economista Andrés Giussepe, presidente de la Asociación Civil Víctimas del Paro Petrolero (VIDELPA) comentó en una entrevista que “el Pueblo se recuperó de ese drama, los 64 días de crisis política fueron superados, los golpistas de PDVSA fueron despedidos porque violaron los derechos humanos de todos los venezolanos, eran funcionarios públicos y les caía todo el peso de la Ley».
Finalmente, el golpe de Estado petrolero fue abandonado el 3 de febrero de 2003, luego de dos meses de duración, a pesar de que la industria se encontraba ya parcialmente operativa desde mediados de enero.
FUENTE CON EL MAZO DANDO
08/09/2023