La oposición, como todos saben, a través de casi todos sus voceros, en los días recientes había asomado la “necesidad” de asumir las elecciones como un plebiscito. Si ellos ganaban, el Presidente Maduro debía renunciar y abrir la posibilidad de un adelanto de las elecciones presidenciales. En verdad, eso no estaba planteado. Se trata de unas elecciones parlamentarias constitucionalmente establecidas, y que ellos han decidido participar, como debe ser, si de verdad quieren transitar por los caminos democráticos y desechar los atajos violentos.
Todo pareciera indicar, como lo habíamos asomado en nuestro reciente artículo: “No siempre las opciones electorales presentan con claridad los planes a desarrollar, una vez alcanzada la representación parlamentaria. Dicen que la política es casi siempre lo que no se dice. Reservas hay sobre el futuro comportamiento de la llamada “oposición democrática”. Está claro que la oposición que hoy participa, tiene planes velados, que cada día se ven más claros, en su exacta dimensión.
Pues bien, el Presidente Maduro, ha aceptado el reto. Ha puesto en manos del pueblo su permanencia en Miraflores. Interpreto la decisión del Presidente, no como una decisión personal, ni mucho menos improvisada. Me parece una jugada maestra del camarada Presidente y de nuestra dirección político militar. Si tenemos confianza en nuestra dirección, deberíamos interpretarlo así. Si no existe esa confianza, se harán todas las conjeturas habidas y por haber.
No tengo dudas que la decisión del presidente será un acicate a nuestra militancia a movilizarse a votar el domingo. Que ello también podría motivar a sectores indecisos de la oposición?. Eso está implícito en la jugada. Resulta que lo que hay que considerar es quien tiene la maquinaria para hacerlo con mayor eficacia.
Por otra parte, requerimos de la mayor participación posible, para darle menor campo de argumentación a la canalla nacional e internacional, para poner en dudas la legitimidad de las elecciones parlamentarias. Sabemos que eso está dentro de sus planes independientemente del porcentaje de participación. Y para nosotros, la legitimidad se la da el pueblo que ejerza su derecho al voto, sea este chavista o de oposición.
Entre una mayoría absoluta con baja participación, y una mayoría relativa con más alta participación, no tengo dudas que este último caso, tendría para las filas revolucionarias un mayor grado de ventajas políticas. Naturalmente que esto parte de una valoración objetiva de la complejidad de factores que configuran estas elecciones. Mi valoración, y seguro estoy que coincide con la de nuestra dirección, es que vamos a ganar estar elecciones y a conciencia se ha venido trabajando para ello.
Las elecciones se ganan con liderazgos, con un trabajo político y social permanente, y con una maquinaria electoral sembrada calle por calle en las comunidades. Esas condiciones no se improvisan, ni se logran de un día para otro. Se construyen con paciencia y conciencia. En las filas revolucionarias se ha venido trabajando de manera tesonera, a sabiendas que las circunstancias generadas por el bloqueo criminal, no son las más favorables.
Ni la oposición de derecha, ni la disidencia oportunista que ha hecho mal sus cálculos, cuentan con las condiciones arriba señaladas. Sus candidatos son de escaso liderazgo y en algunos casos auténticos desconocidos. Igual sucede con un trabajo social y político, que cuando existe, es de carácter esporádico y con absoluta carencia de pueblo. Su “maquinaria electoral”, está muy lejos de tener la eficacia del PSUV y el GPP. He allí la gran desventaja de la oposición que hoy participa, con fines que no son los que manifiestan, y una disidencia oportunista que cifra sus aspiraciones en canalizar descontentos ajenos.
Las cartas están echadas. A conciencia el Presidente Maduro ha aceptado el reto. La militancia del PSUV y del Gran Polo Patriótico arreciará con mayor fuerza su trabajo para acompañar al presidente. Más de un indeciso del campo bolivariano echará su descontento a un lado, porque sabe ahora, con mayor claridad, lo que está en juego. Muchos han comprendido que LA ABSTENCIÓN ES LA NADA y que HAY QUE VOTAR este domingo 6 de diciembre. AMANECERÁ Y VEREMOS.