A tres días del primer aniversario de la Operación Especial Militar de desnazificación y desmilitarización de Ucrania (Putin dixit), arreciaron los movimientos telúricos que se decantarían tanto en un nuevo orden mundial multipolar como en la desdolarización del otrora hegemónico sistema financiero anglosajón.
El 21 de febrero empezó con el informe anual a la Asamblea Federal del presidente Putin quien se vio muy seguro y triunfalista. Según Putin, fracasó el objetivo de Occidente de infligir una derrota estratégica a Rusia y dañar su economía, a su sociedad y a su ejército –que denominé “Ucrania, primera guerra híbrida mundial: fractura de la biósfera (https://bit.ly/3SmJ3Q5)”. Putin anunció que Rusia “suspende” –no se retira, pero congela– su participación al tratado Start III (reducción de armas estratégicas), lo cual es un claro mensaje a las veleidades de “occidente” de proveer con misiles de largo alcance al hoy arrinconado ejército de Ucrania en la “línea de contacto” terrestre, primordialmente en la asediada ciudad de Bakhmut (https://bit.ly/3ILu2V1). Consideró que en caso de regresar al Start III, se deberán contar también los arsenales nucleares de Francia y Gran Bretaña (https://bit.ly/41j1pW6).
Mientras el Índice Dow Jones caía más de 700 puntos, el presidente Biden viajaba de Kiev a Varsovia por tren, donde por enésima vez explayó el apoyo indefectible de EEUU al régimen del comediante jázaro (https://amzn.to/2MR0PfM) Zelensky y a la OTAN, con su muy aburrido discurso maniqueo de la “democracia” frente a la “autocracia” –se sobrentiende: Rusia, China, Irán, Norcorea, Cuba, Nicaragua y Venezuela (https://nyti.ms/41eOfJT). A Richard Haass, director del influyente Council on Foreign Relations, le impactó la frase de Biden de que Rusia buscaba finlandizar a Europa y acabó otanizando a Finlandia y a Suecia (https://bit.ly/3EtCSEc).
Tanto el jázaro Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional, como Biden insistieron en que la intención de EEUU nunca ha sido el cambio de régimen en el Kremlin ni poner en juego la existencia de Rusia, lo cual, a mi juicio, abre una ventana a la negociación, pese a la incontinente escalada retórica de que Rusia “no saldría victoriosa” en Ucrania (https://bit.ly/3EswsFk).
Putin insistió en que “el conflicto en Ucrania fue desencadenado por Occidente cuando apoyó un golpe de Estado en Kiev en 2014 (https://bit.ly/3khtlZU)”. Como si lo anterior fuera poco, Wall Street Journal (WSJ) anuncia que el mandarín Xi Jinping contempla visitar Rusia con el fin de “empujar a charlas multipartitas de paz” y así posicionarse como “el abanderado contra el orden global encabezado por EEUU (https://on.wsj.com/41hFgYh)”. Según WSJ, Xi deberá concluir dos eventos programados en marzo –la reunión parlamentaria anual y la conferencia económica Foro de Desarrollo de China– “antes de viajar a Rusia y potencialmente a otros países europeos”. En el año del conejo, ahora sí que la muy eficiente diplomacia china se sacó un conejo debajo de la manga.
El espectacular anuncio de la visita de Xi a Moscú viene tras la insípida reunión, a demanda expresa de EEUU, entre Antony Blinken y Wang Yi, al margen de la estéril Conferencia de Múnich, lo cual puede salvar a Biden de su futilidad retórica –con antelación al arranque electoral por la presidencia de EEUU en el verano– y, más que nada, quizá para ayudar a liberarse un tanto a Alemania de su vasallaje con EEUU después de la ignominiosa humillación del sabotaje del Nordstream 1 y 2 por la CIA y la triada jázara Sullivan/Blinken/Vicky Nuland que tienen encajonado a Biden (https://bit.ly/3ZfW1Bz). Más allá del rubro militar, en una lectura antirreduccionista y multidimensional –desde el horizonte del nuevo orden multipolar hasta la desdolarización– se puede aducir que hoy Rusia se encuentra a la ofensiva, mientras EEUU y la OTAN están a la defensiva. A Biden le quedan sólo cuatro meses, cuando arrancan las primarias de EEUU, para no perder humillantemente su batalla en Ucrania.
FUENTE: KONTRAINFO
Febrero de 2023