El desenvolvimiento de la economía venezolana en lo que restará de 2023 se encuentra en plena discusión, entre expectativas negativas y positivas. Pero hay un dato resaltante: los industriales nacionales —usualmente un sector sumamente pesimista— se muestran con un especial optimismo por el ejercicio de la economía en los meses por venir.
De acuerdo con algunos economistas, Venezuela podría tener un desempeño positivo del Producto Interno Bruto (PIB), aunque por debajo de las expectativas de finales de 2022.
Por otro lado, el optimismo predomina entre el sector industrial, lo cual se proyecta hasta el año 2024, según la Encuesta de Coyuntura Industrial de Conindustria que se divulgó a mediados de agosto.
59% de los empresarios encuestados cree que la situación del país será mejor al cierre del segundo trimestre de 2024, y solo 9% predijo que será peor. Cuando se refieren al ámbito manufacturero, la esperanza aumenta: 61% de los entrevistados considera que la industria estará mejor dentro de un año.
Y cuando se perfila la situación de las empresas, 68% de los consultados cree que estarán mejor, mientras que apenas 6% estima que puede ser peor.
Es importante agregar que este análisis no está inferido por escenarios electorales, lo que quiere decir que, en cualquier contexto, para el sector aludido la expectativa sobre la recuperación sigue siendo alta.
Indicadores y razones
El consenso general es que la economía venezolana sigue robusteciéndose, pero a modo desacelerado.
Seguramente la variable «consumo» sea el punto débil, de la que se infiere una ralentización de la actividad comercial. Consecomercio ha reportado una declinación de las ventas en la región central de Venezuela, entre enero y mayo, cifrada en 21%.
Pero, según las empresas afiliadas a Conindustria, la actividad continúa creciendo, «poco», pero creciendo.
A los encuestados se les preguntó sobre su nivel de ventas por unidades en el segundo trimestre de 2023, comparado con el trimestre anterior, y 64% señaló que estas «aumentaron poco», mientras que 16% indicó que «disminuyeron poco». Solo 2% concluyó que sus ventas «disminuyeron mucho».
En el primer trimestre, estos industriales indicaron en 76% que uno de los grandes factores restrictivos de la producción eran los «excesivos tributos fiscales y/o parafiscales», pero esa percepción disminuyó hasta 58% en el segundo trimestre del año.
El ramo espera que, en lo que resta de 2023, el volumen de producción de las empresas aumente hasta 2%.
Un editorial de Banca y Negocios a cargo de César Aristimuño indagó sobre este optimismo y reseñaron que varios empresarios consultados hablan de la oportunidad de que el sector privado lidere la recuperación.
La orientación del diálogo, entre los sectores industriales y el gobierno venezolano, va en el camino de que el Estado viabilice y facilite la actividad de las empresas.
«Los empresarios, obligados por la crisis, han asumido una responsabilidad histórica», dice el editorial.
Para los industriales venezolanos, el devenir del Estado es también el de su propio entorno
Actualmente, la inmensa mayoría de las importaciones las hace el sector privado para producir en el país, y el incremento de las exportaciones también se debe al esfuerzo enorme de un creciente número de empresarios que asumen riesgos para diversificar nuestra oferta exportable, refiere el medio.
«Esta es una poderosa razón para el optimismo, para ver un país mejor en los siguientes 12 meses, pero se necesitan ciertas reformas que coadyuven ese optimismo», agrega Aristimuño.
Aunque Banca y Negocios no lo alude, esto también ha tenido un vínculo directo con algunas políticas de incentivo que ha ofrecido el gobierno venezolano en favor de agilizar los mecanismos para el desarrollo de las impo-expo en el país, especialmente bajo condiciones de oportunidad en el contexto adverso.
Por su parte, José Grasso Vecchio ha vinculado las perspectivas favorables de Conindustria, para el segundo semestre, con otra actividad en manos del Estado venezolano: la petrolera.
«Según la Encuesta de Coyuntura elaborada por Conindustria, los empresarios estiman que durante 2023, considerado como un todo, la producción manufacturera aumentará 2%. A ello hay que agregar las perspectivas favorables de sucesivos aumentos de la producción petrolera hasta un estimado cercano a los 900 mil barriles por día, lo que indudablemente le daría un impulso a la economía como un todo», indicó.
«Si este incremento de la producción petrolera se da en un contexto de recuperación de los precios, ello le proporcionaría más ingresos al fisco para que pueda aplicar una política más expansiva, que es la requerida en estas circunstancias de menor ritmo de la economía», remarcó Grasso.
El analista podría estar refiriendo con «política expansiva» a las actividades económicas generales del Estado, como la inversión pública o el aumento de los montos en la nómina salarial del gobierno nacional, variables que pueden repercutir en el consumo y la actividad económica general, pero basa su apreciación en el escenario hipotético del repunte de precios petroleros, el cual no debe darse por sentado.
La mano visible del Estado
Es evidente que el factor industrial venezolano tiene expectativas fuertemente vinculadas a las políticas estatales como elementos de construcción del entorno económico.
Dicho en términos más precisos: algunas políticas de estímulo comercial y el repunte de la actividad petrolera —ambos mecanismos bajo la rectoría y acción directa del gobierno nacional— serían los componentes para afirmar la recuperación de la actividad industrial en el país durante lo que resta de año, y durante 2024.
Hace poco el presidente Nicolás Maduro anunció el lanzamiento de las Zonas Económicas Especiales (ZEE) de La Guaira, isla La Tortuga, península de Paraguaná y Zona Industrial Militar del estado Aragua, las cuales apuntalarán un conjunto de inversiones públicas y privadas, tanto nacionales como extranjeras, en estos espacios con ventajas comparativas.
Nuevamente el Estado como orientador de la economía toma un lugar central. Para el empresariado privado, el devenir del Estado es también el devenir de su propio entorno, y la congruencia de este elemento es más nítida si se trata de la actividad petrolera.
El acumulado del marco coercitivo que se ha construido contra la economía, mediante el bloqueo a las funciones del Estado, es la principal explicación de que el presidente de Fedecámaras, Adán Celis, superara el discurso tradicionalmente antagonista contra el gobierno por parte de su gremio.
Celis indicó que el bloqueo «solo ha empobrecido el país» y consideró que ofrece condiciones completamente adversas a la actividad empresarial.
Tanto Celis como otros actores industriales de Venezuela podrían discurrir en que las medidas evasivas al bloqueo implementadas por el gobierno nacional, y que están permitiendo la recuperación del ámbito petrolero, son inherentes al propio destino de los grandes industriales privados del país.
Es un momento muy sui generis en la opinión pública venezolana en tiempos de chavismo y, para referir las expectativas sobre la economía, es claramente apreciable la mano del Estado.
23 Ago 2023