Como en sus tiempos ignominiosos de vice administrador de la gestión presidencial de Obama, Joe Biden bombardea a Siria y amenaza con ataques militares a la república de Irán.
Biden, una vez más apela a la política del miedo con el sarcasmo terrorista “No pueden actuar con impunidad. Tengan cuidado” y la cobertura mediática de, “un simple ataque defensivo”
La reacción a que da lugar la vulneración de la soberanía de Siria, es de suyo:
A Joe Biden no le interesa la paz en Siria y protege a las bandas terroristas en el territorio árabe. Y persiste en el emplazamiento de un campo de batalla en el territorio sirio, con la finalidad de dirimir determinados antagonismos geopolíticos entre Rusia y Estados Unidos.
Lo cierto es que la presencia militar de Rusia en Siria con el estatus de “Actor extranjero legal”, se explica por las relaciones existentes entre dos Estados soberanos que pactan un acuerdo de defensa militar y acciones diplomáticas contra las fuerzas terroristas defendidas por EEUU, para así poner fin a la guerra civil que seguramente destruiría a Siria.
El regreso del perfil belicista de Biden, al Oriente Medio, significa un hilo de continuidad con la norma que rige en el Pentágono-Casa blanca, desde que Ronald Reagan instruyera la realización de acciones militares en esa área geopolítica; todos los presidentes de EEUU han asumido tal agenda y realizan las acciones militares obligatorias.
Por otra parte, Joe Biden con su bombardeo a Siria apunta hacia Irán, para mejorar las posiciones de EEUU en la perspectiva de retomar las negociaciones sobre el acuerdo nuclear que Donald Trump abandona en el año 2018, dando lugar a serias fisuras entre Estados Unidos y la Unión Europea y a la incertidumbre de todo alto riesgo nuclear.
La verdadera cuestión y el verdadero problema de Joe Biden es si su política en el Oriente Medio es coherente con el derecho internacional; y si al contrario, la Casa Blanca vulnera las leyes internacionales.
Esto es, si Biden se atiene a su discurso de “La diplomacia va a estar en el centro de la política exterior”. O si al contrario, avanza oleadas de violencia y terrorismo.
En cualquiera de los dos escenarios, los pueblos del mundo esperan al imperio en su bajadita imparable…