La resolución justa de Ayotzinapa sigue en pie, también los dispositivos y redes criminales.
Para Hilda Legideño Vargas, son
«Cinco años donde cada amanecer despertamos con la esperanza de encontrar a nuestros hijos”.
El sistema político, jurídico y militar mexicano desapareció las huellas de la culpabilidad. Y la mayoría de los funcionarios imputados han sido liberados
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos se desentendió de 43 estudiantes desaparecidos, cinco muertos y decenas de heridos, de Ayotzinapa, en menos de treinta de hora.
Desde hace cinco años rigen las pautas de investigación de Enrique Peña Nieto que en su lenguaje neofascista las presenta como la “verdad histórica”
Ayotzinapa es más que de una crisis del estado de derecho:
Es una lucha solidaria de los familiares y las organizaciones de base en pie por la transparencia el secreto que ya se conoce, pero que deben reconocer los militares de la Iguala, porque ellos “saben a dónde se llevaron a nuestros hijos”. Mientras se hace efectivo el compromiso del presidente Andrés López Obrador:
La otra historia de Ayotzinapa sigue el curso de la transparente verdad de proteger la vida que interpela a todas las fuerzas políticas de México y que coloca, radicalmente, al aire libre la cuestión de los fundamentos de la sociedad mexicana.
En el aire están:
La relación de poder entre los carteles de la droga en México, el Estado mexicano y el estamento militar.
Las pruebas de los videos “que los vecinos de la Iguala tienen en su poder”
Y la foto del “… autobús Estrella de Oro de donde fueron desaparecidos cerca de 20 estudiantes. Se ven las piernas de personas uniformadas, y se distingue atrás, al costado izquierdo del autobús, un camión abierto blanco. Cuando uno pone la foto en contraste de colores, arriba, dentro del camión, se distinguen siluetas humanas. Cabezas y manos asomándose. Eso cambiaría de manera importante la historia, y daría una nueva pista para buscar a los normalistas”.