Como decía el Chavo del Ocho, Que no panda el cúnico. En Gothman City, la propia Ciudad Gótica, donde transcurren las aventuras y desventuras del súper héroe de los comics Batman al conocerse la noticia de las devastadoras consecuencias de la Pandemia del Covit-19, mejor conocido como Coronavirus se desató un pánico colectivo que rayó en la histeria.
No era para menos, las primeras informaciones sobre las causas que originaron esta pandemia, se les atribuía a un Murciélago. Y Batman, no sólo era el propio Murciélago, sino, que en la cueva donde acostumbraba a esconderse para evadir a sus enemigos, convivía con cientos de miles de murciélagos.
La escalofriante noticia se regó como pólvora en Ciudad Gótica, un súper héroe contaminado, que volaba de azotea en azotea, que revoloteaba por toda la ciudad sin la menor precaución y sin limitaciones amenazaba a toda la ciudad y nadie podía detectar su guarida para ponerlo en cuarentena.
En unos de sus revoloteos a los que tiene acostumbrado Batman a los habitantes de Ciudad Gótica, pudo ver con su mirada murciélaga a un ciudadano que en una esquina tenía abierto el periódico más leído de la ciudad El Gothman Observer. Al principio dudo pero miró de nuevo fijamente y vio a grandes titulares: BATMAN CONTAMINADO CON EL CORONAVIRUS. En grave riesgo Ciudad Gótica, subtitulaba.
No dudo ni un momento el superhéroe que se trataba de una Fake News, o una nueva treta de sus enemigos que no descansaban en su afán de combatirlo y hacerlo ver más como un enemigo de Ciudad Gótica que su defensor.
Inmediatamente se dijo, eso no es sino obra de Lex Luthor o del propio Guasón y así meditaba mientras buscaba su Batimovil para dirigirse a la Baticueva. Allí tendría más tiempo para pensar en la estratagema que sus enemigos le habían preparado.
Al entrar y pegar un frenazo, nervioso, bajo rápidamente del Batimovil y grito Alfred, Alfred, llamaba desesperadamente a su fiel Mayordomo, que más que Mayordomo, era también su ama de llaves, tutor, ayudante de campo y quien le guarda con riguroso celo su doble identidad. Pero sus llamados no tuvieron eco. El fiel Alfred, que había leído con antelación las noticias del Gothman Observer y las informaciones por las Redes Sociales, salió espantado con su mascarilla y marco distancia del Superhéroe.
Entonces el hombre murciélago llamó a su inseparable amigo, Robín. Este le respondió con una de sus célebres frases “Santa desfachatez” y le agregó, distancia y categoría, te quiero mucho pero es mejor que no salgas de la cueva hasta que no se aclare todo. Estas contaminado.
Al ver que sus fieles compañeros lo habían abandonado, Batman se sentó y se preguntó ¿Esto es real? ¿Y cómo me pasó? ¿Quién me pegó esta peste?
¿Sería Superman?”. Recordó entonces que había filmado recientemente una película con él, “El Amanecer de la Justicia” o ¿Sería la Mujer Maravilla? Recordó, también, que en el Avión Invisible de la Mujer Maravilla, se había dirigido con ella a la Isla Misteriosa de Julio Verne, para echar una canita al aire. Y se decía, yo lo sabía, esa mujer carga unos brazaletes que nunca lava.
Nuestro superhéroe estaba abatido, nunca había enfrentado una situación tan dramática como la que estaba viviendo, ni sus más acérrimos enemigos el Cocodrilo Asesino, Catwoman, El Pingüino, La Hiedra Venenosa habían logrado sumirlo en una situación tan desesperante como incómoda.
Lejos de todo el mundo, El Caballero de la Noche, aislado de sus fieles amigos, sin poder acudir a los súper amigos, porque ya se imagina que marcaran distancia, se mantiene en su Baticueva, sin poder ir a un hospital para no poner en peligro su doble identidad, bebiendo pócimas de Zábila con Limón y Malojillo, esperando que pase la cuarentena, para tomar un nuevo aire y dedicarse a lo que sabe LA LUCHA CONTRA EL CRIMEN Y LA JUSTICIA ¿ Y AHORA QUIEN PODRÁ DEFENDERNOS?, diría el Chapulín Colorado.