Estamos en circunstancias de mucha tensión social y conflictividad política, que arropan nuestra cotidianidad:
Ante ese escenario, no podemos permitir que se reinstalen los modos de hacer política y los prejuicios de la democracia representativa; particularmente los vestigios de esa visión política que se empeña en decir:
Yo voté por Maduro y no puede parar la inflación, yo voté por el gobernador tal y no se resuelve el problema de….
O desde un teclado sostener: el gobierno sigue empeñado en sus graves mismos errores… teórico académico Maduro no me para bolas, con mi fórmula “ya hubiera resuelto el peo”.
Sin embargo:
El pueblo venezolano, él de a pie, él que se enfrenta a las chiquitas, con su creación heroica rompe con esos paradigmas de convertir al gobierno en esclavo de quienes lo elegimos.
En 2.016, cuando muchos pronosticaban la caída de la revolución por la destrucción del país a través de la guarimba y el saboteo a la producción y distribución de alimentos, las comunidades organizadas del municipio Trinidad en el estado Yaracuy crearon un método de distribución que garantizaría de manera oportuna el abastecimiento de alimentos, y gracias a la efectividad de esa pequeña experiencia el gobierno nacional crea los CLAP como medida de protección al pueblo.
En días recientes, cuando el presidente alertaba sobre los peligros de la pandemia y avanzaba planes para aplanar la curva, las empresas comercializadoras acaparan y aumentan descaradamente los precios de las mascarillas:
Casi de inmediato un Consejo Comunal en la comunidad de Manoa, San Félix estado Bolívar inició la fabricación de mascarillas, con material donado por la misma comunidad, para su distribución gratuita; y el gobierno revolucionario financia la producción de insumos para afrontar la pandemia.
Esa es, también la furia bolivariana en la que el presidente Nicolás Maduro hace tanto énfasis:
Esa capacidad que tiene el pueblo organizado de reacción inmediata, la movilización de sus poderes creadores y de su pasión, para superar los obstáculos y agresiones, con base de iniciáticas socio productivas en los territorios y el terreno donde se derrota a un enemigo sin escrúpulos, sin moral ni ética como el gobierno de los Estados Unidos y sus lacayos apátridas.
Estamos obligados a recordar todos los días, en el albor del Siglo XXI el Comandante Chávez construye diferentes formas de democracia alternativas a la democracia representativa, para que donde el pueblo sea decisor de la transformación de su vida política y socioeconómica. En ese sentido permítanme recordarles a algunos ¿Por qué votamos?
Porque asumimos, que el gobierno en una democracia participativa y protagónica no es esclavo de quién vota. Cada habitante de este país es responsable de la construcción colectiva de una nueva Venezuela.
Porque estamos dispuesto a romper las cadenas de la dominación capitalista, del modo de vida del derroche, el consumismo y el individualismo: de las relaciones de vida mercantilizadas
Porque la democracia participativa y protagónica, nos asegura la construcción, desde nuestros espacios de vida, lugares de trabajo y de estudio retos que se nos planteamos y que nos plantee el imperio.
Porque estamos dispuestos a erradicar viejas formas de administración, fiscalización y control propias de un Estado burgués, donde se privilegia al que más acumula capital.
Porque estamos asumiendo cotidianamente una ética bolivariana. Tendiéndonos la mano entre nosotros, eliminando discriminaciones institucionalizadas, promoviendo valores para movilizar un frente de fuerzas moral.
Porque el vigente modelo democrático implica o requiere de un esfuerzo apasionado y renovador, para legislar desde abajo, construir nuestras normas de convivencia en una comunidad y elaborar propuestas relacionadas con la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Porque si es verdad que el sistema político vigente admite diferentes formas de propiedad que incluye la propiedad privada, sobre todo prioriza el bien colectivo, del pueblo venezolano, y las propiedad colectiva sobre los medios de producción.
Porque no aceptamos, que potencia extranjera alguna decida que debemos comer, vestir, pensar, y cómo vivir.
Porque estamos dispuesto a diseñar nuestra ropa, a producir nuestros alimentos, a construir nuestras viviendas, a crear nuestras películas, a ser los actores decisiones de nuestra historia.
Porque queremos consolidar relaciones de amor y amistad con nuestros pueblos hermanos. Andamos por el rumbo del sueño de Bolívar, la Patria Grande.
Porque queremos ser libres, para construir el Socialismo del Siglo XXI.
La crítica para ser tal, no nos exige simplemente presentar propuestas, requiere exige del compromiso con planes concretos para avanzar en la construcción del poder popular de organización y con la defensa integral de la nació:
Nadie puede cuestionar el esfuerzo gigantesco que hace la dirección política militar de la revolución, para atender todos los flancos de agresión continua, que ha demostrado su abnegación y valentía para afrontar situaciones de serio peligro para el país.
¡Venceremos y Viviremos!