Desde distintas partes, y por diversas razones, se está haciendo un llamado a la «normalidad «. Aunque se expresa que «nada volverá a ser igual que antes», no pocos, también, por distintas razones, quisieran que esa nueva «normalidad» no fuera tan diferente a la que ya «estamos acostumbrados». Costumbre, no precisamente casual. Es la ideología programada e impuesta por los centros de poder mundial. Creemos ser libres y nos tienen atados de mente y manos. ESO, SI TIENE QUE CAMBIAR.
Claro que hay quienes quieren que nada cambie y todo siga igual. No obstante, hay una realidad objetiva que demanda el cambio. Pero eso no es suficiente. Se requiere una subjetividad consciente que sepa y pueda, hacia donde empujar los vientos, vale decir los cambios. En palabras de MAO «… el tigre de papel será destrozado. Pero no desaparecerá por sí mismo, para ello hace falta el golpe del viento y la lluvia. (…) Siempre que procedamos paso a paso y de modo concienzudo, conseguiremos finalmente el éxito»
En mi opinión, las oportunidades de cambio son excepcionales, y la vuelta a la «normalidad», puede y debe aprovecharse en esa dirección. Nos decía Walden Bello, en reciente entrevista ya referida: » …sólo la izquierda y la extrema derecha están en condiciones de aprovechar esta tormenta subjetiva. (…) La extrema derecha oportunista está, desafortunadamente, por delante de la izquierda en este momento». Es. probable que a nivel global, Walden Bello tenga razón en esta última apreciación, pero a nivel de la subregión latinoamericana y de nuestro país, pensamos que no es así. Y no es que ignoremos esa presencia por estos lares. Sólo que pareciera evidente el acelerado desgaste de Bolsonaro, Piñera, Moreno y el resto de sus representantes, actualmente en funciones de gobierno.
Tanto en América del Sur como en Venezuela, la confrontación es, en efecto, entre la izquierda y la extrema derecha, ampliamente apoyada por el «tigre de papel».Trump encarna, por momentos, la directa representación de la extrema derecha, como es más visible en Venezuela. Precisamente, asumirlo de manera directa, expresa la debilidad de ese neofascismo tropical en Venezuela y el subcontinente.
Pero, en todo caso, el problema es global, regional y local, y lo general está dialécticamente relacionado con lo particular. Ambos aspectos deben ser valorados en su justo término.
A nivel global, ya sido dicho, se desarrolla una lucha abierta entre bloques geopolíticos claramente diferenciados. Esta lucha, si bien viene desde mucho antes, en la actuales circunstancias reviste variadas manifestaciones y está en un dinamismo de cambios permanentes.
Está, de entrada, la forma como ha sido abordada la pandemia. Ello ha determinado el éxito relativo de unos y el estrepitoso fracaso de otros. Los resultados están a la vista y en pleno desarrollo. Se manifiesta también, en las encontradas opiniones sobre cómo se originó el microscópico y letal virus. Estados Unidos pretende descargar la culpa sobre China, su rival de mayor fuerza.
En esta confrontación multifacética es de suma importancia, el que logre primero la tan ansiada y necesaria vacuna. Ya Xi Ji Ping, que para nada se duerme en los laureles, declaró que la vacuna China, al lograrse será decretada un «bien universal». Y sólo ayer (29-05-2020) Luo Baishan, investigador de la compañía china de biotecnología Sinovac, afirmó que «está al 99% seguro que la vacuna contra el covid-19 que está desarrollando su empresa será exitosa».
Finalmente, y, no por ello menos importante, tenemos el hecho de la «vuelta a la normalidad». En el caso particular de China, ya ese «regresó» es un hecho en la mayoría de provincias y ciudades. Wuhan, ciudad china donde «formalmente» se presentó el primer caso de coronavirus, ya sus habitantes han retornado a una cotidianidad relativa. Este hecho tiene un alto significado, ya que China ha reactivado en más de un 82% su actividad productiva. Coloquialmente, «picó adelante», y, como dice el refranero popular, «el que pega primero pega dos veces».
En otros países, donde la pandemia aún no ha sido controlada, han anunciado una «vuelta controlada a la normalidad». Es el caso de España, Italia y otros países europeos. En otros, donde el epicentro de la pandemia ha cobrado lugar, como los Estados Unidos y Brasil, la desesperación por retornar a su habitual «normalidad», es notoria y manifiesta. La obsesión de sus gobernantes por «mover» la economía, lo cual es comprensible desde su óptica, los lleva a no escuchar las prudentes advertencias de científicos y especialistas. Las decenas de miles de muertes que han podido evitarse, no parecieran ser suficientes para una «VUELTA A LA RACIONALIDAD», en lugar de una «NORMALIDAD IRRACIONAL» que cobre nuevas víctimas.
Analizar el complejo cuadro geopolítico global siempre merecerá una consideración aparte. Ya varias cosas se han dicho y están por decirse, por unos y otros. El analista Rafael Poch de Feliu sintetiza en una frase, algo muy cierto, que seguramente los actores en disputa lo tienen muy claro: «DESDE LUEGO EL CAPITAL NO VA A RENDIRSE POR UN VIRUS, NO VA A ABDICAR DE LAS PARCELAS DE PODER Y GOBIERNO QUE HA ADQUIRIDO EN LAS ÚLTIMAS DÉCADAS BAJO LA IDEOLOGÍA DE LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL»
Sólo restaría agregar que parece evidente que en la confrontación geopolítica global, el bloque encabezado por China y Rusia está mejor posicionado y, tal como está evolucionando el cuadro de la pandemia, Estados Unidos ha perdido su condición de «Líder Global», con el que se había autonombrado desde 1945, al término de la Segunda Guerra Mundial. Parafraseando a Antonio Gramsci, el MUNDO UNIPOLAR ESTÁ MURIENDO, UN MUNDO MULTIPOLAR ESTÁ NACIENDO.
En el marco de ese contexto geopolítico, el Presidente Nicolás Maduro anuncia la entrada en una nueva fase de «flexibilización relativa», a partir del lunes 1 de junio, dentro de una modalidad llamada de 5+10, que ya ha sido explicada, De igual modo, fueron anunciadas medidas relacionadas con la activación de un nuevo esquema en el suministro y precio de la gasolina. Ya tendremos tiempo de opinar sobre eso en su desarrollo.
Pienso que la puesta en ejecución de las medidas acordadas, debe ser un punto de inflexión en el actuar de nuestro presidente, de todas las autoridades a él subordinadas, y de todos los que formamos parte de este pueblo heroico. Debe ser para todos, un antes y un después. Necesario es poner orden en casa. Así como este inicial aumento de la gasolina, que ni siquiera remotamente cubre el costo de producirla, ha puesto a más de uno a pensar en la necesidad de «administrar» su uso, de igual modo es necesario que disciplinemos en todos los órdenes nuestra actitud y comportamiento. Esto no se logra de un día para otro, pero las difíciles circunstancias que nos ha tocado vivir, nos han venido enseñando.
Nosotros tenemos la ventaja de que «se nos ha curtido el cuero», por todo lo que hemos tenido que pasar en estos últimos años. No es poca cosa, resistir como lo hemos hecho, y haber llegado hasta acá con la frente en alto, y con la convicción que no nos van a doblegar. Podemos decir, como decían y cantaban los hermanos hondureños: «NOS TIENEN MIEDO, PORQUE NO TENEMOS MIEDO».
Se reafirma en mí la convicción, como seguro estoy que también en la mayoría de mis compatriotas, de que es necesario y posible, superar las circunstancias difíciles que vive la patria. Como hijos de Bolívar y Chávez, las dificultades no nos han detenido, ni nos detendrán. Una nueva «normalidad» puede y debe ser la oportunidad que la historia nos ha puesto en el camino para, con la fortaleza y dignidad demostrada en mil batallas, avanzar en LA CONSTRUCCIÓN DE UNA NACIÓN LIBRE Y SOBERANA, EN LO ECONÓMICO, EN LO SOCIAL Y EN LO POLÍTICO.