Al terminar su mandato como diputado el año viene, Guaidó huirá y montará un gobierno en el exilio para seguir manteniendo el negocio de robar y traspasar todo lo que nos esquilmen, a países poderosos como EE UU, Inglaterra y de la Unión Europea. Todos los analistas gringos coinciden en que ya es demasiado tarde para recuperar Venezuela “a lo interno”, sobre todo por la política loca y torpe de Trump. Dicen: “Actualmente la oposición venezolana no tiene opciones buenas para enfrentar la situación. El Gobierno de Maduro ha decapitado la oposición mayoritaria liderada por Guaidó y ha creado una oposición leal, más amena a sus planes… en cualquiera de los dos casos, ir o no ir a una elección es una táctica que tiene que estar imbricada en una estrategia coherente, con una unidad detrás. Es poco probable que una oposición debilitada, con algunos de sus políticos más hábiles en el exilio, pueda lograr esta estrategia y, a la vez, unidad. Lo más probable es que se llegue a culminar la opción en que la Asamblea Nacional existente se niegue a participar en las elecciones y se declare “la continuidad administrativa” por falta de elecciones legítimas. Si eso ocurre, es probable que Guaidó establezca un gobierno en el exilio, reconocido por algunos aliados…”.
Ya es definitivo, que en este año electoral, Trump no va a tomar riesgos ni con una aventura militar ni con una iniciativa diplomática significativa. Además, ya Trump sabe que Venezuela está decidida a darle una respuesta militar contundente si se atreve a hacer algo someramente como lo que hizo contra Panamá. Lo que dicen los expertos es que sí está dispuesto a hacer es llevar a cabo una mayamizacion de la política exterior hacia Venezuela, “con acciones que reciben el aplauso de la adolorida diáspora venezolana concentrada en el sur de Florida, y que enganchan con los discursos y prácticas ya establecidos entre los políticos y redes de movilización anticastristas”.
Alemania le pregunta a Trump, qué van a hacer finalmente con Guaidó; lo mismo hace Francia y Holanda. El gobierno suizo que quiere parte del oro que Inglaterra le ha robado a Venezuela acaba de darle un espaldarazo a Guaidó. En las últimas semanas los políticos de los países del mundo tratan de sacar conclusiones de lo que aparece en el libro del exasesor de Seguridad Nacional John Bolton y de la entrevista de Trump al medio digital Axios.
Borrell ha preguntado con insistencia a Washington: ¿hay o no un giro en la política de EE UU hacia Venezuela? Los cincuenta países que por orden de Washington apoyan a Guaidó solicitan diariamente un informe sobre los pasos que deben hacer con relación a Venezuela, porque también están interesados en algún bien o recurso que puedan apropiarse de este país bolivariano. Ha tomado su parte EE UU, Colombia, Costa Rica, Brasil, Inglaterra, España, Paraguay y Suiza, entre otros.
Trump todos los días envía mensajes a esos 50 países en los que dice que su posición sigue invariable: Venezuela permanece como tema central de su política exterior, y lo acaba de demostrar en su encuentro con AMLO y en su viaje de campaña a Florida. Los comentarios del presidente estadounidense en relación con Venezuela, aseguran sus más altos asesores son el resultado de un largo proceso de reflexión, de una decisión de la necesidad de salvar a Latinoamérica del comunismo y de la injerencia rusa y china en un territorio que le pertenece.
Para Trump sigue considerando que su jugada con Juan Guaidó de colocarlo en la presidencia interina constituirá una victoria de su política exterior y es su caballo de batalla para afincarse en el Estado más importante de las elecciones presidenciales de Estados Unidos: Florida.
El espaldarazo del mandatario estadounidense a Guaidó en el discurso del estado de la Unión fue un bombazo que unió a republicanos y demócratas: la esperanza hasta de los más escépticos, y enemigos de Trump en ese momento lo llegaron a ver como un gran líder mundial.
Alemania se declara triste y ha dicho que no ve por ningún lado una transición rápida. ¿Para qué servirán tantas sanciones se preguntas desde Canadá y Australia? Después de la visita de Guaidó, el Departamento de Estado publicó un plan de transición sin hacer mayor seguimiento, el Departamento de Justicia una cadena de condenas señalando a Nicolás Maduro como el gran capo de un cartel de drogas que investigadores dicen que es una leyenda urbana y una ristra de mentiras que lo que dan es ganas de reír. Acto seguido, hablan de una operación naval para “proteger a EE UU” de las drogas que salen de Venezuela y todo el mundo se ríe de este cuento ridículo. Apretaron sanciones secundarias para prevenir el canje de petróleo por gasolina. Ahora persigue a los barcos de Irán proveyendo a Venezuela con gasolina.
Se sabe que Florida es el Estado “capaz de llevar candidatos que pierden el voto popular a la presidencia, desde el recuento del año 2000 hasta la victoria de Trump en 2016. Sin ganar Florida, será casi imposible que el mandatario se reelija”.
Concluye el informe de esta manera: “A estas alturas es difícil imaginar una solución en Venezuela. La dirección actual del movimiento que se opone al proyecto autoritario de Maduro está siendo definida por una trinidad nada santa: la Administración Trump, con fines electorales; una diáspora venezolana que tiene incentivos muy distintos a los de los venezolanos aún dentro del país, y un gobierno interino liderado por Guaidó que, dado los considerables recursos económicos que maneja en el exterior, puede pensar que un gobierno en exilio es más atractivo que tragar sapos dentro de Venezuela… Sería importante que diplomáticos europeos adviertan de la realidad, de que esa salida no va a aumentar el apoyo europeo sino disminuirlo. Más bien la oposición venezolana tiene que forjar una estrategia que deje de lado fantasías de una transición rápida y reconozca la fuerza verdadera de su rival, a la vez que busca mantener viva la movilización y presentar opciones para la gran mayoría de los venezolanos que se oponen al gobierno chavista”.