Al momento de escribir de estas líneas han transcurrido más de 7 meses, desde que el covid-19 hizo su aparición en Wuhan, provincia de China. Se habla del 17 de noviembre de 2019 y otros hablan de inicios del mes de diciembre. Para los efectos la fecha exacta no es lo de más significación. Lo más importante es que esta pandemia continúa siendo una amenaza que sigue cobrando cada día más vidas en todo el planeta. En Estados Unidos, convertido desde hace meses en epicentro de la pandemia, registra el 10 de julio nueva cifra récord de 66.528 contagios en un día y el número de muertes es superior a 138.000. Más de 570.000 son las muertes a nivel global, y más de 12 millones el número de casos totales en el mundo. Esto, lamentablemente, es una realidad que está ante nuestros ojos, ante lo cual, la lamentable otra cara de la moneda es que no se le ha dado la importancia debida.
En EEUU están previstas unas elecciones para el mes de noviembre que nadie podría garantizar que las mismas se lleven a efecto, no sólo porque determinados intereses pudieran manejar las circunstancias a su favor, sino porque para esa fecha la magnitud que haya cobrado la pandemia, es realmente incierta. Igual podría decirse de las elecciones que están previstas en Venezuela para este 6 de diciembre venidero.
Los índices de letalidad y mortalidad del Covid-19 a nivel global, son de 4,45% y 0,0738/1000 habs., respectivamente . Necesario es aclarar que la letalidad está referida al número total de casos, mientras que la mortalidad toma como base la población del país o región en estudio. Calculando estos índices para los países con mayor impacto por la pandemia, nos encontramos conque el país con mayor letalidad es el Reino Unido con una letalidad de 15,5%, seguido de México con 11,88% y España con 11, 19%. Estos países ocupan los puestos 7, 8 y 9 en el mundo con respecto al número de casos totales. Los EEUU, Brasil e India que ocupan los puestos 1, 2 y 3 a nivel global su letalidad es de 4,2%, 3,93 y 2,71 respectivamente. En América del Sur, además de Brasil, están Perú, Chile y Colombia con más casos registrados, y su letalidad es de 3,58%, 2,18 y 3,50, respectivamente.
En cuanto a mortalidad, donde como ya dijimos su referencia es la población, el índice lo calculamos en base a 1.000 habitantes. Los países con mayor índice son Reino Unido, España y Estados Unidos con 0,66/1000 habs., 0,605 y 0,417 respectivamente. En América del Sur los mayores índices de mortalidad lo registran Chile, Perú y Brasil con 0,35/1000, 0,34 y 0,33 respectivamente.
El hecho que países con alto grado de desarrollo, como EEUU y Reino Unido, y países emergentes, como Brasil e India estén ubicados como los de mayores casos registrados y con índices de letalidad y mortalidad altos, es necesario resaltarlo, obedece a la privatización en casi todos ellos de la salud pública y el predominio de las tesis del neoliberalismo, como expresión más inhumana y salvaje del capitalismo.
Considero oportuno que nos detengamos a analizar la preocupante situación que se ha presentado últimamente en nuestro país en relación a la pandemia. Tenemos que comenzar destacando que en nuestro país el gobierno nacional, con Nicolás Maduro al frente, actuando de manera responsable, tomó tempranamente las medidas que permitieron que en los primeros cuatro meses el número de casos fue relativamente bajo en relación a lo que sucedía en el mundo y en nuestros países vecinos. Desde el 13 de marzo, fecha en que se declaró la emergencia nacional, el comité contra el Covid-19 ha estado diariamente informando de los casos registrados, de los focos que se han venido presentando, de las medidas tomadas y de los lamentables casos de compatriotas fallecidos. Dificulto que haya un país en el planeta tierra donde se haya sido más transparente que en Venezuela, en mantener informada a su población. Probablemente por la contención que en cierta medida se logró en los primeros meses, eso permitió que los cuidados preventivos que debe tener la población se hayan relajado en un grado no deseado, y hoy es perentorio alertar sobre el peligro que representa este relajamiento.
En Venezuela, los números comenzaron a aumentar de manera sensible, a partir del momento en que comenzaron a regresar compatriotas que habían emigrado a países vecinos, como consecuencia del deterioro del poder adquisitivo que se ha operado en el país, inducido por la guerra económica y, particularmente, por el ataque criminal a que ha sido sometida nuestra moneda. Veamos el impacto, ejemplificado de la siguiente manera:
- Del 13 de marzo al 24 de mayo (72 días): se llegó a 1.000 casos
- Del 25 de mayo al 5 de junio (12 días): 2º bloque de 1.000
- Del 6 de junio al 16 de junio (11 días): 3º bloque de 1.000
- Del 17 de junio al 23 de junio (7 días) 4º bloque de 1.000
- Del 24 de junio al 28 de junio (5 días) 5º bloque de 1.000
- Del 29 de junio al 2 de julio (4 días) 6º bloque de 1.000
A partir del 2 de julio, los siguientes 1000 se mantuvieron en 4 días, y los sucesivos bloques de 1000 se alcanzaron en 3 días, hasta llegar a los 9.178 casos totalizados el día 11 de julio. Los números hablan por sí solos. Hasta esta fecha han transcurrido 118 días desde que se decretó la cuarentena. Por lo tanto, si los 1.000 primeros casos se registraron en los primeros 72 días, ESO SIGNIFICA QUE EN 46 DÍAS SE REGISTRARON LOS RESTANTES 8.178 CASOS ¡¡¡. Pero además, de acuerdo a las cifras suministradas por la Comisión Presidencial para la Prevención, Atención, Control y Manejo del Covid-19, de los 9178 casos están activos 6422 y 4028 (62,72%) son casos importados, y de estos el 81,6% (3.287) provienen del vecino país colombiano. Ahora, esta es la incidencia directa. Sin dudas también los casos de transmisión comunitaria han sido influenciados por los importados, en particular los ingresados por trochas ilegales.
Un cálculo realizado a la inversa, si restáramos al total de casos activos, el número total de importados, nos quedaría una cifra de sólo 2394 activos, que evidentemente sería mucho menor, al no estar considerados los ingresados ilegalmente y la influencia de estos en los infectados por transmisión comunitaria. Seguramente, en ese escenario ya nosotros estaríamos sin ningún tipo de restricción en las medidas de flexibilización acordadas por el gobierno central.
Ahora bien, la realidad que debemos enfrentar es la de 6.422 casos activos y la lamentable cifra de 85 fallecidos. Los compatriotas que decidieron regresar, por haber constatado que el panorama que le habían ofrecido y que ellos se imaginaron no era precisamente el que le tocó vivir en su nueva cotidianidad en un país que no era el suyo, teníamos la obligación patriótica y humanitaria de recibirlos. Como apropiadamente decía una camarada en un grupo en el que participo: “Triste vida de las personas que por razones equivocadas tomaron el camino de la emigración. De verdad, da tristeza”. Otros, lo verán de manera distinta, y no todos los casos de los que han emigrado son iguales. Pero estoy seguro que en todos los casos existe la nostalgia de estar lejos de su patria y de buena parte de sus seres amados. Y en la mayoría existe la preocupación de un futuro incierto, para lo cual, sólo algunos pueden tomar las previsiones, en caso de que las cosas empeoren. SI NOS HUBIERAN DEJADO SER, ningún compatriota hubiera tenido la necesidad de emigrar. Y hoy tuviéramos todos enfrentando las dificultades y construyendo nuestro propio futuro sin la injerencia criminal y perversa de un imperio que se cree con derecho de decidir los que nos conviene y lo que no.
Finalmente, no puedo dejar de referirme a las cifras de letalidad y mortalidad que, pese a la influencia de unos vecinos que han visto desbordada su situación, y afectado la nuestra, están muy por debajo de las que tienen los países a que hemos señalado líneas arriba. Venezuela con sus 9178 casos y sus lamentables 85 fallecidos, tiene al 11-07-2020, una letalidad de 0,92%, muy por debajo del 4,45% nivel global, y por debajo del mejor situado de los países con mayor impacto, como es el caso de Rusia que tiene una letalidad de 1,54%. La mortalidad en nuestro país es de 0,028, bastante por debajo del nivel global que es de 0,0746, y, sólo comparable e inferior al país más poblado del mundo, como lo es China, que es de 0,033.
Allí están las cifras y allí está el reto. No tengo dudas que saldremos victoriosos en esta nueva prueba que la historia pone en nuestro camino. Y ello se facilitará, si quienes hasta ahora han asumido una conducta irresponsable con las medidas preventivas que se han adoptado, varían favorablemente su conducta. De insistir en su conducta irresponsable, no dejan lugar a otra alternativa que obligarlos a actuar con conciencia ciudadana.