A la varia pinta oposición contra la Revolución Bolivariana, se le podrían aplicar las categorías que hoy se utilizan para de alguna manera caracterizar al Covid-19, conocido popularmente como Corona Virus, o una GRIPEZIÑA, como diría el Bolsa naro, de Brasil.
Es una Pandemia, porque afecta a todos los venezolanos independientemente de su condición política y económica. En efecto, su alocada y desesperada carrera por tomar nuevamente el poder en nuestro país, la lleva a solicitar sanciones y bloqueos contra nuestro país, que afectan directamente la salud, la tranquilidad y el bienestar de nuestros conciudadanos.
En su origen también existen grandes similitudes, por ejemplo, al Covid, se le atribuyó como causa, el contacto con los murciélagos y la oposición venezolana, tiene su origen en unos parientes de los murciélagos que son los vampiros chupa sangre, que se mantuvieron como parásitos por más de 50 años, exprimiendo al pueblo venezolano y casi que lo convierten en un bagazo, si no es por el surgimiento de la revolución roja, algo así, como la intervención de la Cruz Roja.
En sus efectos como pandemia tanto la ultra derecha opositora como el Covid, generan estragos en la población. La postura sumisa de la ultra derecha a poderes extranjeros, su solicitud y aceptación de sanciones, tiene efectos graves sobre la economía, la producción de bienes y servicios. Provocando precariedad en los servicios de salud, provocando hambrunas, agravamiento de otras enfermedades e impidiendo su debida atención por la faltas de recursos económicos.
En la medida que la ultraderecha opositora, aunque debilitada en lo interno, recibe oxigeno a través de maquinas respiradoras desde los Estados Unidos y la Unión Europea, los daños que su entrega causan al país, impidiendo la entrada de alimentos y medicamentos y robando los activos del país que pueden ser utilizados para afrontar los daños de la pandemia, son más nefastos: más muertes en el país, más desempleo, menos capacidad del Estado para movilizar su sistema financiero. Es decir que los daños causados por la ultra derecha, tanto como los producidos por el Covit se extienden en el país y se acentúan los efectos negativos sobre la población.
Así como el Covid, produce daños colaterales, la ultra derecha con su actitud entreguista y avaladora de sanciones y bloques genera igualmente un conjunto de efectos o daños colaterales: desempleo por las dificultades económicas que producen, restricciones la producción, porque se tienen menos recursos para invertir, producto del robo de las reservas y los bloqueos financieros y en general dificultades en todas las áreas vitales de la sociedad, la educación, la cultura, la familia y la recreación.
El impacto en la sociedad venezolana por el Covid y la ultra derecha se llevan de la mano. Hay daños que son producidos por los comunitarios, es decir, por los nacionales, que aunque made in Venezuela, tienen su alma y conciencia en USA. Estos comunitarios son los Borges, los Vechios, Los López, los Allup, los autoproclamados y la cohorte de hampones y oportunistas de oficio que los acompañan.
Y los importados, financiados con el dinero robado a Venezuela, y también el financiamiento de algunos países, que pretenden cobrarlos una vez que los comunitarios tomen el poder. En este sector de importados hay una maraña compleja: rastrojos, boinas verdes, desertores, ladrones de oficio, mercenarios de todo tipo, aventureros europeos y pare de contar. Todos ellos constituyen un verdadero aquelarre contra los intereses nacionales y actúan como si Venezuela fuera un verdadero botín..
Estos dos factores, Comunitarios e Importados, como el lenguaje que se utiliza para las partes informativas sobre el avance de la pandemia, son los que actualmente se confabulan contra los intereses de Venezuela y mantienen al país en un estado de zozobra e inestabilidad que afecta por igual a todos los venezolanos, partidarios o no del actual período presidencial.
Contra ambos factores (Comunitarios e Importados), se necesitan urgentes medidas preventivas y curativas, utilizando todos los recursos del Estado venezolano y sobre todo la voluntad férrea del pueblo disciplinado. Sólo así se puede combatir con eficiencia ambas pandemias, que al parecer se transmiten por aire (con drones) por mar (lanchas que algunas veces y que van a la deriva) y por tierra (por sabandijas rastreras). Para contener esta pandemia se requiere con urgencia, una vacuna cívico-militar repotenciada, un distanciamiento social de los aventureros afectados, unas mascarillas para tapar la fetidez de los conspiradores y unos ojos bien pelaos para que nos agarren desprevenidos. ¡Guerra avisada no mata soldado!