Es como mucho el brete que espuela a ese tipo.
Las barbaridades del oneroso equipo asesor que ahora lo controla, porque Esteban Prudencio se marchó sin previo aviso, solamente es superable por el desenfreno de su estupidez.
Finalizó el tiempo de la euforia para hacer lo que jamás podía hacerse:
Unificar la oposición interna y lograr legitimarse como su figura imprescindible. Su fracaso es de tal dimensión que su fracción política se convirtió en la minoritaria.
Reparar el puente roto, la comunicación fracturada, con la misma gente opositora, harta e indignada o simplemente “ladillada” de tanta coba y simulacro por aquello de ahora si es verdad el «cese de la usurpación»
Estructurar y poner a funcionar las instituciones de su ultraje portátil. El dispositivo que tiene muy bien aceitado es la corrupción y su rastacuerismo.
Reconfigurar la percepción de su imagen perforada hasta la medula por el descrédito ético, la codicia y su complicidad con el robo de nuestros activos en el exterior.
El hecho irrebatible es el Guaido real deshilado por las derrotas políticas, y recargado de dislexia, de incapacidad para leer los mensajes del nuevo momento político que lo desplaza hacia la sombra de ya no más.
Sus tuits y videos bizarros y las convocatorias fantasmales contra las elecciones de la nueva Asamblea Nacional significan que la cuenta regresiva no se detiene.
El presidente Nicolás Maduro en condiciones extremadamente adversas avanzó con firmeza y planteó el combate en el campo donde se decide el parteaguas: asumió el conflicto de la sociedad venezolana en términos antiimperialistas, de defensa integral de independencia de la nación, y posicionado al pueblo venezolano como el sujeto histórico de la revolución bolivariana. Definiendo con lucidez política cómo se bate el cobre desde las filas del chavismo.
El 06 de diciembre coronaremos el barrancazo de Guaido.
Ese día hacemos efectivo el salto de consolidar solución pacífica del conflicto con base de una política que demuestra sus virtudes en los picos más altos de la conflictividad política, del bloqueo económico y del chantaje de la intervención militar.
El 06 de diciembre determinamos el fin de la Asamblea Nacional a la medida del monroísmo, los santanderistas y los pitiyanky: el punto de inflexión política que tiene la capacidad y el potencial de desequilibrar la relación de fuerzas que hasta ahora viabiliza la estrategia intervencionista del monroísmo.
A Donald Trump se le muere lo que nunca tuvo en sus manos: el 06 de diciembre tendremos el velorio de esa ignominia.
Y Guaido, si de verdad “verdaíta” es agente de la CIA debiese saber que no es un secreto sus alucinaciones conspirativas y tampoco el “tata quieto” que le corresponde por traición a la patria.