La experiencia de la comunalización de las políticas públicas de Barcelona viene llamando la atención de mucha gente, no solo a lo largo y ancho del territorio nacional sino también en el exterior.
Cada día crece el interés por lo que hacen los comuneros y comuneras de la capital anzoatiguense desde el poder popular, en espacios territoriales urbanos y rurales, donde vienen construyendo sobre sus muy complejas cotidianidades, mediante la solidaridad y el trabajo colectivo, relaciones sociales que les permiten descubrir –en la más humana forma de reencontrarse- infinitas posibilidades en la organización, la producción y la convivencia comunitaria, las cuales le dan un fuego vital al autogobierno, germen del poder revolucionario que se viene cociendo desde abajo.
Como todo el movimiento comunal venezolano, curtido con la experiencia acumulada al fragor del combate contra la agresión imperialista, el barcelonés también se fortalece y avanza en medio de las enormes dificultades que imponen los efectos de la criminal guerra. La transferencia de competencias del gobierno municipal a las comunas ha sido uno de los temas medulares de este proceso; los comuneros y comuneras ya tienen bajo su control buena parte del servicio de recolección de desechos sólidos y del reciclaje, así como de la producción y distribución de alimentos, distribución de medicinas, e, igualmente, los servicios de atención a la mujer desde la mirada del feminismo popular el cual, hoy, prevalece en la comunas.
Mucha razón tuvo el constituyente Julio Chávez cuando aseguró en la populosa barriada Los Tronconales: «En Barcelona se está haciendo historia desde la perspectiva del Poder Popular, se busca consolidar con la participación protagónica el sueño del Comandante Eterno Hugo Chávez: la construcción del Estado Comunal». En efecto, el pueblo organizado del municipio Simón Bolívar del Estado Anzoátegui se movilizó de manera activa, organizada y disciplinada, hacia la consulta popular -referendo consultivo como lo establece la Constitución- el día 28 de julio de 2019, donde aprobó, con más del 86% de los votos, la transferencia a las comunas del servicio de recolección y reciclaje de desechos sólidos, con lo cual se propone optimizar ese servicio y al mismo tiempo generar recursos económicos que serán administrados directamente por las comunidades en beneficio de sus habitantes.
Esa Consulta Popular se enmarcó en la ofensiva comunal orientada por el Presidente Nicolás Maduro, con la cual plantea la necesidad de encarar, definitivamente, el desafío que significa edificar en lo concreto la nueva institucionalidad revolucionaria desde el Poder Popular. El hoy candidato a la Asamblea Nacional -primero en la lista por el PSUV y todo el Polo Patriótico en Anzoátegui- Luis José Marcano, a la sazón alcalde de Barcelona, se convirtió en el principal promotor de esa iniciativa, desde la posición que ocupaba pudo apreciar la posibilidad de un vigoroso desarrollo ofensivo de las comunas del municipio Simón Bolívar, generado mediante la más amplia participación democrática y consecuente con el Proyecto Bolivariano: «Está comprobado, la única manera de avanzar es profundizando en el proceso de empoderamiento popular por vía de las Comunas».
Al movilizarse con esa orientación el pueblo barcelonés organizado pudo demostrar que posee un elevado nivel de conciencia ciudadana, que entiende su condición de sujeto revolucionario para asumir el poder sin tutela, -que es posible espantar del medio al obsoleto clientelismo y/o al reformismo, los empeñados en seguir tentando-, posibilidad otorgada por la Constitución Bolivariana. Cada consejo comunal se convirtió en rector en su propio territorio de la consulta: organizó, promovió, movilizó, discutió, propuso, se activó de manera consciente. La institucionalidad del CNE –el Poder Electoral- prestó de manera diligente toda su capacidad para blindar la consulta.
Así se pudo apreciar ese primer paso dado con una hoja de ruta bastante clara. Un paso adelante, muy importante, que abrió la posibilidad de iniciar la marcha en un nuevo trayecto de la vía hacia la concreción del gran proyecto de la Revolución Bolivariana y Socialista, como lo soñó Hugo Chávez. Sin duda que fue un gran paso para avanzar en la dirección de la perspectiva de la renovación de la esperanza, en un momento cuando ya se hace muy evidente el agotamiento de las posibilidades desde el viejo estado.
La experiencia de Barcelona da elementos de praxis revolucionaria que pueden ayudar a renovar –o retomar- el necesario debate sobre el Poder Popular, que por las prioridades que enfrentamos los venezolanos, debido a la brutal agresión imperialista, quizás se había enfriado un poco. Si asumimos, como sostenía Rosa Luxemburgo, que el Poder Popular solo puede consolidarse como superestructura una vez concretada la transformación social, debido a que en el marco del capitalismo solo puede desarrollarse en condiciones de posibilidad (Mazzeo, 2007), sería un gran desafío que pone a prueba a las potencialidades transformadoras de la Revolución Bolivariana.
Recordemos que el Comandante Chávez no se conformaba con que la Revolución Bolivariana obtuviera sólo porciones de poder en las estructuras del viejo estado (con elecciones o luchando contra las conspiraciones golpistas como las del 11 de abril del 2002 y el posterior paro terrorista petrolero), por eso llamó a Constituyente, hizo un gigantesco esfuerzo por impulsar transformaciones dentro del estado para tratar de adecuarlo con la nueva realidad, pero nunca se hizo ilusiones con ese viejo aparato, siempre buscó nutrir a la Revolución Bolivariana de la sustancia vital del Movimiento Popular, esto, en esencia, fue lo que lo diferenció de las otras experiencias revolucionarias o progresistas del resto del continente.
Con su mirilla apuntando siempre en lo estratégico Chávez fue el promotor de la autonomía del Poder Popular para que desarrollara todos sus poderes creadores, por eso se propuso construir una corriente social contrahegemónica que potenciara con mucha fuerza las posibilidades de desarrollo del Movimiento Popular, se enfrentó a la vieja tradición partidista que tiende a colonizar ese campo mediante distintos métodos, siendo el más nefasto el clientelismo. Él tenía bien definido el papel del partido revolucionario. Con mucha claridad planteaba que la lucha por el poder no había concluido, sino que apenas comenzaba, y que los choques de clase o de intereses de cualquier tipo eran inevitables. Le preocupaba (ver Golpe de Timón) que si la dinámica de construcción del Poder Popular dejaba de profundizarse le seguía, casi fatalmente, el aislamiento y el desgaste, o peor aún que el enemigo comenzara a invadir ese terreno aprovechándose del desencanto y de la consecuente despolitización y desmovilización que provoca la ineficiencia, la corrupción y el burocratismo como prácticas inherentes al viejo estado.
Chávez nos dejó como herencia las leyes del Poder Popular, las creó con una vigorosa estructura que se fundamenta en la Constitución. Quedó establecido en esas leyes que las comunas son la células fundamentales del Estado comunal, las cuales son definidas como espacios socialistas para el autogobierno de las comunidades, donde se practica la democracia directa –la participativa y protagónica- que es el más grande logro revolucionario que establece la Constitución Bolivariana.
No se trata de obtener una obra perfecta ni terminada, sino que la experiencia se enriquezca del enfrentamiento con las dificultades propias o externas, como las implementadas por los enemigos de la Revolución, en particular por las administraciones de los Estados Unidos que en los últimos siete años han recrudecido la agresión con un criminal bloqueo económico, comercial y financiero, combinado con agresiones terroristas y amenazas militares.
La experiencia de la construcción y funcionamiento del Poder Popular en Barcelona deviene obra social colectiva, perfectible en la práctica cotidiana de la democracia participativa y protagónica, donde los ciudadanos opinan, critican, proponen, debaten, hacen, eligen y pueden ser electos dentro de las más amplias libertades democráticas.
A 15 meses de la Consulta Popular la política de la comunalización de Barcelona, cuyo punto fuerte es la transferencia de competencias del Municipio a las comunas, puede presentar logros importantes: nueve comunas ya han recibido la transferencia de la competencia de la recolección de desechos sólidos y reciclaje, se les dotó de sus respectivos equipos (nueve compactadoras, casillas para el cobro del servicio y otros insumos) con lo que se atienden 18 comunas; están activos 46 Puntos de abastecimiento comunales (PAC) con los cuales se distribuye alimentos a la población a precios solidarios, al tiempo que son puntos seguros para que los productores (comunales o privados) arrimen el resultado de sus trabajos -se tiene previsto llegar a la meta de 546 en todo el municipio, uno por cada consejo comunal-, una farmacia comunal, 15 centros de atención comunal de la mujer, y recientemente, para conmemorar los ocho años del Golpe de Timón, la alcaldesa Yohana Pérez (quien asumió esa responsabilidad de la mano de Luis José Marcano, con el compromiso de darle continuidad a esta política) le hizo entrega a las 40 comunas del municipio de los recursos de los presupuestos participativos que ejecutarán en sus territorios. Todo esto en el contexto del intenso trabajo creador que desarrollan nuestros comuneros y comuneras diariamente.
Para empujar en esa dirección hay que tener claro -como en este caso- que la función del municipio es promover e incentivar el desarrollo del poder popular desde las diferentes opciones concretas en el campo de la economía productiva, los servicios públicos, las políticas sociales, las cuales pueden cobrar mucha fuerza renovada en el nivel de organización de la comunidad en el territorio, en la actividad de los consejos comunales y las comunas, es la tesis que sostiene Luis José Marcano, y es su propuesta electoral, la cual la anda enriqueciendo al escuchar pacientemente a centenares de dirigentes populares en las asambleas que viene realizando en cada una de las 149 comunas que hacen vida en el Estado Anzoátegui.
Es así como se acompaña al Presidente Maduro quien ha planteado la necesidad de fortalecer al Poder Popular, a su propuesta en que la fuerza principal estaría en las ciudades comunales para ir a una transición lo más armónica posible en la distribución de los recursos y en la administración del Estado, donde la base de sustentación esté en la organización comunal, en que el parlamento comunal tenga una relación con la Asamblea Nacional como un factor fundamental en las tomas de decisiones. Esto es lo que irradia la experiencia de Barcelona que promete ir por más con la victoria bolivariana y chavista del 6 de diciembre.
Un comentario
Por casualidad, sabia usted del equipo de los padres Maryknoll que fundaron un centro civico y proyecto de organizacion popular en Troconal en los ultimos anos de los 70. El equipo consistia en dos sacerdotes Maryknoll, dos hermanos Maryknoll, dos hermanas Maryknoll, y dos familias laicas (una famila Chilena exilada y una familia norteamericana (la mia). El asesor technico del proyecto era un sociologo marxista, Tom Bamat.