"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

No valer medio

Una frase tan extremista como esta no existía, cuando se trataba de valorar el estado de una cosa, incluso de las personas. Todo lo que mostraba una situación de ruina, destrucción, disminución o deterioro «in extremis» recibía la valoración crematística insignificante de «no valer medio».

Para los montunos, un fundo sin paja, divisiones, instalaciones y lo fundamental para la producción, simple y categóricamente «no valía medio». Si los animales, los cultivos, el patio y hasta el camino no eran atendidos, ese predio perdía casi todo su valor, siendo comparado al de una de las monedas de menor denominación. Algunos iban más allá referenciando las «lochas» y hasta «un cobre negro» como sigue tasando mi primo Coroto.a las cosas de poco valor o inseguras. Las personas entregadas al vicio, la delincuencia o que padecían una enfermedad terminal también eran asociadas a un valor monetario de tan poca monta.

El valor sentimental, cultural e histórico; los afectos y la solidaridad humana; y la significación que en otra época tuvieron las materas, parcelas y granjas, los rebaños y potreros, las vaqueras, huertas y galpones; y las personas que «en antes» tuvieron mejor vivir, sucumbían ante la calificación lapidaria y brutal de «no valer medio» por haberse perdido la esperanza de recuperarlas, esperándose de ellas sólo su desaparición, pérdida total o muerte.

Sin embargo, como el ave fénix que renace de las cenizas, hemos vivido para observar y asistir a la recuperación de cosas y personas que valían «mucho más que medio», demostrándose con ello el facilismo, la superficialidad y subjetividad que sustentan aquella expresión generalmente inducida para generar desistimiento, rendición y desamor.

Para algunos, nuestro país «no vale medio» y en vano se insiste en recuperarlo. Una mezcla de ignorancia y mala fé anima a quienes lo dicen. Quizás no lo han sabido valorar o están poseídos por la campaña difamante desatada por los que buscan aprovecharse de las ruinas que provocan.

Una escala axiológica, de valores reales y humanistas, debe colocar de primero una Patria que como la nuestra está siendo ultrajada por intereses extranjeros que sí están conscientes que valemos «muchísimo más que medio».

¡ORGULLOSAMENTE MONTUNO!

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