Para voceros calificados de Joe Biden y funcionarios oficiales de la Unión Europea, es de suyo que Guaido es lo que hay, porque si abandonan absolutamente a tal protocolo de la traición estallan las estrategias de salir del presidente Nicolás Maduro y así derrotar a Chávez.
El partido de los extranjeros, después de casi mes y medio de vacilaciones ha decidido que no es oportuno lanzar al valle de los caídos a su más que deslegitimada tarjeta de presentación y condenar por inepto a Guaido al rango de los personajes efímeros de la oposición: las circunstancias no le cuadran a la Casa Blanca para asumir tal lance.
Entonces debemos calar la ratificación de la Orden Ejecutiva por Biden, la iracunda y agresiva Unión Europea y la llamada telefónica del Departamento de Estado a Guaido es lo que hay. El hecho de que el imperio no tiene más que la penosa y gravosa situación de sostener al badulaque, debe apreciarse como una medida urgente para impedir que la oposición subordinada a la Casa Blanca, independientemente de quien sea su administrador, definitivamente se descompense.
Es de suyo que la política avanzada por esa modalidad de neofascismo carente de un proyecto de nación no tiene calle, esto es pueblo; y es obvio que una lluvia de ideas, como la reciente en Bogotá, entre la nata de la derecha extrema, demuestra que ya esa fuerza no da el ancho. Y de ese desastre, cuatro conclusiones se imponen:
- La estrategia del imperio contra Venezuela al modo Trump o al modo Biden que siempre y después de todo significan lo mismo, ha tomado la nota debida de que las fuerzas opositoras afines carecen de la capacidad y potencialidad de reconfigurarse, y por tanto para pintarse de una salida antichavista, que sea creíble para la sociedad venezolana.
- La administración Biden establece vínculos con Guaido en correspondencia una política de alianzas que incluye al G4 y otros factores neofascistas, el cartel neoliberal de Lima y la Unión Europea, para dotar a la estrategia “salir de Maduro” con la cobertura, suficientemente precaria, de unas elecciones “libres y justas”. He ahí la trascendencia de las próximas elecciones para las gobernaciones y alcaldías. Ahora más que nunca son necesarias y justas: La nueva Asamblea Nacional y las próximas de gobernadoras (es) y alcaldesas (es) hacen crujir la estrategia imperial “elecciones libres y justas”, dado el fortísimo impacto que resulta de la querella estratégica fundamentada en movilizar procesos políticos-electorales constitucionales que posicionan al ungido imperial en la incertidumbre de lo que no tiene lugar.
- La administración actual de la Casa Blanca y las (los) estrategas del Departamento de Estado y del Pentágono, no ignoran que la política de bloqueo contra Venezuela y la presión imperialista para derrocar al presidente Nicolás se están agotando, que presentan grietas de escala diversa. Es decir, que están atiborradas de un clima de incertidumbres
- Entonces hay que plantearse en esta coyuntura, el escenario de la derrota del imperio por la resistencia y el coraje del pueblo venezolano, las fortalezas de la FANB y la capacidad de las fuerzas revolucionarias conducidas por el mando político de la revolución bolivariana y el presidente Nicolás Maduro.
He ahí porque debemos asegurar la defensa integral de la patria.