Esa supuesta organización de la sociedad civil argentina que dice “dedicarse a la promoción de la democracia, defensa de los derechos humanos y fortalecimiento de la cultura política humanista”, es en realidad un instrumento financiado por Washington para encubrir con rostro ajeno su empeño de subvertir el orden constitucional cubano.
Un documento llegado a mis manos revela que la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) – considerada hasta por el periódico The New York Times como una filial de la agencia de espionaje norteamericana CIA- emplea a esta falsa asociación civil para subvencionar al autodenominado Movimiento San Isidro (MSI).
La generosa suma de 60 486.00 dólares requerida por Cultura Democrática a la NED es ampliamente fundamentada en un documento de diez páginas donde se precisa que su destino es la financiación de un proyecto en la Isla con el título “Promoviendo la Libertad de Expresión a través del Arte”; cuyaesencia no es otra que sufragar las acciones desestabilizadoras que realiza el llamado MSI empleado a la cultura como fachada.
Ello explica –y así se define- que su coordinadora en La Habana es la integrante de ese grupúsculo contrarrevolucionario Anamely Ramos González, uno de los rostros más visibles por su postura radical durante la simulada huelga de hambre escenificada a finales del pasado año por estos pseudos artistas sin talento ni obra reconocida.
Una provocación para nada original al seguir el mismo libreto al que han recurrido otros mercenarios, sin éxito alguno. En fin, un jolgorio que terminó siendo conocido como la “Farsa de San Isidro”. La versión más reciente de esa otra falacia conocida popularmente como la “huelga del aguacate”, que dejó muy mal parada a su protagonista la contrarrevolucionaria Marta Beatriz Roque Cabello.
Durante el desarrollo de esa patraña que medios anticubanos administrados desde el exterior se esforzaban en amplificar, Ramos González les aseguraba que “Denis nunca más estará sólo”, en referencia al miembro de ese grupúsculo Denis Solís González sancionado por desacato y al que utilizaron como pretexto para montar el show mediático.
Pero para sorpresa de algunos de sus “socios”, esta ex profesora de arte poco tardó en olvidar su manifiesta “solidaridad vertical” y anteponiendo sus intereses personales a los del resto, partió rumbo a México a principios de este año para realizar un doctorado. Una decisión personal que sintió la necesidad de explicar desde la capital mexicana al percibir que su repentino viaje había dejado un mal sabor.
Según revela el referido documento -que pone al descubierto este programa subversivo- la contraparte de Ramos González en Buenos Aires es Luis Alberto Mariño Fernández. Un joven y prometedor músico y compositor cubano formado en el Instituto Superior de Arte (ISA) en La Habana que se estableció en la capital argentina en el 2017.
Pero como “opositor” poco puede decirse de Mariño Fernández, salvo que es un individuo gris sin aval ni trayectoria reconocida dentro de la llamada “oposición” cubana, aunque ahora se muestra deseoso de ganar visibilidad en Miami por su accionar anticubano en Buenos Aires.
A tal fin, no desaprovecha oportunidad para llamar la atención y manifestar su respaldo a los proyectos contrarrevolucionarios de los cabecillas Rosa María Payá Acevedo y Eliécer Ávila Cicilia; ambos vinculados a la extrema derecha cubano americana y decididos partidarios de apoyar cualquier opción que conduzca a la aniquilación de la Revolución Cubana, incluida la intervención militar norteamericana.
Quizá la nota curiosa en este músico cubano es que no sólo mantiene una estrecha relación con Ramos González, pues fueron pareja y tienen un hijo en común, sino que además es el actual esposo precisamente de la fundadora y presidenta de Cultura Democrática, Micaela Hierro Dori. Ciertamente, el mundo es un pañuelo y en este caso todo queda en familia.
Pero, ¿quién es Micaela Hierro Dori? Una joven argentina seguidora del macrismo, bien relacionada con figuras de la derecha conservadora y de la ultraderecha en América Latina, así como con miembros de la contrarrevolución cubana de dentro y fuera de la Isla, y, lo más importante, una activa operadora pro yanqui para promover la desestabilización de países latinoamericanos y caribeños que no son del agrado de Estados Unidos, especialmente Venezuela y Cuba.
A pesar de su juventud, no es ninguna improvisada. Posee una buena formación académica. Llama la atención en su currículo que cursó un programa de estudios en la Universidad de Georgetown, Estados Unidos. Y que fue becaria de la Fundación Konrad Adenauer-Siftung (KAS), la cual es también una pieza clave en la conformación de los planes subversivos en América Latina y en apoyo a los gobiernos de extrema derecha.
Tampoco es una inexperta en utilizar a supuestas ONGs y asociaciones civiles argentinas como tapadera para desarrollar sus actividades subversivas por encargo de Washington.
Sus primeros pasos los dio como coordinadora de programas de la Fundación CADAL (Centro para la Apertura y Desarrollo de América Latina) que gracias al generoso financiamiento estadounidense mantiene un papel activo en Argentina y Sudamérica en la organización de acciones subversivas contra la Mayor de las Antillas.
Luego presidió el Centro de Investigación y Capacitación de Emprendedores Sociales (CICES) -otra disfrazada asociación civil argentina financiada por Washington-, cuyo objetivo es actuar sobre la juventud latinoamericana para la captación de líderes jóvenes de filiación política conservadora, con vistas a sumarlos a los planes desestabilizadores contra Cuba, Venezuela y otros países del ALBA.
También fue fundadora y primera presidenta de la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia -otra falsa ONG financiada por la NED- y que luego pasó a presidir la contrarrevolucionaria cubana Rosa María Payá, debido al interés de Washington de darle visibilidad internacional como “líder” de la llamada oposición cubana, además de poder encubrir el bondadoso financiamiento que estaba recibiendo.
Lo anterior es sólo una ínfima muestra en Argentina de una gran telaraña de ONGs, fundaciones y asociaciones civiles creadas por la NED y la USAID en Latinoamérica a las que utilizan para encubrir el financiamiento de acciones desestabilizadoras en Cuba y otros países del ALBA.
Ya en el 2015, durante la VII Cumbre de las Américas celebrada en Panamá, la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, denunciaba la histórica política intervencionista que a través de estas ONGs y fundaciones ha desarrollado Estados Unidos en la región.
«Hay otras formas de intervención más sutiles y sofisticadas, bajo la forma de ONG que nadie sabe de dónde vienen ni quienes la financian, pero luego se descubre que tienen reuniones secretas en algunas embajadas», afirmaba Fernández de Kirchner.
Precisamente en esa Cumbre de las Américas, la entonces presidenta del CICES era acusada como una de las principales encartadas en el reclutamiento de miembros de la contrarrevolución interna cubana para garantizar su participación en los foros paralelos a este evento y conseguir a toda costa las consiguientes condenas a Cuba y Venezuela en materia de derechos humanos.
Asimismo, unos días previos al inicio de ese importante evento varios medios difundieron una grabación de audio tomada a ella en una reunión con un grupo de jóvenes contrarrevolucionarios cubanos que intentaron boicotear, sin éxito, la participación cubana en la Cumbre Iberoamericana de Veracruz, México, en diciembre de 2014, en la que se escucha claramente cuando afirma:
“En Panamá va a ser distinto, porque vamos a ser nosotros los organizadores del evento grande de la Juventud y Democracia. Eso es lo que voy a hablar mañana bien con Karla, de Freedom House, y estoy viendo también con el donante a ver si nos dan algo de dinero extra del Departamento de Estado, porque ellos quieren armar algo grande…”.
Diversos medios han denunciado en reiteradas oportunidades a Hierro Dori como una agente al servicio de Washington y sus servicios especiales por su activa participación en la organización y realización de numerosos foros y eventos subversivos en nuestra región, especialmente contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, los que coinciden claramente con la política estadounidense hacia estos países.
Como bien afirma el periodista y escritor ecuatoriano Jaime Galarza. “Los agentes de la CIA no tienen un carnet que andan exhibiendo. Los agentes de la CIA actúan. Se los identifica por las líneas de acción, por las coincidencias con los propósitos y las políticas del Gobierno norteamericano, el Gobierno que maneja a la CIA”.