¡No!, Menos aún los montunos. Tengo la impresión que eso de tenerle rabia a la “gente de afuera”, a los “porallaeros”, extranjeros o extraños, será un fenómeno más bien urbano y en todo caso, que se registra en otros países, no en Venezuela.
Soy de Perijá, de la calle Bolívar de San José, de “los de abajo”, hacia donde corren las aguas. He vivido en La Villa, estudiado en Machiques y he tenido vivencias hasta en Barranquitas y el Campo e´ la Cochina. No existe caserío perijanero que no conozca y he compartido con varias poblaciones Yukpas y Baríes. Conozco los montunos de El Laberinto, La Paz, La Concepción y Los Lirios. También he tenido experiencias de lucha social en La Sierrita, Cerro e´ Cochino, Los Caballos, 4 Bocas y más de 40 caseríos de Mara.
Me ha sorprendido la madrugada en Caño Sagua y he “pateado” en Castilletes, Sichipés, Cojoro, Gualantalao y casi todas las poblaciones guajiras.
Conozco los «isleños» y a los pescadores de San Carlos; he luchado con Sabaneteros de mi comadre Moyle, Jobiteros, Altagracianos y hasta en El Guanábano he luchado por reivindicar el campo y los derechos sociales
Los de El Venado no me son extraños, mucho menos los Cabimeros y de Paraute. He “ido a dar” hasta Santa María de Heras y El Chivo en mis andanzas de lucha. También en Santa Bárbara, Encontrados, Casigua y con pescadores de las Ciénagas Juan Manuel he intentado demostrar mis verdades. ¿Que si conozco los campesinos y ganaderos de la Machiques-Colón?, “como a mis ojos”, como decía tío Augusto.
He compartido con gente de La Concepción, La Paz y granjeros de Los Lirios, recorrí con Mario Fernández casi todos los pueblos de La Cañada, con Anguito todo San Francisco y con mis sueños revolucionarios todas las parroquias de Maracaibo. Centenares de reuniones, asambleas, parrandas, estudios, proyectos y entrevistas han forjado mi amor por el pueblo y el conocimiento que creo tener sobre su idiosincrasia, virtudes y defectos.
En ninguna parte he visto despreciar a nadie por su lugar de origen, así hable distinto o no se parezca a nosotros. Por el contrario, “el de afuera” siempre ha sido visto con curiosidad, conmiseración y aceptación, más aún si proviene de un país bolivariano. Esa gripe “xenófoba” no la hemos tenido, no está en nuestra historia ni en nuestro comportamiento social. Por eso la rechazo y me indigna que, venezolanos migrantes sean maltratados en Colombia, Panamà, Perú o Argentina. Tendremos muchas “mañas”, no seremos totalmente virtuosos, pero si de ganar el cielo se trata, estamos ya en los Cirros, que son las nubes más altas. Porque odiar a los demás por provenir de otro país, “esa vaina sí que no”. Mi madre siempre decía: “No se debe odiar a nadie, porque todos somos hijos de Dios”. Suficiente.
¡ORGULLOSAMENTE MONTUNO!