"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Tres poemas del Chino Valera Mora

Maravilloso país en movimiento

Maravilloso país en movimiento
donde todo avanza o retrocede,
donde el ayer es un impulso o una despedida.

Quien no te conozca
dirá que eres una imposible querella.

Tantas veces escarnecido
y siempre de pie con esa alegría.

Libre serás.

Si los condenados
no arriban a tus playas
hacia ellos irás como otros días.

Comienzo y creo en ti
maravilloso país en movimiento

 

Nuestro oficio

Por este empecinamiento del corazón
en hacerse horizonte por completo:
nosotros, que hemos participado
en los grandes acontecimientos históricos,
que hemos ayudado en lo construido
aún con un poco de tristeza,
digamos, casi mucha.
Guardamos
toda nuestra radiante alegría
para lo que construiremos
cuando el pueblo llegue.

Podemos caer abatidos
por las balas más crueles
y siempre tenemos sucesor:
el niño que estremece las hambres consteladas
agitando feroz su primer verso.
O el otro, el de la disyuntiva,
que no sabe si hacerse flechero de nubes
o escudero del viento.

Jamás la canción tuvo punto final.
Siempre deja una brecha, una rendija,
algo así, como un hilito que sale,
donde el poema venidero pueda
ir halando, ir halando, ir halando,
halando hasta el mañana.

Nosotros los poetas del pueblo,
cantamos por mil años y más…

 

Libro de los grandes secretos (Fragmento)

Ellos pensaban que Ezequiel Zamora había concluido para siempre
y nunca más el planteamiento de su cuchillo y desmesurado corazón
regresaría a hurgar la paz de los oligarcas
Pero no todos los muertos viajan tranquilos
a algunos molesta estar ahí sin hacer nada
e insisten con terquedad
y regresan a presidir los nuevos combates
a dilucidar el asunto que los vistió de ausencia
Ved al guerrillero mal herido al padre de todos nosotros
crepitando en los últimos carbones federales
cómo rebotaban sus huesos sobre la tierra
cómo dieron fuego al pajonal
cómo hoguearon los límites del hombre
Vedlo en traje verde oliva
por montes y calles más terrible
que los que hoy matan y se lavan las manos
y confiesan los días de guardar para purgar sus penas
Mas es cierto es reconocido
la caída en el sitio de San Carlos
fue una jugada de mala ley
pero olvidaron enterrar el sonido de sus sienes veladas
Zamora cabalga señores
ya los dientes del pueblo
están royendo los muros de vuestro reino
y no es el desarropado ni el sordo ni el ciego de ayer
ahora tiene bandera poetas y metal organizado
Recojan la cosecha de vientos que sembraron
Y la igualdad fraternidad y libertad que dicen la Constitución
se las van a tener que tragar por los ojos
Porque estamos cansados de tanta miseria y circo
y vamos a meterle un balazo en la cabeza al estado de
cosas existente
Eso que llaman Derecho Natural
tendrá mortaja y tumba bajo el aire de nuestra decisión
porque sabemos dirigir el fusil
y la dinamita nos es familiar hasta la audacia
La democracia representativa apesta ya
como un presagio de azufre quemado
el gavilán de la insurrección revolotea sobre las candelas
y está esperando allí está esperando
y bajará y conocerá vuestros despojos
el día del desagravio ante las armas congregadas
Abrid las compuertas del miedo oligarcas
porque la paz no será con vosotros

Zamora cabalga en el incendio
y somos lo que sucede la posibilidad del porvenir

 

Víctor «El Chino» Valera Mora

 

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