El dossier evidencia la existencia de una casta militar con historias como las del clan Etchegoyen que desde el golpe contra Getulio Vargas hasta la actualidad, han operado para mantener bajo su tutela al sistema político brasilero, registrándose escasos escenarios en los que sus lineamientos generales hayan podido ponerse en contradicción.
En el siguiente reporte ordenaremos una serie de hechos cronológicos que nos permitirán comprender la actuación de las Fuerzas Armadas brasileras en la vida política de su nación, así como valorar la influencia y el control institucional que ejercen hasta la actualidad. La profundidad de la injerencia militar evidenciada en la principal potencia suramericana constituye un fenómeno que no se observa en ningún otro país de la región.
31 de marzo de 1964: Golpe de Estado contra João Goulart. En la actualidad el general Hamilton Mourão -vicepresidente de Bolsonaro-, lo define como “una contrarrevolución que evitó una revolución comunista”.
1975: La cúpula de la dictadura a la cabeza de Ernesto Geisel comienza a visualizar la necesidad de retirar a los generales de la presidencia de la República.
22 de agosto de 1979: Se aprueba la Ley de Amnistía bajo el régimen militar. Presos políticos son liberados y se abre la puerta al regreso de exiliados. Se otorga impunidad a los militares responsables por la violación a los derechos humanos.
15 de enero de 1985: Tancredo Neves gana elecciones indirectas que pondrán fin a la dictadura. Semanas antes se había reunido con el general Geisel para negociar una cómoda transición para los militares. Los uniformados exigieron y consiguieron mantener bajo su mando los aparatos de inteligencia y seguridad.
Tras la reunión, Neves hizo pública una carta asegurando que su gobierno no haría preguntas a las Fuerzas Armadas, ni siquiera para investigar los crímenes de la dictadura. Neves muere el 14 de marzo, un día antes de asumir.
3 de septiembre de 1986: El capitán de artillería Jair Messias Bolsonaro (31 años), escribe un artículo en la revista Veja en el que se queja de los bajos sueldos de los militares. Es detenido por el texto, arrestado durante 15 días y sufre un proceso militar por indisciplina. También recibe 150 telegramas de solidaridad de todo el país y el apoyo de oficiales y sus esposas. Una publicación menciona que Bolsonaro actuaba como una especie de líder sindical de militares subalternos. Entusiasmado con ese apoyo planea (1987) junto a un grupo de oficiales la Operación Beco Sem Saída (callejón sin salida), que consistía en explosionar bombas de baja potencia en cuarteles y academias militares para protestar por los bajos salarios. Resulta juzgado y absuelto por un tribunal militar en 1988. Pronto pasa a retiro e ingresa en la política siendo electo concejal y posteriormente diputado por Río de Janeiro en 1992.
5 de octubre de 1988: Se promulga la nueva constitución, órgano madre de la Nueva República. Según las investigadoras Lilia Schwarcz y Heloisa Starling, los militares salieron intactos del gobierno pero no consiguieron controlar el proceso de liberalización del sistema político ni sustituir paulatinamente la coerción de la dictadura por un gobierno civil de tipo autoritario. Esta lógica comenzaría a cambiar en 2011 tras la asunción de una mujer a la presidencia, una mujer que además había pertenecido a una organización político militar durante la dictadura.
29 de febrero de 2004: Militares estadounidenses secuestran al presidente electo de Haití, Jean Bertrand Aristide en Puerto Príncipe. Tres meses después nace la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), que incluye la participación de militares de 24 países. Brasil liderará la misión hasta su finalización en 2017, para ello movilizó a 37.500 efectivos militares; 11 generales ejercieron la comandancia. La mayoría de ellos forman parte del actual gabinete de Jair Bolsonaro. Durante esa etapa, los generales brasileros –también conocidos como “la generación de Haití”- profundizaron sus vínculos con sus pares del Comando Sur de los Estados Unidos.
Según un especialista de la OEA, la experiencia adquirida por los uniformados les permitió conocer desde adentro el sistema internacional y mejorar su preparación para realizar funciones estatales. Esto fue confirmado por el primer comandante de esa fuerza, el general Augusto Heleno, quien destacó que Haití fue una experiencia fundamental para la generación actual de oficiales del ejército brasilero. Heleno fue removido del cargo en la MINUSTAH en 2005 tras una masacre perpetrada por sus tropas en uno de los barrios más populares de Puerto Príncipe, Cité Soleil. Heleno fue instructor de Bolsonaro durante su formación en la Academia Militar de las Águilas Negras y en la actualidad es el titular del Gabinete de Seguridad Institucional (GSI) donde tiene a su cargo la inteligencia estatal. La MINUSTAH dejó una larga lista de violaciones a los derechos humanos, principalmente ligados a la explotación sexual, violación y muertes ilegales.
1 de enero de 2011: Dilma Rousseff asume la presidencia
18 de noviembre de 2011: Impulsada por la Presidenta, nace la Comissao Nacional da Verdade, encargada de investigar las violaciones a los derechos humanos desde la abolición de la cuarta constitución (1946) hasta el nacimiento de la Nueva República (1988). Por permanecer vigente la Ley de Amnistía sancionada en 1979, la Comisión estaba inhibida de acusar penalmente a los culpables. Dilma Rousseff fue torturada durante la dictadura. Aquí recibe visiblemente emocionada el informe de la Comisión Nacional de la Verdad. Dos años después sería derrocada.
26 de octubre de 2014: Dilma Rousseff es reelecta en segunda vuelta. Una semana más tarde comienza una campaña pidiendo una intervención militar. 10 de diciembre de 2014: El general en activo Sergio Etchegoyen, jefe del Departamento General de Personal del Ejército; -nieto, hijo y sobrino de militares golpistas-, se querella contra la Comisión para que el nombre de su padre sea retirado de la lista. Según constó en el informe final, existieron pruebas suficientes para señalar al general Leo Guedes Etchegoyen como responsable por la gestión de estructuras donde ocurrieron violaciones a los derechos humanos. Etchegoyen padre fue jefe de la Policía Civil de Río Grande do Sul tras el golpe de 1964, periodo en el que su despacho recibió cursos en métodos de tortura con electricidad por parte del notorio agente de la inteligencia estadounidense Daniel Antonio Mitrione. En agosto de 1970 Mitrione sería ejecutado por los Tupamaros en Montevideo, donde igualmente asesoraba a la policía en métodos de tortura bajo la fachada de ser un funcionario de la USAID. Alcides Etchegoyen, abuelo de Sergio y padre de Leo, también fue un soldado de la Guerra Fría. En 1952 apoyó la firma de un acuerdo militar con Estados Unidos para facilitar el acceso de Washington al uranio brasilero; otros militares nacionalistas se oponían. Un año más tarde mientras gobernaba Getulio Vargas, se opuso a la Lei Federal 2004 que establecía el monopolio estatal del petróleo dando nacimiento a Petrobras. Finalmente en agosto de 1954 se plegó a una insurrección militar contra Vargas, quien terminó suicidándose.
1 de octubre de 2015: En medio de un estancamiento económico y acechada por presiones de impeachment, la reelecta presidenta Rousseff decide reducir el número de carteras ministeriales de 39 a 31. Entre las dependencias recortadas está el Gabinete de Seguridad Institucional (GSI), a la cabeza de un militar.
19 de octubre de 2015: El comandante militar de la región sur, general Hamilton Mourão llama al país a “despertar a la lucha patriótica”. Al mismo tiempo un cuartel bajo su comando realiza un homenaje al coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, uno de los torturadores de Dilma Rousseff. La Presidenta lo remueve del cargo pero el General no pasa a retiro, es transferido a la Secretaría de Economía y Finanzas del Ejército.
2016: El general Mourão (centro) junto al Comandante del Ejército, general Eduardo Villas Bôas (izq.) y el general Edson Leal Pujol, su sucesor al mando del Ejército.
4 de marzo de 2016: Dilma Rousseff llama por teléfono a Lula da Silva para ofrecerle el puesto de Jefe de Gabinete en medio del acoso judicial al que era sometido por el juez Sergio Moro. El mismo día la grabación realizada desde los teléfonos intervenidos de la Presidenta se difunde por los medios de comunicación y pocos días después los diputados habilitan el juicio político contra Dilma. Cabe recordar que los órganos de inteligencia son manejados por los militares y que ya se había desatado un escándalo por la intervención de las llamadas telefónicas de la Presidenta por parte de la inteligencia estadounidense, lo que derivó en un fuerte conflicto diplomático. Dilma Rousseff junto al comandante del Ejército, gral. Eduardo Villas Bôas.
17 de abril de 2016: La cámara de diputados aprueba el inicio del juicio político, el legislador Jair Bolsonaro ofrenda su voto por el sí al torturador Brilhante Ustra. Según las encuestas el 9% de los brasileros estaban dispuestos a votarlo para presidente.
12 de mayo de 2016: Michel Temer asume la presidencia de manera interina mientras se termina el juicio político contra Rousseff. Ese mismo día restituye el extinto Gabinete de Seguridad Institucional (GSI) y designa como ministro jefe al general Sergio Etchegoyen, el militar que se había querellado contra la Comisión de la Verdad. Adicionalmente lo pone al mando de la Agencia Brasileira de Inteligencia (ABIN). La aplicación inmediata de esta medida evidencia una coordinación entre los golpistas civiles y los altos mandos militares. Etchegoyen logra que el gobierno del ajustador Temer, quien navegó en medio de una sostenida recesión, aumente los gastos discrecionales del Ministerio de Defensa de 11,5 billones de reales (2016) a 15,3 billones
(2017). Michel Temer y el gral. Villas Bôas, comandante del Ejército. 19 de abril de 2017: El general Villas Bôas condecora con la orden al mérito militar al presidente Michel Temer y al juez Sergio Moro, líder de la persecución judicial contra Lula. Villas Bôas declara que «no hay atajos fuera de la Constitución. El camino a ser seguido requiere de la sinergia de todos.
Julio de 2017: Un importante dirigente del partido de Temer (MDB), Carlos Marun, le propone al general Etchegoyen sumarse al partido y participar por la carrera presidencial. El General responde que esa no es su vocación, que esa no es su naturaleza. El hecho grafica el protagonismo recobrado por las fuerzas armadas en la sociedad. Según una encuesta de Data Folha, las FFAA eran la institución que más confianza generaba entre la población. Etchegoyen presionaba entonces para lanzar una intervención militar en Río de Janeiro, lo que obligó a comparecer ante el congreso al comandante del Ejército, el general Villas Bôas, contrario a la iniciativa de Etchegoyen; el caso desató un cortocircuito entre ambos generales, que nacieron con 3 meses de diferencia en la ciudad de Cruz Alta al norte del estado de Río Grande do Sul y se formaron juntos en la misma época en la Academia
Para el alto mando, la militarización de Río era una medida improvisada e impulsada para distraer la atención sobre otros temas. Villas Bôas testimonió: “Quiero dejar muy claro que no nos gusta participar en este tipo de operaciones». Luego contó una experiencia que vivió en la favela Maré, en Río, en 2015. “Eran las once de la mañana o el mediodía de un día normal. Y nuestra gente, muy atenta, muy preocupada, muy apretada y armada, patrullaba la calle por donde pasaban mujeres y niños. Dije: ‘Somos una sociedad enferma. El Ejército apunta con armas a los brasileños”. Declaraciones de este tipo hicieron creer a buena parte del arco progresista que Villas Bôas era un militar constitucionalista. El Comandante estaba acompañado por otro general de su confianza que tampoco avalaba la intervención, Walter Souza Braga Netto, Jefe del Comando Militar del Este. Ambos generales le pidieron a Temer más recursos e impunidad para la tropa. Villas Bôas declararía posteriormente que no quería otra comisión de la verdad para los militares que intervinieran en Río. Actualmente el general Braga Netto está en boca de todos tras haberse transformado en una especie de “presidente operacional” por encima de Bolsonaro. Ocupa el puesto del Jefe de la Casa Civil, lo que aquí se conoce como Jefe de Gabinete y es según indican todos los especialistas y los grandes medios, quien toma las principales decisiones de estado para enfrentar al coronavirus.
17 de septiembre de 2017: El general en activo Hamilton Mourão interviene nuevamente en la escena política al declarar que podría llegar el momento en el que; “o las instituciones solucionan el problema político mediante la acción del poder judicial retirando de la vida pública a los elementos envueltos en todos los ilícitos, o nosotros tendremos que imponer eso”.
11 de noviembre de 2017: El Ejército participa de una acción represiva en el complejo de Salgueiro, región metropolitana de Río de Janeiro con un saldo de 8 muertos. Los soldados sólo respondieron ante la justicia militar. La organización Human Rights Watch acusó a al general Braga Netto, de obstruir las investigaciones y señaló que el alto oficial mostró una falta de compromiso real en garantizar justicia a las víctimas, además resaltó que mostró un irrespeto flagrante por las autoridades civiles.
Noviembre de 2017: El periodista Fabio Victor logra dos importantes entrevistas que publicara en la revista Piauí. Una con el general Etchegoyen y otra con el comandante Villas Bôas. El titular del Gabinete de Seguridad Institucional intenta bajarle el tono a la advertencia golpista de Mourão, cataloga el comentario como un episodio supervalorizado. “Mourão es un hombre de bien, leal, un soldado respetado”. Consultado sobre el crecimiento de Bolsonaro en la intención de voto plantea “¿tú crees viable que en un país que evolucionó tanto institucionalmente y consolidó una democracia alguien consiga gobernar para imponer una agenda totalitaria, excluyente?” El principal responsable de la inteligencia brasilera todavía no tenía dimensión acerca del poder de la semilla del odio inoculada en su sociedad. Faltaba un año para las elecciones, Lula lideraba las encuestas y Bolsonaro aparecía en segundo lugar con una intención de voto de 17%.
Sobre la generación del 64, Etchegoyen declara: “creo que fueron personas con un propósito muy honesto, y nos educaron”. Villas Bôas recibe al periodista acompañado de un grupo de generales y coroneles. El comandante en Jefe declara que los resentimientos de la cúpula del Ejército con el PT se dispararon tras la publicación de una resolución sobre la coyuntura firmada por la dirección petista en mayo de 2016, luego de consumado el golpe contra Dilma Rousseff. En ese texto puede leerse una autocrítica del PT por no haber intervenido en el sistema de promoción de las fuerzas armadas y por no haber alterado el currículo de las escuelas militares. Fabio Victor reporta que los militares que acompañaban a Villas Bôas asentían convencidos a la descripción de su superior. “Esto es algo que no está permitido por las Fuerzas Armadas, la intervención en nuestro proceso educativo. Olvídalo”, dijo el coronel Fonseca. “Nos duele profundamente. Está en nuestra esencia, en nuestro núcleo”, coincidieron.
Si analizamos esta revelación, debemos concluir que la cúpula militar impulsó la destitución de Dilma por medidas que el PT nunca tomó. Un verdadero golpe preventivo contra unas políticas que en realidad nunca se iban a materializar; ni siquiera estaban en la agenda del gobierno derrocado.
Sobre Bolsonaro, Villas Bôas valoró que la fuerza del ex capitán nacía de una reacción de la sociedad brasilera («que es conservadora», señaló) contra lo que él llamó «pensamiento políticamente correcto en sus diversos aspectos». Luego agregó que “la moral y las buenas costumbres son el arma de la derecha contra el avance de la ideología”. De la reunión también participó el general Otávio Rêgo Barros, quien durante años fungió como principal asesor de Villas Bôas. Actualmente esportavoz de Bolsonaro.
30 de noviembre de 2017: El comandante Villas Bôas aumenta la apuesta y se suma a la presión golpista de Mourão vía Twitter: “Samuel Huntington nos insta: ‘La lealtad y la obediencia son las más altas virtudes militares’; ¿Pero cuáles serán los límites de la obediencia? El Estado, cuando nos delega el poder para ejercer la violencia en su nombre, necesita saber que siempre actuaremos por la sociedad de la que somos servidores».
16 de febrero de 2018: Etchegoyen logra imponer su proyecto de intervención militar en Río de Janeiro, una medida inédita en democracia. El líder de la intervención es el general Braga Netto, el actual “presidente operacional”. Un mes más tarde cae asesinada la concejala Marielle Franco. En enero de 2019 Braga Netto declara sobre la muerte de Marielle a la revista Veja: «Esa fue una mala evaluación de ellos, pensaron que ella era un peligro mayor que lo que era». Cuando el periodista Leandro Resende insiste en preguntarle a quiénes se refiere, el General cambia de tema.
26 de febrero de 2018: Por primera vez desde el advenimiento de la Nueva República un militar ocupa el puesto de Ministro de la Defensa, se trata del general Joaquim Silva e Luna.
3 de abril de 2018: A horas de suceder una reunión en la que el Tribunal Supremo Federal debía pronunciarse acerca de si aceptaba o no un habeas corpus que definiría la libertad o el encarcelamiento de Lula da Silva; el comandante Villas Bôas vuelve a entrar en acción vía twitter: “Aseguro a la nación que el ejército brasilero comparte las ansias de todos los ciudadanos de bien en el repudio a la impunidad y en el respeto a la constitución, la paz social y la democracia, así como se mantiene atento a sus misiones institucionales”. La presión surte efecto, los especialistas afirman que dio vuelta el voto de la magistrada Rosa Weber. Por 6 votos contra 5, Lula terminó en la cárcel, pero todavía podía ser candidato..
9 de septiembre de 2018: Faltando menos de un mes para las elecciones y cuando todavía no se sabía si Lula se podría presentar, Villas Bôas interfiere nuevamente y declara que la candidatura de Lula era una “afrenta para la constitución”. 72 horas después Lula declina y nombra como candidato a Fernando Haddad.
13 de septiembre de 2018: Villas Boas ubica al influyente general Fernando Azevedo e Silva (Jefe del Estado Mayor del Ejército) como asesor especial del presidente del Tribunal Supremo Federal, el magistrado José Antonio Dias Toffoli. Dos semanas más tarde se celebra el 30 aniversario de la constitución de 1988 y de manera inédita, Dias Toffoli declara que el golpe del 64 contra Goulart no fue un golpe ni una revolución sino “un movimiento”, generado por la “incapacidad de la izquierda y la derecha conservadora en ponerse de acuerdo”.
El general Azevedo e Silva asumirá posteriormente como ministro de Defensa de Bolsonaro. La supervisión militar al máximo órgano de la justicia no termina allí. Villas Bôas designa a un nuevo asesor especial, el general Ajax Porto Pinheiro, jefe de la misión militar en Haití desde octubre de 2015 hasta septiembre de 2016. El general permanece como asesor especial hasta la actualidad. ¿Nombrarlo más bien como interventor será muy osado?
Septiembre/octubre de 2018: En distintos actos de campaña y entrevistas el general Mourão, ahora candidato a vicepresidente de Bolsonaro, considera la posibilidad de que el presidente de un «auto golpe de estado» en ciertas circunstancias; defiende un nuevo proceso constituyente sin participación popular, hecho por un «consejo de notables». En la víspera de la segunda vuelta es entrevistado por Fabio Victor: “Siempre fui un liberal. No hay escapatoria de la democracia liberal. El Estado tiene que ser un inductor, crear instalaciones y hoy crea dificultades”, dijo el general. Mourão era el agregado militar de la Embajada de Brasil en Venezuela cuando se produjo el golpe de abril de 2002 contra Hugo Chávez. Sobre esos sucesos declaró: “El general Néstor González González –golpista que tenía bajo su custodia al derrocado Presidente- perdió la oportunidad de cambiar el curso de la historia. Si hubiera matado a Chávez allí, habrían resuelto el problema”.
6 de octubre de 2018: Mourão llega al aeropuerto de Brasilia para votar en la primera vuelta de las presidenciales, lo esperan periodistas y su familia. El general le pide a los comunicadores que lo dejen ir y mirando a su nieto les dice “Mi nieto es un chico muy bonito, véanlo, el blanqueamiento de la raza”.
28 de octubre de 2018: Jair Bolsonaro gana las elecciones en segunda vuelta.
11 de noviembre de 2018: El general Villas Bôas confirma el tutelaje de las Fuerzas Armadas al proceso electoral al asegurar en una entrevista dominical a Folha de Sao Paulo que de no haberse expresado en abril avalando la prisión de Lula, “la situación podría haber escapado del control de las Fuerzas Armadas”.
Conclusiones
La sucesión de hechos producidos desde la instalación de la Comisión de la Verdad demuestran que en Brasil la voluntad de las mayorías -que es lo que constituye el núcleo central de un sistema democrático- ha sido violentada. Lo evidencia el derrocamiento sin ningún motivo de peso de una presidenta elegida con más de 55 millones de votos y la proscripción del principal favorito a las elecciones de 2018. El papel los militares que conforman “la generación de Haití” en estos sucesos ha sido determinante.
Es claro que este grupo está conformado por una élite de generales blancos de la que no forma parte Bolsonaro, que no pasó de capitán. Todos reivindican públicamente a la dictadura. Para estos generales, Bolsonaro es el instrumento que les permitió volver a ocupar puestos de poder político. Villas Bôas lo grafica de la siguiente manera: Bolsonaro “trajo la necesaria renovación y liberación de los lazos ideológicos que habían secuestrado el pensamiento libre».
El primer roce entre los generales y Bolsonaro se produjo apenas asumido el ex capitán del Ejército el 1 de enero de 2019, cuando de manera unilateral le ofreció al secretario de Estado, Mike Pompeo, la posibilidad de instalar una base militar estadounidense en Brasil; materia que fue desechada por los generales.
Villas Bôas padece una enfermedad degenerativa pero la información oficial es que permanece como asesor del Gabinete de Seguridad Institucional liderado por el general Heleno. Muchos de sus generales de confianza ocupan puestos clave y todo indica que han desplazado de la toma de decisiones al indisciplinado Bolsonaro y a su círculo más cercano identificado como el “ala ideológica”, que profesa un anticomunismo aún más extremista que el de los generales. No obstante no puede olvidarse que Bolsonaro es quien cuenta con los votos, dato no menor, además de sus antecedentes históricos de rebeldía en contra de los generales. El vicepresidente Mourão, quien nunca ocultó demasiado su desprecio por el ex capitán declaró en los últimos días que el general Braga Netto está poniendo la “casa en orden” al llevar adelante la “verdadera gobernanza”. “Está en el momento justo, en el lugar justo y a la hora justa”.
El dossier evidencia la existencia de una casta militar con historias como las del clan Etchegoyen que desde el golpe contra Getulio Vargas hasta la actualidad, han operado para mantener bajo su tutela al sistema político brasilero, registrándose escasos escenarios en los que sus lineamientos generales hayan podido ponerse en contradicción.
El gral. Villas Boas fue visitado en las últimas horas por Bolsonaro. Padece una enfermedad neuromotora degenerativa. Aún bajo una condición de salud muy frágil, Villas Bôas sigue ejerciendo un liderazgo entre los uniformados. El general recibió una visita sorpresa del ex capitán Bolsonaro, quien acudió a su residencia en busca de apoyo. Tras el encuentro, Villas Bôas declaró que nadie tutela al Presidente. Villas Bôas es el único que puede llamar al vicepresidente, a los generales ministros, y al “asesor especial” del Tribunal Supremo Federal para que estos influyentes militares no compliquen más de la cuenta la gobernanza del ex capitán.Como ya vimos, también el “presidente operacional” Braga Netto es un hombre de confianza del convaleciente General.
Las fichas de este ajedrez se seguirán moviendo tanto como el coronavirus.