Por Obliqües
En el informe De los neocon a los neonazis de la Fundación Rosa Luxemburgo, en concreto en el capítulo Las guerras de género escrito por Nuria Alabao explica como el antifeminismo y la oposición a los derechos LGBTI+ son el punto en común entre todos los partidos de extrema derecha de occidente; “los ataques al feminismo o directamente a los derechos de las mujeres o personas LGTBI son parte del armazón de su proyecto político nacional, además de una estrategia política para conseguir adeptos, atención y espacio mediático.” Así pues, si bien todos estos partidos de extrema derecha tienen diferencias entre ellos, lo que tienen en común es la defensa de un sistema cultural conservador que rechaza la cultura feminista que ha ido cogiendo fuerza durante las últimas décadas.
Que el movimiento feminista y LGBTI+ haya conseguido normalizar posicionamientos, formas de vida, lenguajes y políticas públicas más equitativas en muchas de nuestras sociedades es un avance democrático, tanto con respecto a lo conseguido como también por los canales que ha utilizado el movimiento para hacerlo posible. El activismo feminista y LGBTI+ ha educado y ha convencido a buena parte de la ciudadanía y ha conseguido normalizar valores y una cultura feminista que, sin duda, es vista como un peligro para aquellos que pierden privilegios con este cambio.
Nos parece interesante centrarnos en estos canales, en estas estrategias de activismo feminista y la gran potencia que tienen para frenar la extrema derecha.
Cuando hablamos de construir un muro feminista lo hacemos pensando en explicar y reivindicar lo que conseguimos con el activismo feminista. Nos referimos a que las necesidades básicas estén cubiertas con sistemas públicos fuertes y rentas básicas universales, lo hacemos pensando en la protección y garantía de derechos de todas las personas, y en especial de quien está peor, y lo hacemos pensando en la alianza con todos los movimientos sociales que día tras día ensanchan el horizonte de vida digna. Los feminismos sabemos que sólo construyendo realidades habitables podremos frenar la extrema derecha.
Pero, además, necesitamos comunicar y explicar por qué una propuesta de sociedad feminista es mejor para la mayoría. Necesitamos convencer para vencer. Y aquí es donde retomamos la idea de que los feminismos han sido pioneros en estrategias de activismo muy transformadoras y eficaces. Y quizá por eso, hoy vivimos en una cultura un poco más feminista, y por eso estamos viendo también una reacción conservadora tan fuerte. Por tanto, ahora nos toca tirar con fuerza hacia nuestro lado.
Cuando en 2014, la estudiante Emma Sulkowicz fue violada por un compañero de la universidad de Columbia (NY) en su propio colchón y fue criminalizada en denunciarlo a la universidad y a la policía, decidió convertirlo en una performance junto con otras chicas que habían pasado por lo mismo. La performance Carry that weight consistía en cargar el colchón durante todo el día por la universidad para visibilizar el peso que suponía una violación y la inacción de las autoridades pertinentes.
Los feminismos se han caracterizado a lo largo de la historia por llevar a cabo acciones creativas muy diversas para reivindicar sus demandas. Desde las múltiples acciones de las sufragistas, las tácticas de las Guerrilla Girls para reivindicar el papel de las mujeres en el mundo del arte, la reciente performance El violador eres tú de Las Tesis que se ha viralizado en buena parte del mundo contra las agresiones sexuales, hasta las múltiples manifestaciones para el 8M… Estos sólo son algunos ejemplos de cómo cuando el activismo y el arte van de la mano, logran un mayor impacto. A menudo se ha pensado que el activismo feminista se podía permitir estas licencias artísticas porque era «cosa de niñas», frente a una lucha antifascista dura, seria y masculina. Hoy vemos como las estrategias de artivismo se utilizan en la mayoría de los movimientos sociales y como tienen una capacidad movilizadora y transformadora increíbles.
¿Por qué no nos aliamos los distintos movimientos y lo ponemos en práctica para frenar la extrema derecha? ¿Lo pensamos? Si queréis coger ideas podéis ver la película NO de Pablo Larraín que explica cómo se construyó la campaña para que Pinochet perdiera el referéndum que le iba a permitir mantener la dictadura 8 años más. Es interesante ver cómo, a pesar de las resistencias habituales, el arte, humor y la fuerza de los movimientos sociales fueron los ingredientes clave para que Pinochet perdiera ese referéndum.