Pero es nuestro destino
No tener lugar para descansar,
Como mortales sufrientes
Caer ciegamente y desaparecer
De una hora
A la siguiente,
Como el agua que cae
De acantilado en acantilado, hacia abajo
Durante años a la incertidumbre.
Hölderlin, Canción del destino de Hyperion
La Operación Z es la primera salva de una lucha titánica: tres décadas después de la caída de la URSS y 77 años después del final de la Segunda Guerra Mundial, el Kremlin está reorganizando el tablero de ajedrez geopolítico para acabar con la hegemonía unipolar de la “nación indispensable”. Entonces no es de extrañar que el Imperio de las Mentiras se haya vuelto completamente loco, obsesionado con expulsar por completo a Rusia del sistema centrado en Occidente.
Estados Unidos y sus cachorros de la OTAN observan con perplejidad una pérdida asombrosa para su poder: ya no podrán usar impunemente la fuerza para perpetuar “los valores”occidentales. No más dominio de espectro completo.
La micro-imagen también es clara. El Estado Profundo de EEUU está ordeñando a Europa con un gambito en Ucrania que encubre un ataque estratégico contra Rusia. El «secreto» fue forzar a Moscú a una guerra entre los eslavos para impedir el Nord Stream 2 y, por lo tanto, la dependencia alemana de los recursos naturales rusos.
Esto pondrá fin , al menos en el futuro previsible, a una posible conexión bismarckiana ruso-alemana que, en última instancia, haría que EEUU perdiera el control de la masa terrestre euroasiática (desde el Canal de la Mancha hasta el Pacífico) y con una posibilidad que aterró a EEUU: un pacto entre China, Rusia y Alemania.
El gambito estadounidense, hasta ahora, ha funcionado de maravilla. Pero la batalla está lejos de terminar. Los psicópatas neocon/neoliberales del Estado Profundo consideran a Rusia una amenaza tan grave para el “orden internacional basado en reglas” que están listos para arriesgarse, incluso a una guerra nuclear “limitada”. Lo que está en juego es nada menos que la pérdida de la hegemonía que ha permitido a los anglosajones Gobernar el Mundo.
Dominando los cinco mares
Rusia, según el indicador de la paridad del poder adquisitivo (PPA), es la sexta economía del mundo, justo detrás de Alemania y por delante del Reino Unido y Francia. Su economía «dura» es similar a la de EEUU. La producción de acero puede ser la misma, pero la capacidad intelectual es muy superior. Rusia tiene aproximadamente la misma cantidad de ingenieros que EEUU, pero están mucho mejor educados.
El Mossad atribuye el milagro económico de Israel a la creación de un “Silicon Valley” con un millón de inmigrantes rusos. Este Silicon Valley israelí resulta ser un activo clave del MICIMATT estadounidense (complejo militar-industrial-congresional-inteligencia-medios-academia-grupo de expertos).
Los medios de la OTANstan que ladran que el PIB de Rusia es del tamaño de Texas están diciendo una tontería. PPP es lo que realmente cuenta; este índice económico y los excelentes ingenieros rusos han desarrollado las armas hipersónicas que están al menos dos o tres generaciones por delante de las de EEUU (tal como nos alertó hace un par de años Andrei Martyanov).
El Imperio de las Mentiras no tiene misiles dignos de ese nombre, ni equivalentes a Mr. Zircon y Mr. Sarmat. Solo por esta razón la esfera de la OTANstan simplemente no puede ganar una guerra, ninguna guerra contra Rusia.
La ensordecedora “narrativa” de la OTAN que Ucrania estaría derrotando a Rusia ni siquiera califica como broma. Las corruptas Fuerzas Armadas ucranianas, remezcladas con las facciones UkroNazi, están kaput. El Pentágono lo sabe. La CIA no puede admitirlo. Lo que el Imperio de las Mentiras ha ganado, hasta ahora, es una «victoria» mediática, no una victoria militar.
El general Aleksandr Dvornikov, famoso por Siria, tiene un mandato claro: conquistar todo Donbass, liberar Crimea por completo y preparar el avance hacia Odessa y Transnistria, mientras tanto Ucrania se está transformando en un estado fallido sin acceso al mar.
El mar de Azov, unido al Caspio por el canal Don-Volga, ya es un lago ruso. Y el Mar Negro es el siguiente, una conexión clave entre el Heartland y el Mediterráneo. El sistema de los Cinco Mares (Negro, Azov, Caspio, Báltico, Blanco) consagra a Rusia como una potencia naval continental. ¿Quién necesita aguas cálidas?
Moviéndose “a la velocidad de la guerra”
El dial del dolor, a partir de ahora, subirá sin parar. La realidad y los hechos sobre el terreno, pronto serán evidentes para todo el mundo. Incluso para la “LugenPresse”.
El Jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, espera que la Operación Z dure años. Esto es otra tontería. Las Fuerzas Armadas rusas pueden darse el lujo de ser metódicas y tomarse todo el tiempo necesario para desmilitarizar a Ucrania. Sin embargo el Occidente colectivo está presionado por el tiempo: el retroceso de su economía real ya está en marcha y está destinado a volverse vicioso.
Por otra parte, el ministro de Defensa, Shoigu, lo ha dejado bastante claro: cualquier vehículo de la OTAN que lleve armas a Kiev será destruido:“son objetivos militares legítimos”.
Un informe del servicio científico del Bundestag estableció que el entrenamiento de soldados ucranianos en suelo alemán puede equivaler, según el derecho internacional, a la participación en la guerra. Y esto se vuelve aún más complicado cuando se combina con las entregas de armas de la OTAN: “Si súmanos el suministro de armas a la instrucción de una de las partes del conflicto estamos ante un grave problema: Alemania abandonaría el área segura de la no- guerra.»
Ahora al menos está irremediablemente claro cómo el Imperio de las Mentiras “se mueve a la velocidad de la guerra” .Lo ha descrito públicamente el traficante de armas convertido en jefe del Pentágono, Lloyd “Raytheon” Austin. En “pentagonesco”, esto se explicó como “una combinación de un centro de llamadas, una agencia de vigilancia y una sala de reuniones para tomar decisiones”.
En realidad lo que está diciendo Estados Unidos es que han puesto en marcha un sistema que mueve los pedidos de armas de los almacenes del Pentágono a las bases militares del Imperio en Europa y luego a el frente oriental de la OTAN en Polonia. Desde allí son transportados en camiones a través de Ucrania justo a tiempo para ser debidamente destruidos por los ataques de precisión de los rusos con misiles supersónicos P-800 Onyx, Iskander o con el Sr. Khinzal.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha subrayado que Moscú es perfectamente consciente que Estados Unidos, la OTAN y el Reino Unido están transfiriendo no solo armas sino también información de inteligencia.
Lo cierto es que el Occidente colectivo ha puesto todo patas arriba dando forma a un nuevo entorno bélico dirigido totalmente contra Rusia. Este Occidente colectivo ni siquiera considera la posibilidad de dialogar con Rusia.
Para Occidente, hablar con Putin es “una pérdida de tiempo” a menos que una “derrota rusa” en Ucrania lo haga “más realista”. A pesar de todos sus defectos, Le Petit Roi Macron ha sido una excepción: habló por teléfono con Putin a principios de esta semana.
La hitlerización neoorwelliana reduce a Putin al estatus de dictador de una nación cloroformizada por un “nacionalismo del siglo XIX”, olvidándose, ex profeso, de un análisis histórico/político/cultural. Para estos “analistas” Putin es un Augusto tardío, que ha disfrazado su Imperio de República.
En el mejor de los casos, los europeos predican y rezan para que Estados Unidos desate una estrategia híbrida de “compromiso y contención”, repitiendo torpemente los garabatos de los habitantes de esa zona intelectual de exclusión, el Think Tankland ubicado en Washington DC.
Las élites europeas preferirían «aislar» a Rusia, como si el 12% de la población mundial «aislara» al 88% (su «visión» occidentalizada ignora por completo el Sur Global), aunque también no se atreven a reconocer que su sueño húmedo es un “cambio de régimen” en Moscú.
La caída
La agente de relaciones públicas Ursula von der Lugen acaba de presentar el sexto paquete de sanciones de los Europoodles.
El proyecto pretende excluir a otros tres bancos rusos del SWIFT, siete bancos ya están excluidos. Esto para provocar el «aislamiento total» de Rusia.
Luego está el embargo a las importaciones de petróleo. No más crudo importado a la UE y no más productos refinados antes de finales de 2022. Difícil tarea para la economía europea ya que segun la AIE el 45 % de las exportaciones de petróleo de Rusia van a la UE (un 22 % a China y un 10 % a los Estados Unidos que sigue y seguirá importando petróleo ruso).
Y, por supuesto, también aparecen 58 sanciones “personales”, dirigidas a personajes muy peligrosos como el patriarca Kirill de la Iglesia Ortodoxa y a la esposa, el hijo y la hija del portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Esta asombrosa muestra de estupidez tendrá que ser aprobada por todos los miembros de la UE. La revuelta interna está garantizada, especialmente con Hungría. Sin embargo , hoy muchos “gobernantes” europeos siguen dispuestos a cometer un suicidio energético y arruinar la vida de sus ciudadanos a lo grande para defender un régimen neonazi.
Alastair Crooke llama la atención sobre una tesis del profesor servio Slobodan Vladusic: “Megalopolis odia a Rusia porque no es Megalopolis. El pueblo ruso se niegan a entrar en la esfera del antihumanismo y por eso precisamente sigue siendo una alternativa para construir otra civilización. De ahí la rusofobia”.
Vladusic sostiene que la guerra entre los eslavos en Ucrania es «una gran catástrofe para la civilización ortodoxa», sin embargo, el cisma no está en la religión sino en la cultura:”la diferencia clave entre el antiguo Occidente y la Megalópolis es que quienes mandan en la Megalópolis han renuncia a la herencia humanística de Occidente».
Así que ahora “es posible borrar no sólo el canon musical, sino también todo el patrimonio humanístico europeo: toda la literatura, las bellas artes, la filosofía por una banalización del conocimiento”. Lo que queda es un espacio vacío, en realidad un agujero negro cultural, «llenado por la promoción de términos como ‘posthumanismo’ y ‘transhumanismo’».
Y aquí Vladusic llega al meollo del asunto: Rusia se opone ferozmente al Gran Reinicio inventado por las autodenominadas élites de la Megalópolis.
Sergey Glazyev, ahora coordinando el borrador de un nuevo sistema financiero/monetario por parte de la Unión Económica de Eurasia (EAEU) en asociación con los chinos, lleva a Vladusic a al terreno económico.
Glazyev es contundente. Si bien señala que el objetivo del Estado Profundo es destruir el mundo ruso (para después destruir Irán y bloquear a China) también afirma que “Estados Unidos no podrá ganar una guerra híbrida global».
Una razón clave es que el Occidente colectivo ha “puesto a todos los países independientes frente a la necesidad de encontrar nuevos instrumentos monetarios globales, restaurar las normas del derecho internacional y crear sus propios sistemas de seguridad económica”.
Así que sí, esto es la Totalen Krieg, (la guerra total). Lo explica Glazyev sin atenuantes:” Rusia debe estrechar lazos de todo tipo con la República Popular China, nación que ya es el nuevo líder de la economía mundial y el siguiente enemigo a batir por los Estados Unidos”.
Eventualmente, la historia puede registrar que 77 años después del final de la Segunda Guerra Mundial, los psicópatas neocon/neoliberales de Washington, al instigar una guerra intereslava contra el Donbass, lo que hicieron en realidad fue encender la chispa que condujo a la Caída del Imperio Americano.