Gastarse más del doble en una botella de aceite o pagar por dos sobres de azúcar casi lo mismo por lo que antes podías comprar tres. El precio de los alimentos ya se había disparado en todo el mundo durante la pandemia de coronavirus, pero tras la invasión de Ucrania por parte Rusia ha alcanzado niveles históricos nunca antes vistos. Así se puede comprobar en los datos que publica mensualmente la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), que alerta sobre el aumento descontrolado del coste de alimentos como los aceites vegetales o los productos lácteos.
Los datos del organismo internacional ―donde se incluyen los productos alimenticios más comercializados― muestran claramente una tendencia alcista, prácticamente ininterrumpida, en los últimos meses, cuando se han encadenado varias crisis a las que ahora se suma una invasión militar que ya se está haciendo notar en parte del mundo: entre marzo de 2020 y febrero de 2022, el precio de lo que se podría considerar una canasta básica ―lácteos, cereales, carne, etc.― ha crecido un 47,8%.
Y todo ello en un contexto en el que los efectos de la guerra sobre el coste de los alimentos todavía son parciales, ya que apenas se ha podido medir la repercusión del conflicto en los últimos días de febrero. Pese a esto, la FAO señala que la delicada situación en los puertos del mar Negro ya está afectando y generando incertidumbre sobre las exportaciones y las cadenas de suministros.
Una situación que no es de extrañar si se tiene en cuenta que Ucrania y Rusia son responsables de un cuarto de las exportaciones mundiales de trigo, mientras que su peso en las cadenas de suministros de maíz o aceite de girasol es todavía mayor.
La invasión de Ucrania, en cualquier caso, es solo el nuevo epicentro de la espiral de inestabilidad que desde hace meses afecta al comercio internacional y a sectores esenciales como el de la energía o el transporte, muy afectados por los desajustes entre oferta y demanda a partir de la pandemia de Covid-19.
De forma desagregada, los alimentos que más se han encarecido son el azúcar, que desde el comienzo de la crisis sanitaria (marzo de 2020) hasta hoy (febrero 2022) ha aumentado su precio casi un 62%, y los aceites vegetales, que lo han hecho un 136% en el mismo periodo. La subida también es muy pronunciada en los cereales, que hoy son un 47,7% más caros, mientras que los lácteos se han encarecido cerca de un 39% respecto a los valores que registraban hace dos años.
La inflación del precio de los alimentos que se ha registrado en el mundo en los últimos meses marca un nuevo récord en los registros de la FAO y supera los valores de hace una década, cuando la anterior recesión económica provocó una fuerte crisis alimentaria, y posteriormente social, en los países menos desarrollados.
Hoy, los factores de riesgo se han diversificado y pueden provocar que los problemas se alarguen en el tiempo: más allá de los niveles de producción y exportación, que la FAO colocaba en niveles altos para el 2022 antes del comienzo de la guerra en Ucrania, la subida del precio de los alimentos sigue muy vinculada a lo que está ocurriendo en sectores muy tensionados como el energético o el de los fertilizantes. A esto se une un descenso en la producción de cereales en los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos, principalmente debido a los conflictos y a fenómenos meteorológicos extremos.