Por Guillermo Oglietti
La escalada actual de quiebres bancarios no se puede leer como un episodio aislado, es parte de una crisis incipiente del sistema financiero del capitalismo global.
Tres quiebras bancarias en EEUU levantaron las señales de alarma globales sobre una posible reedición de la crisis financiera de 2008.
Así como esa crisis comenzó con la venta del banco de inversión Bear Stearns al banco JP Morgan Chase, a precio de ganga,1 en esta oportunidad, el primer banco en quebrar fue el californiano Silvergate Bank, que declaró una quiebra/liquidación “voluntaria” el 8 de marzo, y se comprometió a devolver el dinero a los ahorristas.
La crisis del Sivergate Bank está relacionada con su fuerte exposición al mercado de los criptoactivos. Era un banco especializado en prestarle a empresas de este sector y su reputación fue afectada, en especial, por la quiebra de FTX.
La alarma sonó más estridente en los oídos de los vecinos, y el primer contagio afectó a otro banco californiano, el Sillicon Valley Bank SVB, que fue liquidado por las autoridades monetarias dos días después, tras un intento fallido de parte del banco de ampliar su capital para conseguir financiamiento fresco, que fue interpretado como un llamado de auxilio y terminó ahuyentando más clientes que atrayendo capitales.
El contagio alcanzó a un banco con sede en Nueva York, pero con fuerte impronta en California, el Signature Bank, que fue liquidado por las autoridades monetarias a menos de 5 días del episodio original del Silvergate.
Contrasta este vértigo, 3 bancos en quiebra en menos de una semana, con los 6 meses transcurridos entre el desplome de Bear Sterns, el 14 de marzo de 2008, y el 15 de septiembre de 2008, cuando cayó Lehman Brothers.
Por el origen regional, por la corrida de depositantes y por el vértigo, este episodio se parece más a las crisis bancarias de la década del 30 -antes que se creara el seguro de depósito para desalentar las corridas bancarias-.
Por ejemplo, entre noviembre y diciembre de 1930 se suspendieron “centenares de bancos de los cuales solo un tercio volvió a abrir”.
El sistema bancario norteamericano comparte algunas características que elevan las sospechas más allá de los 3 bancos quebrados y, por lo tanto, se ha sembrado la desconfianza sobre todo el sistema financiero.
Todas las firmas fueron auditadas por compañías independientes. SBV y Signature Bank eran auditadas por la multinacional KPMG, que hizo el papelón de auditar favorablemente los dos bancos, tan solo dos semanas antes de la quiebra (14 días antes en el caso de SVB y 11 días antes en el caso de SB). En cambio, la caída del Silvergate se aceleró porque demoró en presentar sus balances a la Comisión de Valores (SEC) argumentando que la auditoria estaba incompleta (la demora del auditor, Crowe LLP, parece haber agitado todas las suspicacias de los depositantes).
Si la auditoría inconclusa de Crowe (13ra empresa del sector) sirvió para desencadenar los rumores que llevaron a la fuga de depósitos, a la vez que, las auditorías favorables de KPMG (la 4ta empresa del sector) no sirvieron para brindar confianza ni evitar las corridas, surge la pregunta inevitable ¿para qué sirven las auditorías? ¿Alguien sigue confiando en este sistema?3
Otro aspecto que comparten los bancos son las instituciones autónomas reguladoras:
- La Reserva Federal (el Banco Central de EE. UU., que cumple la función de supervisar los bancos y la función de prestamista de última instancia), y la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC, que cumple la función de garantizar los depósitos a cambio de una prima que pagan los bancos asegurados) supervisan los riesgos del sistema financiero y ambos fallaron.
- La propia FED ha anunciado que revisará su sistema de supervisión del sistema bancario en busca de fallos.
- Uno de los desencadenantes de las quiebras es la gran proporción de depósitos no asegurados. No todos los depósitos bancarios son asegurados por el FDIC, no solo porque cubre los depósitos de hasta 250 mil dólares, sino porque la ley permite que los bancos tengan depósitos no asegurados para invertirlos en actividades más riesgosas que brindan más rentabilidad.
- El crecimiento de los depósitos no asegurados ha hecho que el sistema financiero se debilite, pareciéndose más a los tiempos sin cobertura anteriores a la Gran Depresión del 30.
- El SVB y el Signature Bank tenían un 88 % y 90 % respectivamente de sus depósitos no asegurados por la FDIC.4 En el caso de Silvergate,5 los depósitos no asegurados rondarían el 60 %. Eso implica que esa proporción de los depósitos se fugarían rápidamente de los bancos apenas se viera cualquier riesgo en el horizonte, porque no tenían ninguna cobertura.
- El límite de los seguros de depósitos subió por última vez en 2008, desde 100 mil a 250 mil dólares. La inflación transcurrida entre 2008 y la actualidad justificaría un aumento a 350 mil dólares. Muchos ahorristas han quedado descubiertos por el actual seguro de depósitos.
- El efecto dominó de corridas de depósitos está en pleno desarrollo.
- Los clientes del Silvergate retiraron casi el 70 % de los depósitos.
- Los clientes del SVB llegaron a retirar 42 mil millones de dólares en un solo día, la mayor fuga de depósitos registrada en EE. UU.
- Otro aspecto común, es el error de tener liquidez en bonos del tesoro de EE. UU.: El SVB y Silvergate tenían mucha liquidez para enfrentar las corridas, pero una porción importante de esa liquidez (55% en el caso del SVB) estaba invertida en bonos del tesoro de EE. UU., que, si bien es el activo más seguro del mundo, su valor es muy sensible frente a cambios en los tipos de interés.
- Los bonos del tesoro son activos muy líquidos y de riesgo nulo de impago, pero su valor de corto plazo puede caer rápidamente si suben las tasas de interés.
- Los tipos de interés de EE. UU. subieron rápidamente. El rendimiento de los bonos pasó de menos del 1 % a lo largo de casi todo 2020 y 2021, al 4,2 % en marzo justo antes de la quiebra de Silvergate. Quien hubiera comprado bonos en 2020-21 y lo hubiera vendido en 2023, habría perdido casi un 30 % del valor inicial.
- La liquidez en bonos que tenían SVB y Silvergate terminó jugando una mala pasada, porque para cubrir las fugas de depósitos, salieron a vender estos bonos a precio de saldo, lo que generó pérdidas patrimoniales y agravó la desconfianza de los depositantes.
- El problema de liquidez se transformó en uno de solvencia muy rápidamente debido a las pérdidas patrimoniales provocadas por las ventas a bajo precio de los bonos.
Muchos analistas destacan que el SVB cometió el error de no asegurarse frente al riesgo de que subieran los tipos de interés. Aquí, al igual que en la crisis de 2008, cabe pensar si es posible que un sistema de seguros sea capaz de absorber el riesgo que implica esa pérdida patrimonial para todo el sistema financiero, o si, por el contrario, no terminaría desencadenando la quiebra del sector de seguros y, por lo tanto, contribuiría a agravar el problema sistémico.
Además, estos bancos otorgaban préstamos en la forma de capital de riesgo a empresas tecnológicas, que dependen de la abundancia de financiamiento en sus etapas de maduración y, por lo tanto, su supervivencia depende de que los tipos de interés sean bajos. Al aumentar los tipos de interés, los depositantes percibieron que estos bancos corrían mayores riesgos y fueron más propensos a retirar sus depósitos.
Por último, las propias empresas tecnológicas clientes de los servicios financieros de estos bancos, les dieron el golpe de gracia retirando masivamente sus depósitos.
En el camino, las cotizaciones de las acciones de los bancos se desplomaron reflejando que no había interés en prestarle ni en adquirir el banco. Las autoridades monetarias intentaron encontrarle un comprador al banco Silvergate6 sin éxito. Sus acciones cayeron más de un 98 % interanual, las del SVB un 60 %. La noticia de la quiebra del Silvergate provocó en un día la caída del 30 % de las acciones del Signature.7
Reflexiones finales
La proporción de depósitos no asegurados depende de cada banco y podría fluctuar entre 33 % de los depósitos del Bank of America y el 85 % del Citigroup.8 La magnitud de estos depósitos no asegurados indica que el riesgo de contagio está lejos de desaparecer y que tiene el potencial para desencadenar una crisis sistémica si no se corta contundentemente. La buena noticia es que este tipo de corridas, muy similares a las que generaron la gran depresión en los años 30, pueden contenerse si el Gobierno se compromete a cumplir el papel de prestamista de última instancia, cubriendo a todos los depositantes y no solo a los asegurados. Y esto es precisamente lo que están haciendo. El gobierno ha prometido cubrir a todos los depositantes, incluso de los quebrados SVB y Signature, y no solo a quienes tienen menos de 250 mil dólares. Subir el monto cubierto por el FDIC contribuiría a desalentar la corrida.
La mejor de las noticias, sin embargo, es para los países en desarrollo. Este episodio aumenta la probabilidad de que la Reserva Federal deje de subir los tipos de interés, ya sea para evitarle a los bancos las pérdidas patrimoniales por vender bonos baratos, o para contrarrestar el efecto depresivo de estas quiebras bancarias. En estas circunstancias, podremos esperar un alivio para los costos financieros de los países endeudados y una reversión de los flujos financieros hacia la periferia.
Por último, sería un error pensar que esta crisis, aún incipiente, es un episodio aislado. Más correcto sería verlo como un capítulo de otra temporada de una serie denominada: Crisis y Supervivencia del capitalismo financiero, cuyo final nadie puede spoilear, pero todos saben que no tendrá un final feliz.
FUENTE CELAG
MARZO 2023