"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

Sobre la Teoria Monetaria Moderna (MMT)

“Las identidades contables que equiparan el gasto agregado a la producción y ambos a los ingresos a precios de mercado son ineludibles, independientemente de la versión de la teoría economica keynesiana o clásicos que se defienda. Les digo a los estudiantes que el respeto a las identidades es el primer grano de sabiduría que distingue a los economistas de quienes se limitan a expiar la economía. ¿Lo segundo? … Las identidades no dicen nada sobre la causalidad.” James Tobin (keynesiano de izquierda), 1997

“El dinero es, en última instancia, una creación del gobierno, pero eso no significa que sólo los déficits públicos determinen el nivel de la demanda en un momento dado. Las acciones y las creencias del sector privado también importan. Y eso a su vez significa que puede haber excedentes presupuestarios y exceso de demanda, al mismo tiempo, de la misma manera que puede haber déficit presupuestario y una demanda insuficiente”.   Jonathan Portes (keynesiano ortodoxo).

Los economistas (de la corriente “ortodoxa”, heterodoxa y de izquierda) siguen debatiendo, de manera cada vez más abstrusa, sobre la validez de la Teoría Monetaria Moderna (MMT) y su relevancia para la política económica. El debate entre izquierdistas subió otro peldaño con la publicación de la feroz crítica de Doug Henwood a la MMT en Jacobin (aquí). Randall Wray, uno de los  portavoces de la MMT respondió indignado al intento de demolición de Henwood (aquí). Y más tarde, desde el corazón de la MMT, Pavlina Tcherneva, directora del programa y profesora asociada de economía en el Bard College e investigadora asociada en el Instituto de Economía Levy respondió a Henwood en Jacobin.

Desde la ortodoxia keynesiana, Paul Krugman también participó en el debate, y le respondió Stephanie Kelton. Kelton es profesora de políticas públicas y economía en la Universidad de Stony Brook, Long Island, Nueva York. Fue la economista jefe de los Demócratas en el equipo técnico de la Comisión de Presupuesto del Senado de Estados Unidos y asesora económica de la campaña presidencial del senador Bernie Sanders en 2016.

A pesar de que el debate se está volviendo muy arcano e incluso desagradable, no es irrelevante, ya que muchos izquierdistas en el movimiento obrero han sido atraídos por la MMT como soporte teórico para oponerse a la ‘austeridad’ y para justificar un aumento importante del gasto público para conseguir el pleno empleo y más ingresos. En particular, el ala radical del Partido Demócrata en los EE.UU. ha echado mano de la MMT para apoyar su petición de un Nuevo Acuerdo Verde -con el argumento de que un mayor gasto gubernamental en medio ambiente, cambio climático y salud puede financiarse fácilmente con la emisión de dólares, en lugar de con más impuestos o más bonos del gobierno, lo que aumentaría la deuda pública.

No voy a intervenir en este debate sobre la MMT, entre otras cosas porque ya le he dedicado tres artículos antes, criticar la teoría y las políticas de la MMT desde un punto de vista marxista, con la finalidad de analizar si la MMT ofrece una vía para defender “las necesidades de la mayoría” (los trabajadores) frente a la minoría (los capitalistas). Y ese es para mí el objetivo último de este debate.

Todo lo que añadiría al actual debate entre keynesianos, post-keynesianos y partidarios de la MMT es que los defensores de la MMT discuten con los keynesianos ortodoxos sobre si el gasto público puede crear el dinero para financiarlo; o si son necesarios impuestos y endeudamiento para crear el dinero que financie el gasto público. Pero como lo resume la poskeynesiana Thomas Palley: “el gasto público y los impuestos se producen simultáneamente, así que la creación de dinero a través de déficits financiados monetariamente y la destrucción de dinero a través de impuestos también se producen simultáneamente. Tratar de determinar qué ocurre antes es un ejercicio inútil”.   El análisis marxista estaría de acuerdo.

En cambio, en esta nota quiero analizar el modelo macro de la MMT. En el debate en twitter que es viral (¡al menos entre economistas y activistas!), los críticos de la MMT han argumentado a veces que la MMT es sólo una serie de afirmaciones vagas, sin ningún modelo riguroso. Esto irritó a Kelton. Inmediatamente publicó un artículo escrito en 2011 por Scott Fullwiler, del Warburg College, otro portavoz de la MMT (quien también comentó recientemente una de mis entradas de mi blog). En este trabajo, Scott describe el modelo macro de la MMT con cierto detalle.

Básicamente, comienza con un modelo macro poskeynesiano Keynes / Kalecki de demanda agregada. Este modelo es simplemente una identidad. Hay dos formas de ver la economía, a través de los ingresos totales o mediante el gasto total y deben ser iguales uno y otro.

Por lo tanto, el Ingreso Nacional (IN) = Gasto Nacional (GN).

Siguiendo al ‘keynesiano marxista’ Michal Kalecki, podemos descomponerlo en:

(IN) beneficios + salarios = (GN) inversión + consumo. Ahora bien, hay dos clases de ingresos y dos tipos de gastos.

Si asumimos que todos los salarios se gastan, y todos los beneficios se ahorran, podemos eliminar salarios y consumo de la ecuación. Así que,

ganancias = inversión

En la versión de Scott de la MMT, escribe la misma identidad macro de manera diferente, con la inversión a la izquierda de la igualdad. Así.

inversión = ganancias

¿Por qué? Porque como veremos más adelante, toda la teoría poskeynesiana sostiene que es la inversión la que lleva a los beneficios, no al revés.

Pero Scott amplia las partes en el lado derecho para mirar a los flujos, de manera que los salarios que se ahorran se agregan a los beneficios para obtener ‘ahorro privado’ (suponiendo cierto ahorro de los hogares); y también añade el ahorro público (impuestos menos gastos) y el ahorro externo (importaciones netas o déficit en cuenta corriente).

Por lo tanto, los beneficios como una categoría separada desaparecen en el ahorro privado y obtenemos:

inversión = ahorro privado + (impuestos – gasto público) + (importaciones – exportaciones)

Scott también prescinde de la categoría independiente de ‘inversión’ y la convierte en ‘ahorro privado’ menos ‘inversión’ o el superávit del sector privado. Así que ahora tenemos los ahorros del sector privado (salarios ahorrados más ganancias menos inversión). Por lo tanto, continúa Scott:

superávit del sector privado = déficit público + saldo en cuenta corriente

O

excedente del sector privado – cuenta corriente = déficit público

Esta es la ecuación fundamental de la MMT. Argumenta que si el déficit público crece, suponiendo que el saldo de la cuenta corriente no cambia, el superávit del sector privado (salarios ahorrados + beneficios menos inversión) crece. La conclusión de la MMT (afirmación) es que el aumento del déficit público aumentará el superávit del sector privado. Y si excluimos los salarios ahorrados (la ecuación de la MMT no lo hace) y el saldo en cuenta corriente, entonces tenemos:

Ganancias netas (es decir, los beneficios después de la inversión) = déficit público

Y podemos concluir que los déficits públicos determinan las ganancias netas es decir, los beneficios menos la inversión.

En su papel, Scott presenta un gráfico de series temporales comparando los ahorros netos privados en EEUU (recuerde que esto incluye los ahorros netos de los hogares) con los déficits públicos y concluye que “se demuestra cómo se han acercado el superávit del sector privado y el déficit del sector público históricamente, lo que no es sorprendente, teniendo en cuenta que son casi los lados opuestos de una identidad contable”.

 

Pero entonces Scott dice: “Lo que observamos (en estos gráficos) es que el actual aumento de los déficit públicos son la creación del ahorro neto del sector privado”.  Pero ¿es esta la forma de interpretar la dirección causal de estas identidades macro? Los post-keynesianos estiman que la conexión causal es que la inversión genera beneficios o en la versión de la MMT que el déficit público crea beneficios netos (ahorro privado). Pero en mi opinión, la dirección causal de esta identidad es, en realidad, todo lo contrario, a saber, como en la teoría de Marx, que las ganancias crean inversión, porque los beneficios provienen de la explotación de la fuerza de trabajo.

Volvamos a la identidad básica de Kalecki, beneficios = inversión, con la inversión de nuevo en el lado derecho. La inversión (que desapareció en el modelo de Scott Fulwiller) se puede descomponer en inversión capitalista e inversión pública.

Ganancias = inversión capitalista + inversión pública

En la causalidad de Kalecki, el aumento de la inversión pública (mediante déficit, si se quiere) aumentará los beneficios (y para el caso, los salarios también a través de más empleo y mayores tasas de salarios – las identidades post-keynesianas solo se refieren al ahorro privado y (importante) no lo descomponen en salarios ahorrados y ganancias).

Por lo tanto, beneficios + salarios ahorrados = inversión privada + inversión pública

Pero ¿y si la causalidad de Kalecki es al revés?  ¿Qué pasa si los beneficios conducen a la inversión, no al revés. A continuación, la identidad sería:

Ganancias (porque los salarios se gastan) = inversión (que comprende la inversión capitalista y la inversión pública). Podemos ampliarlo para cubrir los flujos externos de forma que:

Beneficios domésticos + beneficios en el extranjero = inversión capitalista + inversión pública + inversión extranjera en el interior

Supongamos ahora que los beneficios, tanto nacionales como beneficios en el extranjero son fijos. ¿Qué sucederá si aumenta la inversión pública? La inversión privada caerá a menos que se dispare la inversión extranjera en el interior.

¿Cómo puede la inversión pública / gasto público aumentar sin que caiga la inversión privada (¿capitalista?) (¿siendo desplazada?) Mediante la ejecución de los déficits públicos, dicen los post-keynesianos (y la MMT). El endeudamiento podría hacerse mediante la emisión de bonos del gobierno (ortodoxia keynesiana) o mediante la ‘impresión de dinero’, es decir con el aumento de las reservas de efectivo en los bancos (MMT). La emisión de bonos pueden reducir la inversión privada para impulsar la inversión del Gobierno, pero el crédito creado estimularía la inversión total. La impresión del dinero (MMT) elevaría la inversión sin reducir la inversión privada (¡magia!). MMT/ keynesianos dirán que si inversión pública no es financiada mediante impuestos sobre los beneficios nacionales, sino mediante préstamos con bonos o la impresión de dinero, entonces no afectará a los beneficios.  Para los marxistas se trata de  inversión ‘ficticia’ que debe ofrecer una mayor rentabilidad en algún momento. 

Todo esto se debe a que las identidades no revelan la causalidad y la causalidad es lo que importa. Para los keynesianos, es el lado derecho de la ecuación (la inversión) lo que causa el lado izquierdo (los beneficios); es decir, que son la inversión capitalista y el consumo los que generan ganancias. Para los partidarios de la MMT, es una variante de lo mismo, pero neta: la inversión neta pública / gasto (déficit después de impuestos) causa el ahorro privado neto (beneficios y salarios ahorrados después de la inversión).

Pero en el mundo real de la producción capitalista, esto sucede al revés. Los beneficios conducen a la inversión y no al revés; y el ahorro privado neto permite déficits públicos y no viceversa. Los gráficos ofrecidos por Scott en su papel sobre las series temporales de los déficits y excedentes netos privados pueden ser interpretados sólo con esa causalidad. Lo que me dice el primer gráfico no es “que el actual aumento de los déficit públicos crea ahorro neto para el sector privado” (Fullwiler), sino todo lo contrario: los ahorros netos más altos (ganancias tras inversión) producirán un déficit público superior o menor superávit. En otras palabras, cuando los capitalistas acumulan / ahorran y no invierten, particularmente en las recesiones, los déficits públicos aumentan (a través de menores ingresos fiscales y mayores beneficios de desempleo). Y los gráficos de Scott muestran que los déficits públicos de Estados Unidos alcanzan picos en todas las recesiones posteriores de pos guerra en Estados Unidos y están en su punto más bajo en tiempos de bonanza.

De hecho, si hago las correlaciones entre el balance público y el ahorro privado neto, en efecto, hay una muy pequeña relación inversa de 0,07; en otras palabras, se correlacionan (debilmente) un mayor déficit público con un excedente neto de ahorro privado. Pero si hago la correlación entre el saldo público y el crecimiento del PIB, existe una correlación positiva pequeña. En otras palabras, más superávit público / menos déficit se alinea con un crecimiento mayor del PIB, lo contrario de la causalidad de Keynes / Kalecki, lo que sugiere que se trata de crecimiento que conduce a equilibrios fiscales del gobierno, y no viceversa (véase la cita Portes al comienzo).

Toda causalidad también se modifica por la cuenta externa. El segundo gráfico de Scott que incluye la cuenta corriente muestra que un persistente déficit en cuenta corriente (flujos externos netos) a partir de la década de 1980 ayudó a financiar los déficit públicos, a pesar de que el superávit del sector privado desapareció en la década del 2000. Así que el argumento principal de la causalidad de la MMT se complica aún más con los ingresos del extranjero.

 

Sólo podemos realmente entender mejor las conexiones causales si aislamos la inversión y también la rentabilidad. Así, contrariamente a la visión keynesiana / poskeynesiana / MMT, la visión marxista es que la “demanda efectiva” (incluyendo los déficits públicos) no puede preceder a la producción. Siempre hay demanda en la sociedad para las necesidades humanas. Pero sólo puede ser satisfecha cuando los seres humanos trabajan para producir cosas y servicios a partir de la naturaleza. La producción precede a la demanda en ese sentido y el tiempo trabajado determina el valor de esa producción. Los beneficios son el resultado de la explotación del trabajo y esos beneficios son invertidos o consumidos por los capitalistas. Por lo tanto, la demanda sólo es ‘efectiva’ gracias a los ingresos que se han creado, y no viceversa.

Debido a que los keynesianos / post-keynesianos no tienen una teoría del valor, que reconocen esto y leen su propia identidad al revés. Desde un punto de vista marxista, las ganancias son la variable causal. Así que si las ganancias caen, o bien de inversión, o la acumulación capitalista o el déficit público deben caer, o los tres.

¿Cuál es la prueba de que los beneficios determinan la inversión y los déficits públicos y no al revés, como los keynesianos argumentan? He proporcionado abrumador apoyo empírico a la dirección causal marxista. Ver mi artículo aquí que recopila toda la investigación empírica convincente (incluyendo la mía) en apoyo de la visión marxista de que, en una economía capitalista, los beneficios determinan la inversión, que a su vez impulsa el crecimiento del PIB y el empleo, mientras que el déficit público tiene poca influencia.

Si la dirección de la causalidad de Keynes / Kalecki es correcta, entonces todo lo que tendríamos que hacer para mantener una economía capitalista creciendo sería aumentar el déficit presupuestario del gobierno. Si los partidarios de la MMT tienen razón, todo lo que se necesita para lograr el pleno empleo permanente serían déficits públicos permanentes (sujetos a una posible restricción inflacionista). En lo que los keynesianos ortodoxos y los partidarios de la MMT están en desacuerdo es si estos déficits (del gasto público superior a la recaudación fiscal) pueden y deben ser financiados mediante la emisión de bonos del gobierno que los bancos compren o a través de la impresión de dinero por el Banco Central.

La pregunta más importante, sin embargo, es ¿qué impulsa una economía capitalista?. Es la rentabilidad de la inversión capitalista lo que impulsa el crecimiento y el empleo, no el tamaño del déficit público. Los modelos macro Keynes / Kalecki / MMT se esconden detrás de identidades y las convierten en causas. Pero las identidades “no dicen nada acerca de la causalidad” (Tobin). Son los beneficios, no el gasto público, lo esencial.

 

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