Las armas económicas generan efectos devastadores en la población. No sólo las bombas y misiles impactan centros urbanos, también los bloqueos comerciales y financieros impiden a los ciudadanos de una nación tener acceso a alimentos, medicinas e insumos fundamentales para la vida.
Para lograrlo, la cleptocracia financiera, a partir de la reinterpretación de Reagan de la Ley Glass Steagal de 1933, desató en el mundo una desregulación financiera con severos recortes sociales: operación de captura y concentración de la riqueza basada en una batería de dispositivos financieros asumidos por el resto del planeta.
A partir del quiebre de esa norma, esa cleptocracia asaltó las finanzas mundiales y transgredió sus propios valores y principios. Utilizó la Reserva Federal para sus robos masivos mediante la imposición del dólar ilegal como moneda de curso legal internacional.
Hoy, es la base de actuación de los EEUU para cometer crímenes de lesa humanidad, agresiones económicas y financieras contra Venezuela. Delitos económicos cometidos por las corporaciones y gobiernos occidentales contra el derecho en todos sus variantes comerciales e internacionales. Gobiernos y corporaciones atacan a Estados y gobiernos soberanos, que ellos consideran hostiles por jugar con las reglas básicas de la libre competencia y cuidar de su seguridad nacional.
Urge sentar jurisprudencia con lo sucedido a Venezuela. tipificar esos actos de piratería y robo contra el país, por parte de particulares, financieras y multinacionales, quienes avalados por el hegemón, transgreden los contratos con terceros. Castigar la piratería unilateral de ciertos Estados con complicidad de los bancos. No sólo el Estado agresor incurre en delitos de lesa humanidad, también las corporaciones delinquen: es el Pranato Mundial.
Es un gobierno de bandas criminales terroristas. Actuando en cohecho con bancos roban, saquean, bloquean unilateralmente fondos, cuentas, dineros, activos y bienes, causan un daño económico grave a la población del país.
Tomemos la contraofensiva contra ese pranato: los países afectados y respetuosos de la legalidad internacional deben oponerse y legislar contra las corporaciones criminales, sus lo marcas y los Estados que actuando como corsarios postmodernos roban nuestros recursos.