"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

El campo minado que Macri deja. El fracaso de una elite

Por Grupo Fragata

El macrismo ya presentó las bases sobre las que pretende reconstituirse, ahora como fuerza opositora. Durante las últimas semanas, a través de intervenciones públicas y documentos oficiales, el gobierno saliente buscó instalar la idea de que se lograron establecer en estos cuatro años las bases económicas para el desarrollo del país. Al mismo tiempo, sus miembros intentan mostrarse como garantes de la transparencia, el respeto republicano y la calidad democrática.

A pesar de ser el primer presidente sudamericano que fracasa en lograr su reelección, Mauricio Macri busca disputar un sentido de cara al futuro.

Porque las consecuencias del extravío político del gobierno las paga el pueblo argentino, es necesario volver a contrastar el camuflaje discursivo con el campo minado que deja el gobierno que termina…en política hay resultados y hay responsabilidades.

es en el terreno económico donde el fracaso del Gobierno ha sido patente y ampliamente reconocido. Es un hecho que en 2019 la pobreza superará el 36%, cuando el segundo semestre de 2015 se ubicaba en 26,9%… Es un hecho que la inflación de fin de 2019 superará el 50% y será la más alta desde las híper de fines de los 80. Es un hecho que entre diciembre de 2015 y septiembre de 2019…perdieron su empleo unos 204 mil trabajadores privados registrados. Es un hecho que 10,6% de las argentinas y argentinos que quieren trabajar no consiguen un empleo, la proporción más alta de los últimos años. Muchos otros y otras siguen siendo o se convirtieron en trabajadores informales. Es un hecho que desde diciembre de 2015 el poder adquisitivo de los asalariados privados registrados perdió 12 puntos porcentuales, el de los asalariados públicos, 15 y las jubilaciones, 18.

Todos estos hechos, que revelan un retroceso en materia de derechos, son además resultado de un conjunto de ideas y decisiones políticas.

Fue una decisión dejar flotar el tipo de cambio y reducir las retenciones a las exportaciones mineras y agropecuarias. Fue una decisión aumentar drásticamente las tarifas que las empresas y los hogares pagan por la energía y dolarizar los contratos con quienes extraen gas y petróleo. Fue también una decisión tomar el préstamo más grande de la historia del FMI y luego vender todos los dólares de ese préstamo a quienes estaban esperando para fugarlos al exterior.

En el reino del revés

Notemos una vez más lo que es sabido: el modelo económico macrista de apertura comercial y financiera irresponsable y apuesta al endeudamiento externo masivo era, desde su concepción, insostenible; una carrera contra el tiempo, una apuesta permanente al buen humor de los mercados con el dinero de todos.

Parte de la experiencia de estos cuatro años pareció confirmar el espejismo. En 2017 la economía creció. Fue un aumento de la actividad efímero, sustentado en clásicas políticas fiscales expansivas y en el atraso cambiario. Todo eso, financiado con 60 mil millones de dólares de nueva deuda y un déficit en cuenta corriente de más de 5 puntos del producto. El espejismo terminó a principios de 2018. La violenta crisis fue el producto de la decisión de atar la estabilidad al financiamiento de la deuda pública en moneda extranjera y al esfuerzo por garantizar un flujo de dólares destinados al carry-trade, la famosa “bicicleta”.

El violento ajuste que impuso la crisis tampoco sería interpretado como resultado de una política errada…Luego del estallido, mientras la política monetaria navegaba sin rumbo y la actividad caía en picada, el gobierno decía estar corrigiendo una economía con demasiados desequilibrios para dar pie finalmente al ansiado despegue. Las “indómitas turbulencias de los mercados” frustraron nuevamente, a principios de 2019, ese “promisorio horizonte”, esta vez, ya demasiado lejos de la “pesada herencia”, explicado como un miedo atávico a la vuelta del fantasma populista.

Repasemos esta inversión de la realidad. El macrismo argumenta que la mayor parte del ajuste fiscal ya estaría hecho porque espera terminar 2019 con un déficit primario de 0.5% del PIB. El discurso oficial no dice que esta supuesta mejora no solo se asienta en la postergación de derechos sino que cuenta ingresos extraordinarios por retenciones que se licuarán el año próximo y la privatización de algunas centrales energéticas. Sin estos ingresos, el 2020 empezará con un déficit primario cercano a 1,5% del PIB a lo que se debe sumar una abultada factura de intereses de la deuda.

Las voces oficiales plantean que los precios relativos se habrían ordenado, condición necesaria para iniciar un sendero de desinflación. Mientras tanto, el ritmo de aumento de los precios es el más alto en tres décadas aún antes de contar el fogonazo esperable como consecuencia de la liberación del precio de los combustibles que el gobierno congeló durante la campaña electoral.

Se nos sugiere que los sucesivos incrementos en el precio del dólar nos dejarían en 2020 con un tipo de cambio competitivo y equilibrio en el sector externo. Omite el Gobierno que el 90% de la reversión en el déficit de cuenta corriente se explica por una caída en el egreso de dólares por la aguda crisis de la economía nacional…

La inversión de la realidad llega a extremos delirantes en relación con la deuda. El oficialismo afirma que no hubo excesos de endeudamiento y que a lo sumo tenemos un pequeño problema de liquidez. Sostiene que deja un Banco Central sólido y que los problemas son de resolución sencilla. Es increíble que sea necesario aclarar que esto ocurre en un contexto en el que la deuda pública de corto plazo, tanto en dólares como en pesos, ha sido “reperfilada,” se han formado comités de acreedores privados externos para renegociar los pagos y el programa con el FMI está caído ante la insistencia de la política oficial. Solo en 2020 vencen unos USD 40.000 millones de deuda con acreedores privados, buena parte de ellos , antes de la mitad del año; una verdadera bomba sobre una economía agobiada por el ajuste y la recesión.

Esta inversión de la realidad no es inocente ni decorativa. Un gobierno de comentaristas ineficaces busca marcar la agenda del próximo. Si le va bien, Alberto Fernández se estaría llevando el mérito por el éxito todavía invisible de la gestión de Mauricio Macri. Si el futuro presidente enfrenta dificultades, ellas serían prueba del retorno del populismo y la impericia.

Es demasiado el daño realizado y sus consecuencias inmediatas como para aceptar pasivamente esta nueva agresión del discurso macrista.

El desprecio por lo público, un principio de gobierno

Tampoco es cierto que durante estos cuatro años haya mejorado el funcionamiento de las democracia, se haya modernizado la administración del Estado o promovido la pluralidad de ideas políticas y modos de vida.

El presidente saliente entendió la victoria apretada en un ballotage como un mandato para reorganizar el país de acuerdo con su estrecha visión. La oposición partidaria aparecía como un obstáculo para ese proyecto. El hostigamiento judicial y la descalificación fueron los medios elegidos para tratar de sacarla del camino…

Con el supuesto propósito de facilitar el castigo de los delitos de corrupción, el gobierno promovió la llamada “ley del arrepentido.” La norma permite que los jueces reduzcan las penas de los procesados que aporten información al esclarecimento de las causas…. En un contexto en el que las prisiones preventivas se deciden de modo arbitrario, las escuchas ilegales se filtran intencionalmente a la prensa, las detenciones y los allanamientos se realizan de madrugada y con vestuarios cinematográficos, los sorteos de las causas políticamente más sensibles caen siempre en el mismo juzgado y las audiencias se organizan de acuerdo con los calendarios electorales, la delación premiada parece, más que un recurso procesal, una excusa para intimidar a la oposición política.

El mismo espíritu sectario y revanchista guió la declarada modernización del Estado. La reducción de un presunto exceso de empleados públicos sirvió como excusa para desvincular a empleadas y empleados por sus opiniones o su actividad política…a días de dejar el gobierno, se decidió (por decreto) la estabilidad de altos directivos públicos designados durante esta gestión. El objetivo de estas medidas no fue hacer del Estado una herramienta más eficaz para alcanzar los objetivos de la gestión de gobierno sino ocuparlo con personas y lógicas afines al proyecto del presidente saliente.

Alentar irresponsablemente a las fuerzas de seguridad para usar la violencia puede satisfacer momentáneamente el deseo de castigo de algunos pero no ayuda a que vivamos mejor los que queremos andar por la calle y llegar a casa tranquilos. Legalizar la intervención de las fuerzas armadas en tareas dentro de las fronteras puede alimentar fantasías de firmeza en la defensa del territorio pero nos hace menos soberanos porque vuelve a dividirnos en la discusión de un asunto sobre el que teníamos un acuerdo firme y fértil.

Abandonar los principios de no intervención y defensa de la democracia que guiaron la diplomacia argentina en la región desde 1983 no nos permite volver al mundo, nos deja más desguarnecidos en el lugar del mundo en el que ya estamos. Promover el resentimiento y la intolerancia en nombre de la libertad, el pluralismo y la república nos deja tan frustrados como antes pero más confundidos.

Hace ya dos años intervinimos públicamente por primera vez señalando la necesidad de una alternativa para superar el fracaso del macrismo como proyecto de gobierno. Nos da alegría y esperanza que una mayoría del pueblo argentino haya elegido una fuerza política que desea gobernar este pais con esta gente y estos problemas. Para empezar a resolverlos hace falta describirlos bien. Este es nuestro rumbo. Allá vamos, con todos y todas.

Fuente

 

También te puede interesar

Deja tus comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *