El documento firmado por 123 organizaciones venezolanas, asumido como propio por miles de personas y entregado al Ministerio Público1 de la Nación el pasado 19 de agosto, ofrece una idea exacta del ataque a Venezuela y al camarada y por ello amigo, Carlos Lanz. Con respecto a este ataque queremos proponer seis reflexiones imprescindibles:
-
La contrarrevolución ha golpeado a un militante referencial, con reconocida capacidad de aportación: un verdadero símbolo vivo. En el contexto actual, hay al menos cuatro grandes fuerzas que aseguran la continuidad de la Revolución Bolivariana: 1) los colectivos que trabajan en la policromía de organizaciones populares en red que asumen desde sus singularidades la vital consigna legada por Chávez: Comuna o Nada. 2) los colectivos que trabajan en el seno del pueblo para mantener las redes de ayudas, suministros, sanidad, transportes, educación, etc., y para azuzar y enriquecer los debates, los contrastes de opinión, etc., más frecuentes en la cotidianeidad venezolana que en las sociedades imperialistas, aunque en éstas la lucha obrera y popular ya ha empezado a hablar y a actuar. 3) las fuerzas armadas bolivarianas, las milicias populares y los servicios de seguridad. 4) las estructuras sociopolíticas, culturales, informativas, de la Revolución Bolivariana, del PSUV, y los servicios de la administración del Gobierno y del Estado. El secuestro político de Carlos Lanz por enemigos de la Revolución Bolivariana busca dañar en lo posible a todas o a algunas de estas cuatro grandes fuerzas sustentadoras.
-
La movilización y la respuesta de la nación venezolana será –está siendo– estudiada con cuidado por la dirección política de los terroristas que lo han secuestrado para intentar descubrir hipotéticas fisuras en el seno de la Nación; para ver supuestos cansancios en sectores castigados con especial dureza por la crisis forzada por la agresión imperialista; para reforzar la ferocidad de la contrarrevolución tantas veces derrotada por el pueblo, que debe intentar reorganizarse para las próximas elecciones; para calibrar la fuerza de la solidaridad internacionalista… Ningún ataque a una persona con gran carisma simbólico en el pueblo trabajador tiene solo un único objetivo, sino que busca una panorámica abarcadora con especial atención en la moral de lucha de la Nación agredida.
-
La desaparición forzada, el rapto político, el secuestro por grupos imperialistas, es un método que además de buscar precisos objetivos particulares, también pretende golpear la conciencia de las personas allegadas a la víctima. Pero lo más grave, aun siendo muy grave lo anterior, es que las desapariciones forzadas, incluso una sola de ellas cuando tiene un alto valor referencial como la de Carlos Lanz, buscan suspender el tiempo, eternizar el presente de dolor y terror social inducido por las desapariciones, asesinando la esperanza y matando el futuro. La esencia colectiva y afectiva de la conciencia humana necesita, para disponer de un mínimo suficiente de paz y equilibrio emocional, saber dónde están las personas amadas, o en el peor de los casos donde descansan eternamente y cumplir el vital proceso de duelo. Se necesita más de una generación para que se supere el destrozo psicológico causado por las ausencias, destrozo que desestructura las dinámicas colectivas e individuales de superación del terror y control del miedo generado por la extrema violencia material y moral de las desapariciones.
-
A buen seguro que la dirección política contrarrevolucionaria que dirige este rapto conoce perfectamente las inhumanas lecciones de los golpes de Estado o de la guerra sucia centralizados por el imperialismo no sólo en Nuestramérica sino en muchos países del mundo. «Represión aleatoria», «inseguridad cotidiana», «terror difuso», «pedagogía del miedo»…, estos y otros términos que hacen referencia a métodos incluso anteriores a la Inquisición Católica, forman parte de las estrategias de contrainsurgencia permanentemente reactualizadas por los Estados del capital. Los asesinatos que azotan Colombia, la impunidad policial en muchos países de Nuestramérica y el envalentonamiento de los neofascistas, las «muertes casuales» de afrodescendientes y latinoamericanos en los EEUU, las violencias cotidianas contras las mujeres en todas partes, son algunos de los métodos del poder para dominar e imponer la pasividad. Cuando empiezan a ser ineficaces, el poder los endurece quedándole siempre la opción de las desapariciones forzadas… el secuestro de Carlos Lanz es algo más que un tanteo.
-
Las condiciones están dadas para que sea eso, algo más que un tanteo aislado. El primer semestre de 2020 es el peor en todos los sentidos desde que se tienen registros del capitalismo. Los EEUU padecen esta crisis con virulencia especial por el exclusivo añadido de dos singularidades que le diferencian del resto y multiplican su ferocidad: una, la sociopatía de Trump unida a la irracionalidad de su Administración y de la alta burguesía yanqui; y dos, nunca una potencia capitalista en decadencia estructural se ha enfrentado a un bloque al alza tan potente a escala mundial. La contrarrevolución lo sabe y necesita apurar los tiempos porque, por ahora, no parece segura la reelección de Trump. Es cierto que Biden es a medio plazo más peligroso que Trump, pero la contrarrevolución necesita pájaro en mano más que ciento volando: basta ver las cabriolas de la marioneta-Guaidó.
-
Salvar, rescatar con vida a Carlos Lanz es imprescindible porque, primero, es un ser humano en las garras del monstruo lo cual hace de su liberación un deber ético: sin ética antiimperialista no hay libertad; segundo, desbarata los planes de la contrarrevolución y refuerza la conciencia popular; y tercero, refuerza las luchas antiimperialistas de Nuestramérica y de todo el mundo.