"...quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido".

Simón Bolívar, Discurso de Angostura

La «Industria» Migratoria del Darién, un Lucrativo Negocio

Por Julie Turkewitz

El afán desmedido y codicioso del capitalismo salvaje en el aprovechamiento de la desgracia social:

Comienza el viaje en la selva

El gobierno de EE.UU. desde su óptica oportunista anunció detener el “movimiento ilícito” de personas en la selva. Pero el número de migrantes que la atraviesan no había sido tan alto como ahora, y las ganancias son muy grandes como para que los inescrupulosos aprovechadores del capital las ignoren.

….

Por muchos años fue un trecho inhóspito y casi intransitable. Ahora es un territorio en el que ha surgido una industria lucrativa a costa de las personas desesperadas que aspiran llegar a Estados Unidos.

En 2022, unas 250.000 personas cruzaron la selva del Darién en un intento por llegar al norte. Este año, esa cifra ya ha alcanzado las 360.000 personas.

… Ahora, cientos de miles de migrantes atraviesan a raudales un delgado tajo de la selva conocido como el Tapón del Darién, la única ruta terrestre a Estados Unidos desde América del Sur. Es un movimiento de proporciones históricas que el gobierno estadounidense de Joe Biden y el gobierno de Colombia han prometido detener.

Son políticos, empresarios destacados y líderes electos, que diariamente y a plena luz del día envían a miles de personas migrantes hacia Estados Unidos y a cambio cobran millones de dólares mensuales por ese privilegio.

…  El Tapón del Darién se ha transformado con rapidez en una de las crisis políticas y humanitarias más urgentes del hemisferio occidental. Lo que hace unos años era un flujo a cuentagotas ahora se ha convertido en un torrente: más de 360.000 personas ya cruzaron la selva en 2023, según el gobierno de Panamá, superando el récord casi inimaginable de 250.000 del año pasado.

 

En respuesta, Estados Unidos, Colombia y Panamá firmaron un acuerdo en abril para “poner fin al movimiento ilícito de personas” por el Tapón del Darién, una práctica que “conduce a la muerte y a la explotación de personas vulnerables con ganancias significativas”.

Gustavo Petro, el presidente de Colombia, reconoció en una entrevista que el gobierno nacional tenía poco control de la región. Petro añadió, sin embargo, que de todas formas su meta no era detener la migración por el Darién, a pesar del acuerdo suscrito por su gobierno con Estados Unidos.

…Después de todo, argumentó, las causas de esta migración eran “producto de medidas contra pueblos latinoamericanos mal tomadas”, en especial de Estados Unidos, señalando las sanciones de Washington impuestas a Venezuela.

Hoy en día, el negocio lo manejan integrantes electos de la junta de acción comunal como García, a través de una organización sin fines de lucro fundada por el presidente de la junta y su familia. Se llama Fundación Social Nueva Luz del Darién, y se encarga de gestionar toda la ruta desde Acandí hasta la frontera con Panamá, fijando precios por el trayecto, recaudando tarifas y operando extensos campamentos en medio de la selva.

Algunas autoridades se preguntan si bajo la apariencia de una organización sin fines de lucro la fundación lleva a cabo una operación de tráfico de personas. Un funcionario de derechos humanos responsable de monitorear la situación en el municipio de Necoclí culpó de la crisis a la negligencia de los líderes nacionales y añadió que no existía algún incentivo para que las autoridades hicieran algo para detenerla porque gracias a ella ganaban dinero.

Sobre el negocio se cierne un grupo armado y de narcotraficantes grande y poderoso llamado Autodefensas Gaitanistas de Colombia, a veces conocido como Clan del Golfo. Su control sobre esta parte del norte de Colombia es tan absoluto que la Defensoría del Pueblo, el ombudsman del país, dice que el grupo es el actor armado “hegemónico” de la región.

 

En un informe reciente, la defensoría acusó al grupo de ejercer “gobernanza criminal” en la zona, indicando que lo que sucede aquí debe contar con la bendición del grupo.

En un comunicado, el grupo armado dijo no beneficiarse “de ninguna manera” del “negocio que trafica con las ilusiones de los migrantes”.

Petro, el presidente de Colombia, desestimó esta idea y aseguró que el Clan del Golfo ganaba 30 millones de dólares anuales por concepto del negocio migratorio.

En la frontera de la selva, las transacciones saltan a la vista… .

Domar la selva

La selva del Darién, con su espesura, calor y propensión a las lluvias torrenciales, con sus ríos salvajes y montañas escarpadas, funcionó durante generaciones como una extensa barrera natural entre América de Norte y América del Sur, obstaculizando el flujo de personas hacia el norte.

… en los últimos años, una mezcla de crisis y política —como la agitación en Venezuela, Haití y ahora Ecuador—, así como la devastación económica de la pandemia y las regulaciones de visa que impiden que muchos migrantes simplemente tomen un avión hacia México u otros países, han ocasionado un gran aumento en la cantidad de personas que caminan de América del Sur hacia Estados Unidos.

Sólo en agosto, casi 82.000 personas emprendieron el recorrido por el Darién, según las autoridades panameñas, de lejos el mayor total mensual del que se tiene registro.

Son tantas las personas que pasan por la selva que Panamá y Costa Rica han indicado que no son capaces de manejar el flujo. La principal funcionaria de migración de Panamá, Samira Gozaine, incluso amenazó con cerrar la frontera con Colombia.

La inestabilidad política se va acumulando hasta Estados Unidos. Luego de una breve caída este año, las detenciones de migrantes en la frontera estadounidense han vuelto a aumentar y se ha registrado una cifra histórica de familias que cruzan.

….el Darién sigue siendo peligroso, con enfermedades como la malaria y el dengue que acechan a los migrantes en “una prueba grotesca de supervivencia”, dijo Carlos Franco-Paredes, médico que estudia la travesía.

Los barcos salen cada día del extremo oriental de Necoclí, y sus muelles están llenos de personas de todo el mundo, no solo del hemisferio occidental, sino también de lugares tan lejanos como India, China y Afganistán.

Las ciudades colombianas de la ruta migratoria hacia la selva son bellas pero pobres: remotas, tropicales y caribeñas. Más de la mitad de sus habitantes viven por debajo del umbral de la pobreza. Muchos son víctimas de la guerra que ha asolado el país por décadas, obligados a vivir entre grupos criminales por generaciones. La pesca, el turismo y la extracción informal de oro han sido durante mucho tiempo sus principales fuentes de ingresos.

A cualquier hora del día o de la noche llegan a la ciudad autobuses privados con migrantes que se han enterado de la ruta del Darién a través de Facebook, WhatsApp y TikTok, los servicios de publicidad de facto para el viaje.

Las calles de Necoclí ahora están llenas de gente que habla mandarín, persa y nepalí…

La selva, que sirve de límite entre Centro y Suramérica, está llena de animales salvajes, ríos caudalosos y organizaciones criminales que asaltan a los indocumentados o les exigen pagos para guiarlos, por lo que muchos mueren en el trayecto sin que haya un número oficial de decesos por la falta de denuncias y el abandono de los cuerpos.

Hay hostales nuevos por todas partes. En una región tan pobre que las carretas de caballos aún surcan las calles, las motocicletas caras suenan por la ciudad y vehículos todoterreno de 100.000 dólares ruedan junto al mar.

Muchos de los migrantes venezolanos se congregan frente a un comedor social con techo de paja abierto hace solo unos meses por un grupo de ayuda. Aquí, los niños que esperan su comida a base de frijoles y arepas muestran signos de desnutrición: extremidades delgadas, cabello amarillento.

La industria del Tapón del Darién

Pocos lugares encarnan la transformación de la ruta del Darién como el primer campamento en la selva.

Hace dos años, la ruta desde el albergue de Acandí hasta este campamento, Las Tecas, era un tosco camino de tierra. Hoy es una carretera transitable en camioneta. El propio campamento era antes una extensión fangosa. Hoy es un pueblo, con un pabellón de bienvenida, control de seguridad, 38 tiendas y restaurantes, wifi e incluso una sala de billar.

Era aproximadamente un día y medio de caminata hasta la frontera con Panamá, y por el camino, la fundación había instalado pequeños campamentos donde los migrantes podían comprar agua y comida.

Los precios subían a medida que la gente avanzaba. Un Gatorade costaba 2,50 dólares al principio, y 5 dólares al final. Los vendedores de helados caminaban con la multitud, con hieleras a la espalda. En la curva de un río, la gente se encontró con un hombre que vendía empanadas caseras en una bandeja.

Para miles de migrantes, la normalización de esta ruta ha creado una paradoja cruel.

… cualquier persona sin dinero —incluidos los que lo gastaron pagándole a los guías en Colombia— es especialmente vulnerable.

En su última mañana en Colombia, el grupo de más de 2000 migrantes se levantó antes del amanecer. Dentro de uno de los restaurantes, unos cuantos levantaron las manos en una oración previa al viaje.

En la oscuridad, el desfile de personas comenzó su marcha hacia la frontera. Los niños sostenían grandes botellas con agua de panela, que podrían ser su único sustento durante días. Una mujer embarazada fue ayudada a salir del campamento por otras dos, una a cada lado.

Tardaron unas dos horas en subir dos colinas conocidas como las Mellas, por mellizas, y luego llegaron a un claro embarrado con una señal pintada a mano que marcaba la frontera.

En el claro, los migrantes que aún tenían la suerte de tener dinero pagaron a sus cargabolsos. Acto seguido, un hombre —uno de los guías lo había presentado como el “jefe de seguridad”, sin más explicación— se adelantó para dar las últimas instrucciones.

Muévanse despacio, no se separen y sigan una ruta marcada con trozos de plástico azules y verdes, dijo al grupo. Tardarían tres días más en llegar al final de la selva, explicó, donde las Naciones Unidas y el gobierno de Panamá ofrecían apoyo.

“Desde el municipio Acandí”, dijo antes de que los migrantes siguieran adelante, “queremos desearles un feliz viaje”-

FUENTE CRONICON

30 de septiembre, 2023

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