Clases si, clases no, ese no es el debate, no debemos caer en esa diatriba, el debate debe ser; como debemos organizarnos para una nueva normalidad, cuando hayamos frenado el COVID-19, regresaremos a clases en otras condiciones y para ello debemos estar preparados, ese es el verdadero debate.
Los que pretenden cambiar el objetivo del debate, quieren utilizar escusas para intentar desestabilizar al gobierno, proponiendo que no debe asistir nadie a clases, sea a distancia o presencial, que en octubre deben continuar las clases paralizadas, que el problema es salarial, sumado a la subida inusitada del transporte y la carencia de recursos tecnológicos.
Les voy a decir algo, es cierto que a los educadores se nos ha mermado el poder adquisitivo y se necesita un aumento salarial y diría más aún, que el conjunto de los trabajadores necesitamos un aumento salarial, pero les pregunto ¿Cuál es el aporte de ustedes al sistema educativo venezolano ante la situación que vivimos producto de la pandemia? La respuesta seria obvia: ningún aporte.
El gobierno ha venido otorgando de manera gratuita las canaimitas al estudiantado y a un conjunto de docentes se les ha dado ayuda tecnológica, se le debe otorgar a todos, ciertamente y se están haciendo los esfuerzos.
Este debate ha generado un conjunto de propuestas: 1) el proceso de incorporación a clases debe ser multimodal (presencial y a distancia), 2) la asistencia del docente, puede darse una o dos veces por semana, al igual que el estudiantado, pero con grupos pequeños, 3) las actividades deben ajustarse a la realidad territorial 4) la actividad presencial debe ser bajo la concepción del aprender-haciendo.
Debemos pensar en la variedad de los contextos, donde no se tiene conexión de internet, se debe pensar en el uso de la TV y la radio, donde falle la electricidad asumir la inventiva del maestro del casa por casa recogiendo las tareas a evaluar, en otras palabras, es una manera de enfrentar esta guerra híbrida, sin dejar de atender al estudiantado.